Andrés Iniesta, hasta hace poco, al ser preguntado por su futuro, siempre dudaba: “Lo tengo que pensar. Cuando tome una decisión, se lo diré al club y después se lo comunicaré a los medios”. Pues bien, el pasado fin de semana, tras la victoria contra el Valencia (2-1), dio un paso más: “Ya sé lo que voy a hacer”. Y, seguramente, lo hará público el próximo sábado, después de la final de la Copa del Rey. Entonces, el manchego dirá adiós. Eso es lo que se deduce de sus palabras. Y lo hará por razones comerciales. El centrocampista quiere jugar en China para impulsar la exportación de sus vinos al gigante asiático.

De momento, no lo ha comunicado públicamente porque tiene un contrato de confidencialidad con un equipo,que tampoco quiere que se desvele su nombre hasta que termine la temporada. Con ellos firmará por tres años y finiquitará su carrera. 



El jugador del Barcelona, que creó Bodegas Iniesta en 2010 en Fuentealbilla (Albacete), espera vender dos millones de botellas en China, donde el vino español es muy apreciado y firma con el equipo chino la exportación de sus vinos durante los próximos 10 años. Así, su exposición en la liga del país y su imagen ayudarán al negocio familiar a expandirse en el gigante asiático y crecer como empresa. Esa es la razón principal por la que el centrocampista jugará allí y no, por ejemplo, en Estados Unidos o en Emiratos Árabes. Su carrera, presumiblemente, capitulará allí.



Este es el plan de Iniesta, que ve amortizado su fútbol en Europa. El manchego siempre ha reconocido que el día que dijera adiós no sería para irse a otro club continental que luchará contra el Barcelona. No, él cree que ya no está para jugar al máximo nivel. Espera ganar dos títulos más como azulgrana (la final de Copa del Rey contra el Sevilla y la Liga) y después jugar su último gran torneo con España y despedirse. Intentar levantar el Mundial y decir adiós.



Tras este último periplo al más alto nivel, cogerá un avión para marcharse a jugar a China. Y lo hará, también, porque no quiere acabar su carrera como Xavi, recluido en el banquillo y sin ser determinante. El pretende decir adiós desde la titularidad, con dos títulos más y sintiéndose futbolista. Ese ha sido su objetivo siempre. Y así lo hará antes de irse a China a agotar sus destellos y… a vender vino.

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