La historia de Ali Dia parece una cruel broma del día de los Santos Inocentes, pero sucedió de verdad. Imagínese por un momento que usted tiene la posibilidad de debutar en la Premier League sin ser futbolista profesional, y tampoco sin tener un gran talento técnico o físico. Suena bastante tentador pero pensaría que es una locura y probablemente desistiría de su intento a las primeras de cambio. Esta oportunidad se le presentó en 1996 a un jugador senegalés amateur y no dudó en convertir su sueño en realidad: debutar en la primera división inglesa.
En la temporada 1996/1997 el Southampton encadenó una racha negativa de resultados, y para colmo, el equipo sufría una plaga de lesiones que mermaban de efectivos las convocatorias. El banquillo de los saints estaba dirigido por Graeme Souness que, desesperado con la marcha del equipo, comenzó a probar jugadores con el fin de encontrar una solución a los problemas.
Una llamada que recomendó el fichaje
A principios de noviembre de 1996, Souness recibió una llamada. Era George Weah, el mejor futbolista del momento. El objetivo de la conversación no era otro que el de avalar las cualidades de su supuesto primo: Ali Dia. El liberiano aseguró que su familiar era un delantero senegalés que había defendido la camiseta del Paris Saint Germain y la de la selección de su país en 13 ocasiones -a mediados de la década de los 90, Senegal era una de las selecciones africanas con más potencial, por lo que su llegada al Southampton cobraba un valor especial-.
Souness, con la recomendación de Weah, decidió hacerle un contrato a Ali Dia. Aún así, el técnico no quería arriesgar con su decisión y para probar las cualidades de su flamante fichaje, organizó un partido amistoso con el equipo reserva del Arsenal. Sin embargo, por casualidades del destino, las condiciones meteorológicas no permitieron que el partido se jugase.
Preocupado por las lesiones, que no dejaban de aparecer en la plantilla, el entrenador escocés convocó al delantero para un partido oficial frente al Leeds sin haberle visto jugar. Ali Dia empezó el partido desde el banquillo, pero una vez más, la suerte volvió a estar de su lado. En el minuto 32, el delantero y estrella del equipo, Matt Le Tissier, sufrió un pinchazo en su pierna y tuvo que ser sustituido por el protagonista de esta historia.
53 minutos como profesional
Con el dorsal 33 a la espalda, Ali Dia dispuso de una ocasión a los pocos minutos de ingresar en el terreno de juego. Su disparo fue entre los tres palos pero el portero del Leeds tapó el espacio y acabó rechazando la pelota. Esa fue la única acción destacable que se recuerda del senegalés en The Dell, el entonces estadio del Southampton. Pasaban los minutos y al fichaje, que estaba avalado por George Weah, se le veía perdido sobre el césped, no interpretaba la táctica y no sabía cómo posicionarse en el campo. Ante esa situación, Souness decidió sustituirle 45 minutos después.
Nunca más se volvió a saber de él. A la mañana siguiente no acudió al entrenamiento y justificó su ausencia alegando que se trataba de una lesión. Souness, ante la desaparición del futbolista, decidió pedir explicaciones a Weah en busca de respuestas al mal fichaje que había hecho el equipo inglés. La sorpresa del técnico escocés fue mayúscula cuando tras la conversación con el delantero del AC Milan, este le aseguró que no conocía a Ali Dia y que nunca había hablado con él. El Southampton decidió investigar si sus internacionalidades eran reales, y pudieron comprobar que nunca había debutado con el combinado nacional.
Entre tanta mentira en esta historia, lo único cierto es que Ali Dia no era un jugador profesional. Había militado en equipos amateur de Francia, Alemania, Finlandia e Inglaterra, pero nunca había probado la élite como lo hizo en el Southampton. Dia culpó a su agente de haber planeado toda esta historia más propia de un guion de Hollywood.
Su carrera futbolística siguió en el Gateshead, un modesto club inglés cuya sede se encuentra cerca de la ciudad de Newcastle. Con su nuevo equipo anotó dos goles en ocho partidos aunque en febrero pasó a formar parte de la lista de jugadores transferibles al cambiar de entrenador. Ahí se pierde la pista de un futbolista único; no por sus cualidades con el balón, sino por su capacidad para cumplir un sueño.
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