Así volví a un campo para ver un partido de fútbol tras el Covid-19: a través de Zoom y a 2.000 kms de casa
EL ESPAÑOL vive de primera mano una de las pruebas piloto de cómo mejorar la experiencia de los fans del fútbol durante la época post Covid-19.
29 mayo, 2020 00:17Noticias relacionadas
Desde hoy el Aarhus Gymnastikforening (también conocido como Aarhus GF o AGF) tiene un nuevo fan a 2.000 kilómetros de distancia. En los últimos meses el coronavirus ha logrado lo impensable, resguardarnos en nuestras casas ante el miedo de un enemigo invisible. Cines, teatros, eventos deportivos... todo se ha suspendido pero la llamada 'Nueva Normalidad' ya está aquí y el fútbol ha sido uno de los primeros en intentar adaptarse a ella.
Las competiciones se están reanudando en los últimos días y en junio la mayor parte de grandes ligas echarán a rodar el balón de nuevo. Este jueves 28 de mayo, la liga danesa volvió y lo hizo con un duelo entre el AGF y el Randers FC. Para cualquiera este era un partido más en la desescalada tras el coronavirus pero guardaba una peculiaridad muy importante que puede cambiar la 'Nueva Normalidad' del fútbol en todo el mundo.
Las gradas vacías y la falta de ambiente en el campo ha sido uno de los aspectos que más han echado de menos los amantes del fútbol en este regreso de la competición. En las últimas semanas han surgido muchas ideas para intentar que los fans tengan un hueco en la grada y puedan animar a su equipo pero el AGF ha ido un paso más allá logrando, hasta el momento, lo más parecido a las gradas repletas de gente animando como en la 'Antigua Normalidad'.
Animar a 2.000 kms
Más de dos meses sin ver un partido de fútbol en un campo hacen que se te pase por la cabeza asistir a un partido de la liga danesa viviendo en Madrid. Conocer que el AGF había habilitado una Grada Virtual para poder animar al equipo a través de una videoconferencia de la aplicación Zoom y que tu cara se mostraría en el Ceres Park, estadio del Aarhus GF, fue suficiente para animarme a llevar a cabo la aventura.
Sådan virker Fælles Fodbold i aften Mangler du stadig billet, så hent dem her https://t.co/3lPvmY8Cn3 #ksdh #agfrfc pic.twitter.com/ltlc9ndbCz
— AGF (@AGFFodbold) May 28, 2020
Aunque las terrazas de Madrid ya están abiertas y aún tengo por cumplir muchos de esos planes atrasados por el coronavirus yo he dedicado mi primer 'juernes' de Fase 1 a animar al AGF a través de Zoom.
El proceso comenzó a las 13.30 del jueves cuando llegué hasta la página web oficial del equipo y, con ayuda del traductor de Google, logré navegar hasta el portal de venta de entradas. Como cada miembro de la videollamada tendrá un hueco en el Ceres Park, el club ha emitido un sistema de tickets para que quien quiera se asegure un asiento en su Grada Virtual, una serie de pantallas gigantes que muestran el rostro de todos los aficionados conectados durante el partido.
Las entradas son gratuitas, un alivio en esta época de crisis. En resumen, me ahorro el vuelto, los desplazamientos, el alojamiento y la entrada. Por 0 euros hemos conseguido ver un partido, hasta aquí todo parecen ventajas en la 'Nueva Normalidad'.
Tras cerrar la operación, a mí email llegaron las instrucciones. Dos horas antes del inicio del encuentro, es decir, sobre las 17.00, recibiría una nueva comunicación con el enlace de la sala de Zoom. Tras una sencilla explicación sobre cómo funciona la aplicación pedían a los aficionados ponerse una camiseta blanca, en mi caso a falta de la elástica oficial del club busque una en mi armario que cumpliera con los requisitos.
En las instrucciones también avisaban de que todas las imágenes serían grabadas, que en la retransmisión del partido podrían enfocar la pantalla que mostraría mi cara y que, por supuesto, cualquier gesto o actitud fuera de lugar sería motivo suficiente para que me echasen del evento.
Así fue la experiencia
Sea porque volvería a ver fútbol, por la novedad o impresionado por cómo sería vivir la experiencia reconozco que a las 18.00 cuando me conecté a Zoom estaba nervioso. Cuando entré me encontré un montón de cámaras apuntando al suelo, algunas personas mirando el móvil y muchos, por no decir la mayoría, con el micrófono muteado y el cámara bloqueada, opté por ser uno más de los ocultos y esperé a que el clima se animara.
