Tal y como narra Montal Costa, expresidente del club, el 20 de noviembre de 1975, día de la muerte de Franco, Joan Granados, secretario general, lanzó a Jaume Rosell un busto del general que se encontraba en las oficinas. El gerente de la entidad no pudo atraparlo y éste se rompió contra el suelo: estaba hecho de yeso, en lugar de bronce.