El Vasco de Gama ganó al Botafogo 3-2 en el campeonato Carioca de Brasil, pero eso es lo de menos. El resultado, el juego o lo ocurrido sobre el césped… todo eso da igual. Lo que ha quedado en la cara de los aficionados, lo que ha dado la vuelta al mundo ha sido una de las entradas más espeluznantes que se han visto jamás en un terreno de juego. Rildo, que fue a por una pelota dividida, acabó partiéndole la tibia y el peroné a Joao Paulo.
El jugador portugués, que trató de alcanzar la pelota, se vio en el suelo, gritando de dolor después de recibir esa entrada salvaje. En el suelo, pidió ayuda. Tenía la tibia y el peroné rotos. Las asistencias sanitarias llegaron y lo sacaron el campo. Se lo llevaron al hospital y lo ingresaron tras confirmar los peores presagios: el futbolista tendrá que estar durante mucho tiempo en el dique seco.
De nuevo, el fútbol deja una imagen escalofriante. Poco importaron los goles en ese partido entre Botafogo y Vasco de Gama. Lo que importa es la instantánea que queda del encuentro, una entrada brutal que deja a un jugador fuera de los terrenos de juego y a otro… saliendo ese día del campo con tan solo una amarilla. No hay explicación para eso.
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