Intentar remontar un 4-0 en contra muchas veces es muy difícil e incluso imposible. Salvo para el Zenit. El conjunto ruso perdió 4-0 en la ida de la Europa League y consiguió remontar pasando así de fase. Una proeza al alcance de pocos equipos.
El Dinamo Minsk, equipo de Bielorussia, se las prometía muy felices tras ver como le endosaba cuatro goles al Zenit en la ida de la tercera ronda previa de la Europa League. Un 4-0, resultado más que cómodo, para afrontar con garantías el partido de vuelta en Rusia ante el Zenit, donde además se jugaba sin público, a puerta cerrada, debido a los cánticos racistas que se escucharon en el estadio Krestovski durante el partido ante el Leipzig de la pasada Europa League.
El choque se disputó en el estadio Petrovski, antigua sede del Zenit, donde juega ahora su filial. Los rusos consiguieron adelantarse y poner un 2-0 en el marcador. El partido iba bien encaminado para el conjunto de San Petesburgo, hasta que se quedó con un jugador menos por la expulsión del argentino Paredes en el minuto 72. El Zenit necesitaba anotar dos goles más, para forzar la prórroga con un jugador menos. Y lo consiguió.
Se llegó así al tiempo extra donde se produjo la locura total y la gran machada del partido. En la primera parte de la prórroga, el conjunto de Bielorrusia anotó el tanto que ponía el 4-1 en el luminoso. El Zenit necesitaba dos goles en 15 minutos para poder pasar de ronda. Y no solo anotó dos, sino que fueron cuatro.
Sebastián Driussi en el minuto 109, Dziuba de penalti en el 115' y los dos goles de Robert Mak, por partida doble, en el 121' y el 123' pusieron el definitivo y escandaloso 8-1 que clasificó al Zenit para la última ronda previa de la Europa League. Algo increíble que pasará a la historia de la Europa League.