El hito del Granada: cómo llegó a liderar La Liga tras tocar fondo en 2017
El club nazarí volvió a lo más alto de la tabla 46 años después y tras ser hace tres temporadas uno de los peores colistas de la historia.
30 octubre, 2019 23:53Noticias relacionadas
29 de septiembre de 1973. Aquel era el día en el que el Granada CF se convertía por primera vez en toda su historia en líder de Primera División. En esos tiempos el club nazarí recién acababa de estrenar sus rayas horizontales y las victorias valían solo dos puntos. 46 años después se ha logrado repetir la gesta en un fútbol moderno, casi monopolizado en España por Barcelona y Real Madrid, siendo el Atlético de Madrid el único campeón de Liga más allá de estos dos en los últimos quince años.
Casi medio siglo más tarde, el Granada vuelve a reinar en lo más alto de la clasificación de Liga. "¡Disfrútenlo!", decía su entrenador Diego Martínez el pasado domingo tras la victoria de su equipo contra el Real Betis. Sabedor de lo difícil que ha sido llegar hasta ahí, y no solo por el hecho de estar primeros, sino también por la situación en la que se encontraba el club hace menos de tres años cuando firmaba su descenso a Segunda División.
En la temporada 2016/2017, el Granada fue el colista de La Liga. Descendía a la División de Plata con unas cifras muy pobres: 20 puntos y solo cuatro victorias en todo el campeonato, además de una media de goles inferior a uno por partido. Aquellos números le 'condecoraron' con el título de uno de los tres peores colistas desde 1996 (cuando las victorias empezaron a valer tres puntos). El equipo estaba desahuciado y sin entrenador. Tony Adams había sido despedido tras dos meses al frente en los que sumó siete derrotas en las siete últimas jornadas.
La travesía hasta Diego Martínez
José Luis Oltra cogió el testigo para tratar de devolver al equipo a Primera, pero aguantó hasta marzo antes de ser despedido. Pedro Morilla, ascendido desde el B, duró al frente solo seis partidos más. Miguel Ángel Portugal le sucedió para dirigir al equipo en las últimas cinco jornadas con el objetivo de reconducir la situación. No tuvo éxito y no se le renovaría contrato, mientras el Granada acababa décimo y sin opción de luchar por los puestos de playoffs en los últimos encuentros. Tres entrenadores diferentes tras descender el curso anterior.
Había miedo a encallarse en Segunda, por no pensar en algo todavía peor, aunque la remodelación ya había empezado el curso pasado con la llegada de Antonio Puertas o Víctor Díaz, ambos libres.
El 14 de junio de 2018 llegó la llama que lo prendió todo. El Granada anunciaba la llegada de Diego Martínez al banquillo. Su experiencia como entrenador se limitaba a una temporada al frente de Osasuna y otras tres previamente en el Sevilla Atlético. Antes, en 2009, Monchi le captó para que se acoplara a la estructura deportiva del Sevilla. Un entrenador novel que 41 jornadas después llevaba al Granada de vuelta a Primera División.
Un proyecto de bajo coste
Comparando las plantillas del año del descenso y la actual se ve un cambio radical. Solo se mantienen tres jugadores: Rui Silva, Darwin Machís y Adrián Ramos. En tres temporadas se fue reconstruyendo el equipo con mucho fichaje a coste cero (p. ej. Vadillo) y préstamos de jugadores que se acabaron quedando (Fede Vico). Tras el ascenso, este último verano se invirtieron 7,25 millones en fichajes, de los cuales la mayor parte fueron a parar a los fichajes de Domingos Duarte y Machís (compra definitiva). La plantilla del Granada, hay que recordar, solo tiene un valor de 33,5 millones de euros.
El proyecto del Granada está bien definido. Una mezcla de veteranos como Soldado, Gonalons o Víctor Díaz con jugadores jóvenes e inexperimentados en el fútbol de élite como Puertas, Yángel Herrera o Duarte con los que su entrenador ha dado con la tecla. Un núcleo forjado desde los tiempos de Segunda, recompensado por su esfuerzo para devolver al equipo a Primera. El vestuario es una piña y es que Diego Martínez ha conseguido que, juegue quien juegue, el equipo sea una máquina bien engrasada.
A la unidad del equipo hay que unir la solidez defensiva que caracteriza a este Granada desde que Diego Martínez cogió los mandos. La temporada pasada fue el equipo menos goleado de Segunda con solo 28 goles encajados y en las diez jornadas que lleva el campeonato esta campaña otros diez. Seis partidos con la portería a cero y un Rui Silva que se ha revelado como un meta de alto nivel.
Los Cármenes vuelve a brillar
El Granada es fuerte en su casa, junto a su afición. El conjunto nazarí suma cuatro victorias consecutivas allí y es, junto al Alavés, el que menos ha encajado en su casa. Comunión entre el equipo y una grada que se siente identificada con sus futbolistas para ir a su lado a cada batalla. La siguiente será este jueves en el Coliseum Alfonso Pérez contra el Getafe. El Granada sueña con seguir el rastro del Barcelona de Messi y volver a dormir una jornada más donde hasta hace no mucho no podían ni imaginar.
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