El regreso de una leyenda a su club de origen siempre es un momento especial. Jugadores que triunfaron con la elástica de sus amores y que posteriormente retornaron a la que fue su casa como entrenadores. Muchos casos de ensueño hay así, aunque el de Víctor Valdés no haya tenido final feliz y haya terminado en fracaso estrepitoso.
El que fuera guardameta azulgrana, y hasta hace unas horas entrenador del Juvenil A del Barcelona, fue apartado de sus funciones en los últimos días y esta mañana se certificó su destitución. Una relación de lealtad y respeto que ha terminado con sabor agridulce para uno de los futbolistas más laureados de la historia culé.
Valdés fue contratado hace justo 80 días por el Barça para incluirle en su nómina de técnicos de La Masía. El catalán había iniciado en 2018 su carrera como entrenador en la Escuela Deportiva Moratalaz. Unos comienzos exitosos en los que se consagró el pasado mes de julio como campeón absoluto de Primera Autonómica tras imponerse al Real Madrid con su equipo juvenil.
Esto le valió para retornar a la que fue casa, aunque desde el primer día la relación entre el club y el técnico fue tensa. El fuerte carácter de Victor Valdés terminó por dinamitar la relación entre ambas partes. Y es que desde el club querían imponer al catalán el estilo 'made in Barça', la marca de la casa con la que el club forma a sus equipos de fútbol base para crear una escuela única.
La 'Filosofía Barça' contra Valdés
En La Masía existe la premisa de que la cantera debe jugar, entrenar y formarse bajo unos preceptos concretos, con el objetivo de que en el futuro los jóvenes mirlos puedan llegar al primer equipo y ser útiles. Esta es la filosofía que implantó Johan Cruyff, con el juego de toque por bandera y el esquema 4-3-3 como santo y seña del equipo.
El problema con Valdés residía en que exigía libertad al club para tomar decisiones con el equipo juvenil que tenía a su cargo. El técnico no quería nutrirse de los jugadores del Barcelona B para disputar la UEFA Youth League, como se hace habitualmente en muchos equipos.
Víctor quería ser fiel a sus juveniles en la máxima competición que tenían que disputar. El catalán no quería quitarles minutos a sus mirlos para dárselos a los 'mayores' con tal de ganar. La ética y los principios estaban por encima del resultadismo para él.
Por si fuera poco, Valdés no se apartó de la escena mediática para mostrar su cara más crítica contra el Barcelona. Fueron múltiples las quejas que el técnico vertió contra el club por no poder jugar en el Estadi Johan Cruyff. Así como los enfrentamientos que tuvo con Patrick Kluivert, director del fútbol formativo, por desavenencias en la idea de juego, entre otros ejemplos.
La postura del club
El problema que esto creaba en el club es que podía ser 'peligroso' tener a un técnico incontrolable dirigiendo a todo un Juvenil A, el equipo clave en el que se formaban los cracks del futuro del Barça.
Al no seguir la filosofía del club, los jugadores podrían perderse por el camino con mayor facilidad, ya que el salto al filial y al primer equipo sería más complicado por no estar habituados a un estilo de juego determinado. Esto desencadenó que la directiva se posicionara contra su propio entrenador, filtrando incluso los problemas existentes.
El conflicto con el estilo de juego fue el mayor desencadenante de la mala relación entre ambas partes. Sin embargo, este es un problema recurrente en los últimos años en el Barcelona. Y es que desde la salida de Pep Guardiola en 2012, el estilo de La Masía se ha ido difuminando progresivamente.
La metamorfósis del estilo
Tito Vilanova (2012-2013) supo mantener la metodología implantada por el de Sampedor, con quien formó tándem en la gloriosa etapa iniciada en 2008. Aunque no fue algo que se sostuvo de forma férrea en el tiempo.
Los técnicos posteriores empezaron a mostrar dudas, aunque el 4-3-3 se mantuvo con entrenadores como Tata Martino (2013-2014); ejemplo de ello es la final de Copa del Rey 2014 contra el Real Madrid en la que formaron tridente Messi, Neymar e Iniesta.
Luis Enrique (2014-2017) continúo manteniendo este esquema de juego, tocando techo con un equipo titular en el que brillaron Messi, Neymar y Suárez. Sin embargo, el asturiano comenzó a introducir variantes tácticas en el equipo. El Barça dio un paso atrás en su icónico 'tiki-taka' y pasó a desplegar un fútbol más directo, con menos florituras y menos preocupado por el juego de toque.
Una idea que ha explotado con Ernesto Valverde, actual técnico del primer equipo. El vasco es el entrenador que, desde Guardiola, más lejos se ha mostrado del estilo 'made in Barça'. El 4-3-3 no es innegociable y no es algo extraño ver alineaciones del Barcelona con otras variantes como el 4-4-2.
Valverde aleja a Cruyff
La prioridad para Valverde no es el estilo clásico que ha caracterizado a La Masía en la última década. De hecho, esta es una de las razones que han desencadenado infinidad de dudas en el prisma mediático en torno a su figura y su continuidad en el cargo.
Seguramente esta temporada sea la más inestable en el Barça. Los azulgranas no han empezado el curso con regularidad y solvencia, dejando escapar muchos puntos en Liga. Esto ha dado lugar a muchas críticas sobre la propuesta de juego del primer equipo. Algo que, sumado al poco protagonismo que el técnico vasco ha dado a los canteranos durante su etapa en el banquillo culé, deja la filosofía de Cruyff en duda.
Lo único que queda patente es que desde que el Barcelona de Guardiola conquistó al mundo hace una década, el estilo del primer equipo ha ido sufriendo una metamorfosis considerable con el paso de los años. Transformaciones que cada vez están más alejadas de la idea que la Junta Directiva de Josep María Bartomeu intenta mantener, sin saber cómo, en la entidad.
[Más información: Valdés y el Barça, una relación imposible como jugador y entrenador]