Un cabezazo de Santi Mina en la última jugada del partido evitó la derrota del RC Celta en Balaídos ante el RCD Espanyol (1-1), un agónico gol que llegó en el suspiro final de un encuentro en el que contrastó la eficacia del conjunto catalán con el nerviosismo y la poca pegada del equipo celeste en los metros finales. [Narración y estadísticas: Celta de Vigo 1-1 Espanyol]
Fran Escribá mantuvo el bloque que empató en el Metropolitano, con el único cambio de Beltrán por Okay en el centro del campo. Dominó su equipo durante el primer tiempo. Se apoderó de la pelota -superó el sesenta por ciento de posesión-, pero acusó la falta de resolución en los metros finales.
Fue una primera mitad pírrica en oportunidades. Tuvo tres claras el Celta, ninguna el Espanyol. Las dos primeras del conjunto celeste nacieron desde la banda izquierda con peligrosos centros de Olaza: un cabezazo de Santi Mina en el minuto 15 que rozó el gol y un tiro a bocajarro de Rafinha en el minuto 26 tras un mal despeje del defensa Dídac. La tercera, que llegó cerca del descanso, fue un buen testarazo de Araujo a la salida de un córner.
El Celta lució sin pólvora su capacidad asociativa en ataque. No sufrió en exceso el Espanyol, pese a los movimientos de Rafinha y Aspas, o la profundidad de los laterales Olaza y Hugo Mallo, o pese al empuje gallego de los cinco últimos minutos del primer tiempo con un tiro lejano de Lobotka o un envenenado envío de Aspas al área que no cazó Santi Mina.
El Espanyol enmudeció Balaídos nada más abrir la segunda parte. Vargas centró un balón que recogió y aguantó Calleri cerca del área pequeña, una pelota que no soltó hasta que vio libre de marca a Pedrosa, que anotó el gol. No fue la única gran ocasión que tuvo el canterano. Poco después, se volvió a encontrar otra pelota cerca del área pequeña, aunque su lanzamiento, más forzado que el del gol, lo atajó Rubén.
El Espanyol subió el ritmo del partido. Se vio sorprendido el Celta, que reaccionó tímidamente con un cabezazo de Aspas y un disparo flojo de Santi Mina. Hasta mediada la segunda parte no llegó con peligro el equipo celeste, en una jugada que inició Beltrán, continuó Denis Suárez y finalizó con un tiro cruzado Aspas.
El Espanyol pagó su error
Se encerró bien el Espanyol para defender su ventaja; el Celta careció de claridad en ataque, impreciso, nervioso. Escribá metió en el campo a Brais Méndez, Gabriel Fernández y Sisto. Pero su equipo no creó ninguna oportunidad en los últimos veinte minutos. Es más, se descolocó en exceso en defensa, algo que no aprovechó el conjunto catalán, que malgastó cerca del minuto noventa un clarísimo contragolpe, una contra de cuatro atacantes contra dos defensas que desperdició Pipa, solo ante el portero Rubén.
El Espanyol pagó su error. Y es que en la última jugada del partido, el Celta, con más corazón que buen juego, encontró el gol del empate, tras un centro de Hugo Mallo desde la derecha que cabeceó Santi Mina para evitar la derrota de su equipo y rescatar un punto en el suspiro final de Balaídos.