Con Neymar empezó todo: el Barça da un giro de 180º a su política de fichajes y se blinda ante a los jeques
El fichaje de Griezmann terminó de ejemplificar el rumbo que ha tomado el club en los últimos años respecto a las cláusulas de rescisión de sus futbolistas.
13 julio, 2019 23:25Noticias relacionadas
Este viernes el culebrón de Griezmann y el Barcelona llegaba a su fin. Los azulgranas anunciaron en sus redes sociales el fichaje del atacante francés para las próximas cinco temporadas, con una cláusula de rescisión antológica de 800 millones de euros. Una incorporación de renombre, de las que acaparan portadas y titulares en todo el mundo.
De las que revolucionan el mercado y levantan ampollas en el mundo del fútbol, aunque en este caso fuera en el club de procedencia del jugador, tras haber recibido una cifra astronómica.
El Atlético de Madrid no está contento con los 120 millones de euros que el Barça desembolsó para abonar la cláusula de rescisión del francés y ha exigido 80 más. Y es que la carta de libertad es sinónimo de problemas en Barcelona, ya que las cláusulas son una cuestión muy delicada en el Camp Nou desde hace tres veranos.
Los fantasmas de Neymar en Barcelona
En 2017 el Barça iniciaba un profundo proceso de búsqueda interior para conseguir tener tranquilidad institucional. El PSG acababa de desembolsar 222 millones de euros para abonar la cláusula de rescisión de Neymar y el Barcelona veía como los petrodólares le arrebataban a su gran estrella, solo por detrás de Leo Messi.
Este episodio marcó un antes y un después en la historia del club catalán. Bartomeu no podía afrontar cada verano con tranquilidad. El mandatario azulgrana debía estar intranquilo, como si de una persona desconfiada se tratara. No podía salir a la calle del mercado sin volverse hacia atrás a cada metro, con el temor de que le volvieran a arrebatar a alguno de sus bienes deportivos más preciados.
Es una metáfora pero bien seguro es que la realidad no fue tan distinta por aquel entonces. El zarpazo del PSG al Barça por Neymar fue un trauma histórico para el conjunto catalán, que vivió en primera persona como el mercado de fichajes se había desatado definitivamente sin atender a ningún precepto lógico de cordura.
Los clubes-estado como Manchester City y PSG habían entrado en juego por la puerta grande. Ya no solo se pagaban cifras estratosféricas por jugadores de nivel medio, ni tampoco las ofertas a jugadores galácticos -como la presunta de Guardiola para sacar a Messi del Camp Nou)- se quedaban en meras especulaciones. Como diría Piqué, Neymar lo empezó todo... pero en casa.
Desde entonces el Barcelona se ha puesto manos a la obra para evitar a toda costa un abordaje similar. Los azulgranas han blindado su barco contra jeques y multimillonarios descontrolados con el objetivo de poder navegar en calma cada verano; sin que cada mercado estival se convierte en una pesadilla para el club.
Renovaciones y blindajes
En Can Barça hace tiempo que se terminaron las asequibles cláusulas de rescisión que se firmaban en antaño en los contratos de sus jugadores. Los únicos futbolistas con precios asequibles, acordes a su calidad, en sus cartas de libertad son Rakitic (125 millones de euros); Suárez (200) y Semedo (100). Todos ellos con contratos de llegada o renovación firmados antes de la salida de Neymar al PSG.
El resto de integrantes de peso de la plantilla tienen cláusulas de rescisión astronómicas, al alcance de muy pocos clubes. Los pesos pesados del vestuario azulgrana como Piqué y Busquets renovaron sus contratos en 2018 y pasaron a ostentar cláusulas de 500 millones de euro cada uno. Jordi Alba también hizo lo propio en 2019, mientras que fichajes anteriores a 2017 como Umtiti (2016) ampliaron su vinculación el pasado año (300 millones de euros).
Los nuevos fichajes están atados
En el caso de los fichajes realizados por el Barça tras Griezmann, la situación es aún más drástica. El caso más claro es el de Neto, recientemente llegado al Camp Nou desde Valencia en una operación de intercambio con Cillessen. El guardameta llega a Barcelona como suplente con una cláusula de 200 millones de euros. Una cantidad que supera la que ostenta Ter Stegen (180), siendo este último uno de los tres mejores porteros del mundo en la actualidad.
Esta dinámica se ha repetido con Dembélé (2017, 400 millones de euros), Arthur (2018, 300), Coutinho (2018, 400M), Arturo Vidal (2018, 300M) o De Jong (2019, 400M). Nuevos fichajes que el Barça se ha asegurado de blindar para no revivir fantasmas del pasado cada verano.
Bartomeu espera que con esta nueva política de fichajes que se ha implantado desde la cúpula del club, la entidad no vuelva a experimentar salidas tan dramáticas como la de Neymar. Un traspaso con el que empezó todo y que dejó al mundo del fútbol sorprendido ante la contundencia del poder económico de los petrodólares.
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