Íñigo Cabacas, aficionado del Athletic Club de Bilbao, falleció tras ser alcanzado en la cabeza por una pelota de goma disparada por la Ertzaintza el 5 de abril de 2012 después de un partido en el estadio de San Mamés.
El acusado, actualmente jubilado y que estuvo al frente de una de las furgonetas policiales que acudió al lugar de los hechos, ha asegurado que la mayoría de los agentes tenían muy poca experiencia en ese tipo de operativos, no habían probado esas armas antes de esa noche y desconocían las instrucción para su uso, como las distancias mínimas de seguridad o las zonas del cuerpo hacia las que no debían apuntar.
"No éramos conscientes del poder letal de esas escopetas. Nunca antes había pasado nada", ha afirmado. Ha declarado que desde la furgoneta que él dirigía nadie realizó disparo alguno y que cuando entraron al callejón donde cayó abatido Íñigo Cabacas "aquello era un cacao" y el joven ya estaba herido. "Yo no era partidario de entrar cargando en ese callejón", ha añadido.
Según este mando de la Ertzaintza, los únicos agentes con adiestramiento que hacían prácticas con esas armas eran los de la Brigada Móvil y de refuerzo, y "en esa época, con otro consejero y otro Gobierno, la Unidad de Seguridad Ciudadana era un cajón de sastre".
Seis ertzainas -tres mandos y tres agentes- se sientan en el banquillo de la Audiencia de Bizkaia en este juicio, en el que declararán más de cien testigos en catorce sesiones. El tribunal oirá las diferentes versiones de lo ocurrido la noche del 5 de abril de 2012 en un callejón del centro de Bilbao tras un partido de la Europa League del Athletic Club de Bilbao.
Allí se encontraba Cabacas, de 28 años, cuando, tras registrarse unos incidentes, dotaciones de la Policía Vasca realizaron varias cargas con material antidisturbios. También dispararon pelotas de goma y una de ellas impactó en la cabeza del joven, lo que le provocó un traumatismo craneoencefálico que le causó la muerte cuatro días después.
La familia pide justicia
Los padres de Íñigo Cabacas han mostrado su esperanza de que se haga justicia con su hijo a su llegada al Palacio de Justicia de Bilbao, donde esta mañana se inicia el juicio a seis ertzainas por la muerte del joven por el impacto de una pelota de goma disparada por la policía vasca en abril de 2012.
Arropados por cerca de un centenar de personas concentradas ante la sede judicial tras una pancarta con el lema "Justicia para Íñigo", el padre del joven, Manu Cabacas, ha reclamado que se haga justicia y que el juicio "no sea un paripé".
Ha reprochado que hasta el momento la Fiscalía haya actuado "más como abogado de la defensa", aunque se ha mostrado satisfecho porque el caso haya llegado a juicio, "porque nadie daba un duro por ello".
Por su parte, la abogada de la acusación particular, Jone Goirizelaia, ha expresado a su llegada al Palacio de Justicia su esperanza en que se depuren responsabilidades penales con una sentencia condenatoria para los seis acusados, para tumbar el "manto de impunidad" sobre el caso.
En el juicio, que se prolongará hasta el 9 de noviembre, se sientan en el banquillo tres ertzainas de base y tres mandos intermedios acusados de un delito de homicidio por imprudencia profesional grave.
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