Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), y José Francisco Molina, director deportivo de ésta, han presentado en sociedad este jueves al nuevo seleccionador Luis Enrique. Tras la tormenta auspiciada por el polémico despido de Lopetegui y el papel del combinado nacional en el Mundial, el técnico asturiano abre una nueva etapa en la Selección.
Su presentación ha sido una versión más light de lo que se puede esperar de Luis Enrique. Pacificador con la prensa, su nuevo papel como seleccionador le obliga a comedirse en su parcialidad tan reconocida en capítulos del pasado. Culé, y quizás más aún antimadrista, habrá que ver cómo se las ingenia con los representantes del combinado blanco cuando se vea cara a cara con ellos en la Selección.
Luis Enrique y su sentimiento catalán
El problema, sin embargo, va más allá cuando tiempo atrás, el ahora entrenador de todos los españoles, confesaba su creencia en la superioridad catalana: "Ellos son la hostia, están muy adelantados a lo que es España, en general", así se expresaba en una entrevista con el ciclista Ivo Zugasti.
Sobre este capítulo ha sido preguntado en la rueda de prensa de este viernes. Primeramente renegó de ello y no quiso entrar al trapo e hizo hincapié en que le "resbala" la "maldad" de las interpretaciones realizadas sobre su ideología. Pero, fiel a su estilo, volvería a avivar la llama que parecía querer apaciguar: "Me considero gijonés, asturiano, español... y también catalán", zanjó su respuesta.
No se volvió a referir más a este tema. Tampoco hacía falta. Volvió a refrendar su sentimiento catalán y todo apunta a que esta cuestión le irá acompañando a lo largo de su paso por la Selección. Por si acaso, quiso mandar un mensaje de reconciliación: "Para ser seleccionador implica una identificación clara con lo que representamos: defender a nuestro país", era uno de sus primeros mensajes en su comparecencia.
Una de cal y otra de arena. Así es Luís Enrique. No lo hizo en su presentación, pero un día tendrá que dar el paso definitivo para poner al resto de España a la misma altura de los catalanes, esos que son "la hostia". Sobre todo si quiere que su paso por la Selección no sea una mancha en el recuerdo del aficionado futbolero de nuestro país.
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