Por mucho que a los aficionados más puristas les pese, el fútbol y la economía están íntimamente ligados. Los clubes son, además de equipos que entretienen y despiertan pasión entre sus aficionados, empresas.
Tienen unos ingresos, unos gastos y necesitan 'sobrevivir' año a año. Algunos, especialmente cuando se habla de los más grandes, no tienen problema alguno, pero otros han sufrido en los últimos años incidentes muy serios.
Es la otra cara del fútbol español. La de aquellos equipos, históricos o modestos, en los que cada ejercicio económico es un suplicio. Falta de ingresos, corrupción en las altas instituciones de sus respectivas directivas, impagos para sus jugadores...
La crisis económica que el país atravesó entre 2008 y 2014 afectó también al fútbol, produciéndose la desaparición de entidades históricas como el Club Deportivo Linares, el Granada 74 o la Unión Deportiva Salamanca.
Otras tantas pasan a refundarse bajo otro nombre, pero con el fin de la crisis llega la creencia de que estos problemas acabarán. No es así. Muchos son los ejemplos, y los más recientes se encuentran en los casos del Real Murcia, el Recreativo de Huelva o el Reus Deportiu.
Real Murcia Club de Fútbol
El del Murcia sea posiblemente el más extenso de los tres. El club con más campeonatos de Segunda División atravesó una dura crisis deportiva, institucional y social en los años noventa.
Esta fue levemente paliada con la llegada de Jesús Samper a la presidencia. El que había sido secretario general de la Liga de Fútbol Profesional -LFP- entre 1983 y 1996 convirtió al Real Murcia en una Sociedad Anónima Deportiva, logró dos ascensos a Primera División y construyó el estadio de la Nueva Condomina.
Sin embargo, en agosto de 2014 cambió la historia del club. La LFP comunicó el descenso administrativo del Murcia a Segunda B debido al "no cumplimiento de los requisitos legales y estatutarios para la participación en competiciones profesionales".
Esta decisión levantó una gran polémica, siendo miles los aficionados del conjunto murciano que salieron a las calles para protestar. No sirvió de nada. Tras la muerte de Jesús Samper, el club fue comprado por Raúl Moro, quien a su vez cedió sus acciones al mexicano Mauricio García de la Vega, quien nunca gozó del favor de la hinchada.
La situación económica del Murcia se recrudeció hasta tal punto que una auditoria realizada en la temporada 2018/2019 revela que sufre una deuda de 50 millones de euros. Comienzan a sucederse los impagos para sus trabajadores y, en consecuencia, las protestas por parte de los aficionados.
El divorcio entre la hinchada y la directiva es pleno. Víctor Gálvez, presidente del club, llega a llamar "sinvergüenzas" a los aficionados que protestan por la situación, y se cambian horarios de partidos para impedir manifestaciones.
Surge entonces la campaña #SOSRealMurcia, la cual vende pulseras solidarias al precio de un euro para recaudar fondos. La directiva cambia de manos, y los recién llegados se encuentran con un club sin dinero en las cuentas y con amenazas de cortes de luz y agua.
Se pide a las peñas que compren material deportivo y se inicia una ampliación de capital mediante la venta de acciones. Muchos equipos, futbolistas y periodistas de renombre se suman a la iniciativa, y el Murcia logran reunir 20.976 accionistas que aportan 709.970 euros. Por primera vez, el club deja de pertenecer a un único empresario que pueda hacer y deshacer a su antojo.
Real Club Recreativo de Huelva
El caso del Recreativo fue quizá el que menos sonoridad tuvo, si bien pudiera haber sido el más dramático tratándose del club más antiguo de la historia de España con existencia ininterrumpida.
Todo comenzó en septiembre de 2010, cuando, al no poder pagar las nóminas de sus jugadores, se acogió a la Ley Concursal para sanear sus cuentas. Con el cambio de la directiva, el equipo logró salir de la situación de manera provisional.
Y es que en 2015 el conjunto andaluz, que apenas unos años antes había militado en Primera, descendió a Segunda B tras quedar último en la tabla, con los jugadores de nuevo sin cobrar y la existencia de la entidad en peligro.
A final de la temporada 2016/2017, la desaparición del 'Recre' parecía un hecho debido a la deuda de 603.000 euros, pero esta fue saldada en el último día de plazo. Actualmente el club continúa militando en Segunda B.
Club de Fútbol Reus Deportiu
El caso del Reus ha sido el último en trascender públicamente. Tras ascender por primera vez en su historia a la categoría de plata del fútbol español en 2015, el club comenzó a atravesar una angustiosa situación económica en 2018.
El consejero delegado de la entidad, Joan Oliver, reconoce que el equipo catalán tiene una deuda de 5,3 millones de euros. Los jugadores pasan casi tres meses sin cobrar, y la propia Liga les ofrece el pago de mensualidades atrasadas y todas las pendientes hasta final de temporada para evitar la desaparición del club.
Estos se niegan, pues dicha propuesta no se aplica al cuerpo técnico y el resto de personal del club, quienes pasaban por la misma situación. Se produce un descenso administrativo, el cual será efectivo a final de temporada, por lo que el Reus jugará lo que resta de campaña sin ningún objetivo.
Por si fuera poco, este 12 de diciembre los futbolistas denuncian a la institución por impagos, lo que conlleva la rescisión de sus contratos y la exclusión del equipo en la competición. Sin embargo, pocas horas antes de tener que jugar un partido ante el Córdoba, el Reus anuncia que pagará las nóminas pendientes, evitando así la catástrofe.
[Más información: La salvación del Recre, más cerca: el Ayuntamiento inyectará 3,8 millones]
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