"Tengo la vaga sensación de que aún podemos tener buenas noticias en términos de fútbol internacional en Portugal en agosto", así sorprendía el presidente de la República de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, a todo el mundo este martes por la noche cuando anunciaba que la posibilidad de acoger la final de la Champions League de este año era algo más que una sospecha.
Desde la semana pasada se viene apuntando desde varios medios que Turquía y, en concreto, Estambul, estarían valorando la idea de rechazar la final de la máxima competición continental de esta temporada debido a que no recuperarían la inversión que supone albergar un encuentro así. Es por lo que UEFA ya estaba buscando alternativas al Estadio Ataturk por si, el día 16, donde está programada una nueva reunión del ente, se diera por definitiva la decisión.
Lisboa parece la opción más probable para ser la sede de la final de la Champions League si no puede haber público en esa cita que se prevé para finales del mes de agosto. "Esperemos, sabemos que el fútbol apasiona a mucha gente. Todavía tenemos que ver cómo vuelve el fútbol aquí en nuestro país", explicaba de manera cauta Marcelo Rebelo de Sousa.
También queda por descubrir aún si se cambiará el formato habitual para hacer algún tipo de Final Four para reducir el riesgo de contagio por los vuelos entre países, pero los últimos rumores indicaban que se seguiría la fórmula habitual para tratar de no alterar demasiado la presente edición de la Champions League.
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