Mientras empezaba el encuentro vi por las redes sociales del club, de las cuales ya soy seguidor, cuál era el aspecto del Ceres Park y cómo se nos vería durante el partido. Me hizo gracia ver cómo la tecnología de pantallas convivían con muñecos de cartón pintados por algunos fans los días anteriores.
Gracias al chat pude ver en seguida que no era el único foráneo en la sala. Eramos varios extranjeros saludando desde nuestros países de origen y otros tantos daneses que vivían en distintas partes del Mundo y que no se habían querido olvidar del equipo de su ciudad natal.
Entre los minutos previos al encuentro el chat comienza a echar humo, las conversaciones se cruzan unas con otras, incluso en varios idiomas (danés, inglés y algún italiano) y ya todo el mundo está listo para animar, parece que muchos de los que están en la sala se conocen de compartir sufrimiento cada fin de semana en las gradas del Ceres Park para animar al AGF.
En las ventanas veo gente de todo tipo: un grupo de amigos que viajan en coche, otros que juegan a las cartas, padres con sus hijos, gente más y menos joven, planos mejor y peor encuadrados e incluso gente que no se da cuenta que tiene la cámara y el micrófono conectados y habla con algún familiar como si nada (debido a mi falta de danés no soy capaz de transcribir de qué hablaban pero parece que la sangre no llegaría al río).
Mi sorpresa fue cuando a eso de las 18.50, quedaban menos de diez minutos para el inicio del partido, todo el mundo comenzó a escribir en el chat y, en todos los mensajes, por fin una palabra conocía: "Málaga".
¿Pero de qué se trataba esto? ¿Querían veranear en la Costa del Sol ahora que el Gobierno ha anunciado que será posible? Nada de eso. Para mi sorpresa, y tras varias búsquedas rápidas en Google, descubro que se trata de una canción "Málaga" del cantante danés Thomas Helmig que ha sido tomada por los aficionados del AGF casi como un himno.
En el estribillo de la canción todos tararean al unísono, aunque con un poco de vergüenza: "Así que buenas noches Málaga, buenas noches Copenhague. Que la envergadura de mis anhelos duerma bien Michigan y en la ciudad de Los Ángeles. Cierro los ojos en Aarhus". En la sala de Zoom el club reproduce un vídeo en el que se puede ver a Thomas Helmig cantando la canción en el césped del estadio vacío.
Los 90 minutos
Reconozco que le presté poca atención al planteamiento táctico del AGF y del Randers FC, como muchos en chat me acercaba al monitor de mi ordenador cada vez que en la retransmisión del encuentro se veían las pantallas que mostraban a todos los integrantes de la Grada Virtual intentando saber si había sido uno de los elegidos para salir en gigante mosaico de caras, más adelante logré salir de dudas.
El AGF ha intentado arropar al máximo a sus jugadores. A la Grada Virtual y los muñecos de cartón hay que sumarle el continuo sonido ambiente que se escucha por la megafonía del estadio y que se fusiona con los gritos de los jugadores y los miembros de los cuerpos técnicos en los banquillos.
En la sala del Zoom el ambiente es bastante tranquilo. Quizás se note el carácter más frío del norte de Europa ya que la familia que más grita y anima al principio es una que habla en italiano. A pesar de la calma, el ruido en la sala es incesante. La narración de las teles se mezclan con las conversaciones de cada grupo de personas que ve el partido desde su casa y algunos gritos de lamento por ocasiones desaprovechadas.
Según va pasando el partido comienzan a ser más los gritos de guerra que surgen entre los miembros de la sala de Zoom los cuales son respondidos por varios miembros más. El buen ambiente cambia en el minuto 36. Un golazo de Simon Piesinger (0-1), del Randers, hace que los fans del AGF se animen y comiencen a animar de forma mucho más enérgica. Los gritos de un niño (Oskar según pone en la ventana) son respondidos en seguida por muchos adultos de la sala, el disgusto por el gol en contra se disipa rápido pero los nervios crecen.
El sistema de la Grada Virtual no sólo está activo para los fans del AGF. Existen tres salas: una neutral, la que te asignan cuando compras una entrada sin ser socio (como fue mi caso), la de los socios del Aarhus y la de la afición visitante. La retransmisión del partido se apoya en las imágenes de las pantallas en muchos momentos del partido, por ejemplo tras el gol del Randers en donde se ve a varios aficionados visitantes en primer plano celebrar el tanto.
