El Clásico entre Barcelona y Real Madrid está en el punto de mira. El partido de mayor relevancia en el fútbol mundial ha sido salpicado por la inestabilidad política que azota Cataluña desde hace años. Una situación que pone en riesgo la celebración del partido, ya que a 10 días de su disputa aún se podría ver alterado.
Muchas son las alternativas con las que se especula que podría resolverse el problema de tener que jugar el partido el próximo sábado 26 de octubre en el Camp Nou. Algo que no es nada nuevo en la Ciudad Condal, ya que el conflicto político en Cataluña ya afectó a la celebración de un partido de Liga hace dos años.
Fue en la temporada 2017/2018. Barcelona y Las Palmas se daban cita en feudo azulgrana con motivo de la celebración del campeonato de Liga. Durante toda la mañana previa al partido se planteó la posibilidad de aplazar, e incluso suspender el partido. Finalmente se terminó jugando, aunque a puerta cerrada y sin público en las gradas del Camp Nou.
Un partido de Liga descafeinado que terminó con victoria de los locales de forma contundente. Los de Ernesto Valverde se impusieron en el marcador por 3-0, gracias a los goles de Sergio Busquets y Leo Messi (2).
La inestabilidad por el referéndum
Los riesgos de seguridad fueron los que provocaron que se prohibiera la entrada de público al partido. Grupos de penyes y aficionados hicieron llamamientos para invadir el terreno de juego durante el encuentro.
Pero, ¿por qué tuvo lugar este problema en un duelo sin mayor rivalidad que la puramente deportiva? La respuesta está en que el choque tenía lugar un caldeado 1 de octubre de 2017: el día que se celebró en Barcelona un referéndum, declarado ilegal, con el fin de que los catalanes pudieran decidir el futuro de su Comunidad Autónoma.
Durante todo el día se produjeron altercados en colegios electorales; sobre todo cuando Mossos d'Esquadra, Policía Nacional y Guardia Civil procedieron a los desalojos pertinentes. Mientras tanto, en las calles no dejaron de producirse enfrentamientos que terminaron con seis personas detenidas y casi 800 heridos.
La decisión del Barcelona
Ante esta situación, durante la mañana del partido, el Barcelona se reunió a las 12:30 horas para analizar la situación. El club azulgrana estaba en contacto constante con LaLiga, RFEF y fuerzas de seguridad, antes de tomar la decisión definitiva que llegaría ese día.
La Junta Directiva del club solicitó a LaLiga aplazar el encuentro, ya que la seguridad no podía ser garantizada. Sin embargo, el organismo declinó esta propuesta y el partido terminó disputándose.
Cruce de comunicados y declaraciones
La entidad catalana emitió un comunicado en el que criticaba los hechos que estaban ocurriendo en toda Cataluña, señalando que condenaban "las acciones para impedir el ejercicio del derecho democrático y la libre expresión de sus ciudadanos".
Una línea que siguió el propio presidente del Barça, Josep María Bartomeu, en los micrófonos de Bein Sports, apelando a la "libertad de expresión" y explicando porqué decidieron jugar el partido: "Ante la negativa de la Liga de anular el partido, que suponía perder seis puntos, se ha hablado y hemos decidido jugar y hacerlo a puerta cerrada para que se vea esta crítica".
Una postura a la que respondió LaLiga con un comunicado oficial explicando las medidas tomadas: "LaLiga desea insistir en las garantías de seguridad confirmadas por los Mossos durante el día de hoy para la normal celebración del partido por lo que no había motivo para el aplazamiento del mismo".
Chispas entre Barça y Las Palmas
Por si fuera poco, la relación entre las directivas de ambos clubes no era la mejor para aquel momento. Las Palmas solicitó permiso a LaLiga para poder jugar con una bandera de España en su camiseta. Algo que el organismo presidido por Javier Tebas concedió.
Esto no gustó al Barcelona. El club azulgrana tomo la decisión de suspender la habitual comida de directivas que tiene lugar en cada jornada entre ambos clubes.
Además, en el calentamiento previo al partido el equipo catalán salió al Camp Nou con la camiseta de la 'senyera'; una elástica que utilizaron para la habitual foto de las alineaciones, a pesar de luego jugar con la primera equipación.
Piqué explotó en zona mixta
Tras el encuentro, las reacciones fueron contundentes. Gerard Piqué, jugador que a primera hora de la mañana había acudido a votar, criticó duramente al por aquel entonces presidente del gobierno Mariano Rajoy: "Tenemos un presidente que tiene el nivel que tiene, que no sabe hablar inglés".
El defensa lanzó una reivindicación del derecho a voto de los ciudadanos: "Cuando se vota, se puede votar que sí, que no o en blanco, pero se vota", espetó el jugador azulgrana en zona mixta.
Además, Piqué arremetió duramente contra las autoridades: "Soy y me siento catalán, y me siento orgulloso de la gente. En estos años, ha habido manifestaciones pero no ha habido ningún acto de agresión y han tenido que venir la Policía Nacional y la Guardia Civil para actuar de la forma que han actuado".
Como guinda, el '3' del Barça se ofreció a dejar la Selección si los responsables lo creían oportuno: "Si el míster o cualquier persona de la junta de la RFEF creen que soy un problema o que molesto, no tengo ningún problema en dar un paso al lado y no ir al Mundial".
La dimisión de Vilarrubí
Toda este día de tensión y reivindicaciones no terminó sin daños colaterales. Y es que el por aquel entonces vicepresidente del Barcelona, Carles Vilarrubí, presentó su dimisión ante la decisión de disputar el partido contra Las Palmas. El directivo aquejaba que el club no decidiera suspender el encuentro y no jugar en señal de protesta.
"Es normal que haya discrepancias y que no estemos de acuerdo -con jugar-, porque somos un club transversal", declaró Bartomeu sobre la salida de una pieza clave de su Junta.
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