Fue uno de los artífices de la histórica Premier League conquistada por el Leicester City en la temporada 2014/2015. Jamie Vardy pasó de jugar en el Fleetwood Town de la quinta división inglesa a ser toda una estrella con 'los zorros'. Tras el título hubo espantada general de la plantilla, pero Vardy siguió en el Leicester y su voracidad de cara a puerta le llevó a vestir la camiseta de la selección inglesa en mayo de 2015, para anunciar su retirada del conjunto nacional el pasado martes.

Aun así, el delantero inglés seguirá haciendo lo que mejor saber hacer en las filas del Leicester, perforar la portería rival, algo que sabe hacer como nadie, según sus propias palabras en una entrevista en The Guardian:

"Soy una pesadilla sobre el campo, ¿no? Recibo muchos abusos por parte de las aficiones rivales, pero yo se los devuelvo en forma de goles. Así soy yo y así es como debe de ser... Es una pequeña broma", reconoció el ariete.

Insultos y goles a partes iguales

Vardy sabe que no es un futbolista ejemplar. Vodka, café, Red Bull, Skittles, vino y tortilla forman parte de su dieta como él mismo confesó en su autobiografía. Una etiqueta de chico malo que saca de quicio a la afición rival, con la que no tiene piedad cuando hay un balón de por medio: "El año pasado la afición del Tottenham estaba cantando algo sobre mi mujer y al minuto marqué. No volvieron a decir una sola palabra en el resto del partido", confesó Vardy.

Una voracidad y una exigencia que forman parte de su día a día y que son el ADN de su fútbol: "Cuando marco un gol en el minuto 25, mi pensamiento es que tengo aún 65 minutos para marcar alguno más. El año pasado marqué 20 goles y debería haber metido más", lamentó el futbolista inglés.

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