El pasado mes de julio, el fútbol español fue un polvorín provocado por las decisiones de Luis Rubiales. Comenzó con la resaca del fracaso de la selección española en el Mundial de Rusia, que cayó en octavos de final en penaltis a manos de una débil anfitriona. El despido fulminante de Julen Lopetegui por parte del presidente de la RFEF era el tema de moda incluso entre unos jugadores desorientados tras lo ocurrido.
Pero este escándalo no vino solo. A Luis Rubiales le encanta meterse en charcos de los que no puede salir sin mancharse el bajo de los pantalones. El que fuera dirigente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), entre excusa y excusa cuando le preguntaban por el 'caso Lopetegui', ha protagonizado otro momento bochornoso, aunque este ya se correspondía con la todavía lejana Supercopa de España.
Sevilla y Barcelona disputarían el primer título de la temporada en el fútbol español. El conjunto azulgrana, campeón de Liga y Copa del Rey, se mide a los hispalenses que acceden a este entorchado como subcampeones del torneo del KO. Pero la Supercopa ya no es como la del año pasado, pues la RFEF decidió que se jugaría a un partido y con una novedad que causaría más polémica, al menos por la parte andaluza.
La elección de Tánger
Por primera vez en la historia de la Supercopa de España, el partido por el título se celebra fuera de nuestras fronteras. La ciudad marroquí fue la elegida por la Federación Española de Fútbol para albergar el choque entre el Barcelona y el Sevilla. Este hecho no dejó satisfecha a la afición del Sevilla, ni a su presidente, por supuesto.
De hecho, el mandatario del conjunto hispalense realizó una ronda por los principales espacios deportivos radiofónicos y, en todos ellos, coincidió con Rubiales. El espectáculo fue bochornoso, con un Rubiales crecido y que no hacía más que desacreditar al presidente del Sevilla hasta que este se cansó y le acusó de rendir pleitesía al Barcelona.
Ninguno de los los dirigentes se ponía de acuerdo y el conflicto entró en su clímax. El presidente de la Federación repitió su manida estrategia de sacar las conversaciones de WhatsApp que luego cae en el olvido, mientras Pepe Castro lamentaba que la faena que le haría esta decisión a los aficionados del Sevilla. Pero el lío de la Supercopa de España no acabó aquí.
Problemas con el estadio
La empresa estatal a cargo de la instalación, la Sociedad Nacional de Realización y Gestión de Estadios (Sonarges), tiene pendiente el abono de los recibos de los últimos seis meses, por lo que la operadora local encargada del suministro, Amendis, ha dejado sin luz el estadio mientras no se subsanen los impagos.
Aún así, no se contempla que esta situación pueda poner en peligro la disputa de la Supercopa, dada la fuerte movilización de las autoridades nacionales y locales, que asegurbana que "esto se acabará por resolver sí o sí" porque "nadie querrá cargar con un improbable fracaso del evento".
El lío del VAR y los extracomunitarios
Pero Rubiales quiso hacer el más difícil todavía. Era complicado superar el derrotero tan esperpéntico que estaba tomando la Supercopa, pero lo consiguió. Primero dijo que habría VAR en el partido para luego desechar la idea de la tecnología. Pero, cuidado, el exjugador volvería sobre sus pasos para, finalmente, anunciar que en Tánger habría VAR.
Parecía la última controversia del primer título de la temporada, pero no. Y es que el Barcelona estaba en problemas con el número de extracomunitarios que tenía en la plantilla. Sin embargo, antes de que lo solucionara Luis Rubiales, consiguieron que Coutinho se hiciera con la nacionalidad portuguesa.
Pero Rubiales reaccionó tarde y mal. Basándose en una normativa que no deja claro si la Supercopa es un partido no profesional, los dos equipos podrán contar con todos los extracomunitarios que necesiten. Una medida trasnochada para echarle una mano - que ya no necesitaba - al equipo culé.
La hora del fútbol
Pero ya se acabó el momento de Rubiales. Es la hora de que la pelota sea la protagonista y, para ello, Sevilla y Barcelona tendrán que hacer de las suyas. Han de dignificar el primer título de la temporada y cuajar un gran partido. El cuadro de Ernesto Valverde es superior y favorito al equipo hispalense. Sin embargo, siendo a un partido, el choque está algo más igualado.
Los hispalenses llegan con más rodaje a la Supercopa de España. Por su parte, el Barcelona ha ofrecido dudas en su gira por Estados Unidos, donde tan solo ha salido victorioso en un partido. Pero aquello era pretemporada y no tiene nada que ver con lo que se disputará este domingo a las 22:00 en Tánger. La suerte ya está echada. Ahora es momento de que los dos equipos ofrezcan un gran espectáculo y hagan olvidar la situación tan bochornosa por la que ha pasado este trofeo.
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