“Mi peor momento fue hace siete años, cuando comprendí que debía marcharme para que tanto el club como yo creciéramos. Afortunadamente, el tiempo nos ha dado la razón y hoy vuelvo a un equipo campeón”. La declaración data del 4 de enero de 2015, en el regreso de Fernando Torres al Vicente Calderón. “Qué bonito volver a casa. Algún día me tenéis que decir qué he hecho yo para que me tratéis así de bien”, sentenció aquel día. Desde entonces, los atléticos se lo han explicado en cada partido. Daba igual que fuese contra el colista o en unas semifinales de Champions, en el Metropolitano o a orillas del Manzanares. Donde sea. Y así lo seguirán haciendo otro mes más hasta decirle adiós definitivamente. Porque sí, este lunes, con la voz entrecortada, el ‘Niño’ confirmó su despedida: “Es mi último curso. Sólo le pido a la afición que me acompañe lo que me queda”.
Desde aquel enero, con 45.000 personas en el Calderón, con las seis primeras filas reservadas para sus familiares, y con su mujer y sus tres niños caligrafiando el momento con sus pupilas, Torres ha sido la mitad del escudo. La otra mitad le ha pertenecido a Simeone, responsable de su fichaje. Él fue quien, durante aquel mercado invernal, pidió su regreso. Marcó su número y le dijo: “Cuento contigo”. Y el ‘Niño’ aceptó. ¡Cómo no iba a hacerlo! Lo llamaban de su casa. Sin embargo, a partir de entonces, no todo ha sido tan idílico. Los comienzos, a menudo, no garantizan un final feliz. O, en este caso, no todo lo feliz que Fernando hubiera deseado.
El sueño de Torres era retirarse como jugador del Atlético. Eso era lo que quería y lo que había deseado siempre. Sin embargo, no será así. “No es un día de reproches”, reconocía, al ser preguntado por Simeone. “Es muy difícil decir adiós por segunda vez porque mi idea era terminar aquí”. ¿Y por qué no lo va a hacer? En primera instancia, porque él quiere jugar dos o tres años más; y en segundo lugar, porque sabe que no puede hacerlo como colchonero. Las circunstancias no lo permiten y el entrenador –el mismo que lo trajo, eso hay que recordarlo una y otra vez– así lo considera. “¿Va a luchar usted para que el ‘Niño’ se quede? No”, sentenció en su día el 'Cholo', enseñándole la puerta de salida.
La relación entre ambos ha sido de amor-odio desde el principio. Porque sí, Simeone lo quiso. De hecho, lo quiere, lo respeta y lo tiene en consideración. Le pide opinión cuando lo considera oportuno y lo pone como ejemplo de profesionalidad y de valores siempre que puede –sobre todo, con los canteranos–. Entiende que, de alguna manera, Fernando es “historia viva del Atleti”. Y Torres mantiene la misma postura. No duda del 'Cholo'. Sabe de su importancia en los éxitos del equipo y su influencia y ascendencia entre la afición. “Los dos queremos lo mismo: lo mejor para la entidad. Lo que nos interesa es que el club gane y siga creciendo”, ha explicado el argentino en más de una ocasión.
Por eso, Torres, en su final, no ha querido alimentar la polémica: “¿Cómo es tu relación con el Cholo?”, le preguntaban este lunes. Y él contestaba: “Es normal, ni buena ni mala. Es profesional. Yo no voy a participar en una división entre Simeone y Fernando. Cuando este club ha estado más cerca de sus objetivos ha sido cuando hemos estado juntos”, reconocía. Y así es. En estos tres años y medio, públicamente, ninguno de ellos ha sido egoísta. Los dos han mirado por el equipo. Eso siempre ha estado por encima de sus respectivos pensamientos u opiniones.
Sin embargo, que ambos hayan remado en la misma dirección no quiere decir que siempre hayan estado de acuerdo. De hecho, no lo han estado. Fernando, en estos tres años y medio, no ha dispuesto de los minutos que hubiera deseado. Eso lo ve cualquier aficionado. Y Simeone, en su favor, reconocerá que el ‘Niño’ no ha estado al nivel –no de entrenamientos, pero sí en partidos– que requiere un equipo de la altura del Atlético de Madrid. Porque lo cierto es que el número de goles de Torres ha ido menguando cada temporada: 12, 10 y 7 respectivamente en sus tres últimos cursos.
Esas razones deportivas son las que los han separado durante este tiempo. En lo sentimental, siempre han estado unidos. Pero la despedida tenía que llegar, y con ella, la ruptura. Fernando se quería quedar. Su deseo era terminar su carrera en el Atlético, pero tras hablar con Simeone ha decidido marcharse. De hecho, ya habría salido del club la temporada pasada de no darse dos circunstancias: la primera, que el club no podía fichar; y la segunda, que el Cholo consideraba que Torres tenía derecho a jugar en activo en el Metropolitano. A partir de aquí, el técnico argentino ha tratado de hacerle ver al ‘Niño’ que ha llegado su hora. Al fin y al cabo, él también lo sufrió en su segunda etapa como colchonero.
Y Fernando lo ha asumido. Quiere seguir jugando y lo va a hacer. ¿Dónde? “Hasta ahora, no he escuchado ofertas, pero en este próximo mes, lo haré”, reconocía. Sabe que Simeone no cuenta con él y ha decidido marcharse. La relación entre ambos termina. Con mucho amor, pero también con un poquito de ‘odio’. Antes, remarán en la misma dirección hasta decirse adiós definitivamente. Y, con suerte, levantando la Europa League. Luego el escudo se resquebrajará en su último día en el Metropolitano. Entonces, con un abrazo, se fundirán como un escudo, como lo que son, y sobre todo, como lo que siempre serán.
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