El pasado mes de abril, L’Equipe hacía pública una lista con los 50 mejores entrenadores del mundo. En ella, Guardiola, que finalizaría el año en blanco con el Manchester City, aparecía el primero. Detrás, Antonio Conte, Simeone, Ancelotti, Mourinho, Allegri, Joachim Löw… Había que bajar hasta el octavo puesto para encontrarse con Zidane, que entonces ya había ganado Champions, Supercopa de Europa y Mundialito de Clubes. ¿Demasiado lejos? Seguramente, pues el francés, desde el banquillo del Real Madrid, ha acabado 2017 con cinco títulos (una nueva Copa de Europa, las dos Supercopas, la Liga y su segundo Mundial de clubes).
Terminado el año futbolístico, habrá que esperar a la próxima lista de L’Equipe para ver qué cambios se producen en el ránking. Sin embargo, hay una cosa que parece clara: la revista francesa erró en el tiro. Zidane, por títulos, es claramente el mejor técnico de este 2017 y el segundo entrenador blanco junto a Molowny que más trofeos ha levantado con el Real Madrid (ha ganado ocho en las 10 competiciones disputadas hasta la fecha). Entre sus méritos, además, está el haber liderado al conjunto blanco en los 23 meses más exitosos de su historia.
La objetividad, por tanto, dice que Zidane debería ser reconocido como el mejor técnico del año ahora mismo. En la historia del Real Madrid, seguirá como segundo en el ránking y a la caza de Miguel Muñoz, que levantó 14 copas en 14 años, pero en una época diferente. A Del Bosque, por ejemplo, ya lo ha superado, ganando más títulos (el que fuera su entrenador se hizo con siete) en la mitad de tiempo.
Entonces, ¿por qué no se le valora en su justa medida? He ahí la cuestión. Zidane, para el Real Madrid, ha sido lo que fue Guardiola en Barcelona. Sólo hay una cosa que los diferencia: el francés no estuvo en la cantera del conjunto blanco. En lo demás, cuentan con muchas similitudes (fueron estrellas contrastadas y siempre se han identificado con los colores del club). Ambos llegaron en momentos delicados y después lograron la excelencia con sus respectivos equipos. Pep ganó seis títulos en un año y Zinedine se ha hecho con cinco.
Entonces, de nuevo, ¿por qué se valora más, por ejemplo, a Guardiola que a Zidane? En gran parte, por su postura de entrenador conciliador, por sus similitudes con Carlo Ancelotti o Vicente del Bosque. A él se le ha alabado por gestionar bien el vestuario, pero no por sus virtudes tácticas, y eso lo ha penalizado respecto a la opinión pública. Quizás, también, por sus ruedas de prensa poco polémicas. Por todo eso, ni L’Equipe ni el gran público lo han valorado justamente.
Pero da igual. Él ha hecho méritos suficientes: logró reconducir a un equipo que iba a la deriva con Benítez, ha conseguido ganar dos Champions consecutivas, dos Mundialitos seguidos, ha culminado los mejores 23 meses de la historia del Madrid, ha sido el líder desde el banquillo del mejor año del Madrid, convenció a Ronaldo para que se dosificara en pos de llegar bien a los partidos importantes y, sobre todo, ha ganado, ganado y ganado. Es el mejor. ¿Tratado injustamente (o no)? Poco importa cuando salen bien las cosas. Da igual que otros salgan antes en las listas. Él ya sabe que es el mejor.
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