Sin casi darme cuenta hemos llegado al descanso. El Randers ha tomado ventaja y en la sala los nervios se han empezado a evidenciar con gritos cada vez más frecuentes que responden a cada jugada polémica del encuentro.
Al igual que sucede con los espectadores en el campo, el descanso es aprovechado por muchos para levantarse de su sitio en busca de algo de beber o comer. Unos dejan la cámara encendida y se puede ver su asiento vacío mientras que otros optan por apagar la webcam para tener más intimidad en los minutos de descanso.
Yo aprovecho el entretiempo para avanzar el artículo a la vez que escucho de fondo las conversaciones de los aficionados conectados a la sala y los anuncios de la televisión danesa, no entender nada de lo que dicen me ayuda a concentrarme en la escritura y avanzar en el artículo.
Con el comienzo de la segunda parte me doy cuenta que la experiencia no solo está siendo un poco pesada para mí, el ritmo del partido no es vibrante y el equipo local no parece con fuerzas de remontar. Desde el inicio del partido en donde había más de 300 participantes en la sala al minuto diez de la segunda parte, casi 200 han abandonado su butaca virtual y han cerrado Zoom. Además son más los que no han conectado la cámara de su dispositivo. Pero a pesar de que se han ido muchos, los gritos de ánimo al equipo aumentan así que creo que, al igual que sucede en los estadios físicos, se han quedado los más fieles. La sangría continúo durante el partido, al final del encuentro la sala no contaba con más de 90 participantes.
En la segunda parte el ambiente en la sala empieza a ser más entretenido. Comienzan las conversaciones cruzadas entre usuarios, los gritos de sufrimiento, los cánticos de ánimo y las caras de preocupación viendo que el AGF no remonta en el marcador el gol de Piesinger en el minuto 36.
Todo cambió en el 90. Cuando todos se daban por vencidos y la sala seguía perdiendo usuarios, un gol de Patrick Mortensen pondría el definitivo 1-1 en el marcador. Gritos, abrazos, cánticos... (cada uno a su ritmo porque los streaming de Internet y la sincronización ya se saben que no hacen buenas migas).
La realización del partido descubrió durante la celebración del gol otro secreto del AGF. El club había permitido a muchos de sus fans ver el encuentro a través de una pantalla gigante fuera del estadio pero en vez de todos apilados frente a la pantalla todos bien separados cada uno en su coche aparcados en el parking del estadio.
Conclusiones
Como valoración global mi nota es de notable (7). Como a todo en esta época de desescalada y distanciamiento social se echa de menos el calor humano. Es difícil pensar que el sonido de una grabación ambiente o un mosaico de caras pueda provocar presión en los rivales y ánimo en el equipo local. El primer partido de la liga danesa ha cumplido con esa nueva tónica, vista también en Alemania, del factor 'campo vacío' que tanto está ayudando a los visitantes.
Como experiencia para el aficionado resulta divertida. Más que simular estar en el campo viendo el partido la sala de Zoom se asemeja a seguir el encuentro en un bar. Pocos se conocen entre sí, las conversaciones son individuales pero poco a poco, según avanza el cronómetro, los gritos de ánimo y los gestos de sufrimiento van haciendo piña entre todos. Además resulta agradable ver en las fotografías del encuentro que al final SÍ, mi imagen también estuvo presente en el Ceres Park animando al AGF.
En el campo, la interacción de la Grada Virtual es pequeña. Las pantallas gigantes combinan los mosaicos de caras con algunos primeros planos de los aficionados que más sufren y animan delante de la webcam.
La retransmisión del encuentro pincha algunas imágenes pero dudo que los jugadores sobre el terreno de juego puedan motivarse demasiado con esas capturas aunque, eso sí, las pantallas gigantes y las publicidades en las gradas del Ceres Park ayudan a que los 22 futbolistas pierdan algo de la intimidación de ver una grada repleta de butacas vacías.
Para ser una experiencia piloto ha sido genial. El problema es que ahora sólo pienso en que otro estadio colarme gracias a alguna de las tecnologías que La Liga o muchos clubes en España están intentando implementar para que los fans tengan un hueco en esta desescalada del fútbol. Seguiremos informando.
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