Arthur Melo llegaba a Can Barça como uno de los futuros líderes del centro del campo. El brasileño firmó en 2018 a cambio de 30 millones desde Gremio con el foco encima como futuro sustituto de Xavi Hernández. La realidad es que el peso de un inestable club ha caído sobre él y saldrá de la ciudad condal rumbo a la Juventus en medio de una operación de ingeniería financiera para que la entidad azulgrana cuadre sus cuentas.
La calidad de un jugador tocado por una varita en cuanto a su control sobre el juego, que, sobre todo, demostró durante la primera temporada, ha durado dos años en el Camp Nou. Una cuestión que vuelve a poner patas arriba el vestuario del Barça después de una temporada en constante desacuerdo con todas las decisiones que tomaba la dirección de Josep María Bartomeu.
Un nuevo movimiento que no comulga con el pensamiento de Leo Messi y del resto de los compañeros, que la próxima temporada verán su centro del campo más envejecido por la llegada de Miralem Pjanic. El bosnio, que firmará con los azulgrana en el trueque por el que la directiva culé sacará 10 millones (80 de venta y 70 de gasto), pero, sobre todo, conseguirá cuadrar unas cuentas que hace tiempo que no concuerdan y que han visto la llegada de un ERTE para poder paliar las consecuencias del coronavirus.
El vestuario liderado por Messi no querían la venta de Arthur. El brasileño es un jugador ya integrado en la dinámica culé que, a pesar de algunos deslices extradeportivos, comulgaba con el argentino, una cuestión vital para mantenerse en el club. El halo del '10' azulgrana no ha servido para evitar su salida y solo mina aún más una estabilidad del astro en la entidad que ya solo se sostiene por el propio amor de Leo al Barça.
La relación de Arthur
En un principio, Messi le abrió las puertas de su clan interno, dijo que era el jugador que más le sorprendía del vestuario e hizo todo lo posible por involucrarle. Todo eso llegó en la primera parte de su estreno como culé, que había sorprendido a toda la afición y se había afianzado en el once titular de Ernesto Valverde. Era el centrocampista de moda.
Su segundo año no estaba siendo tan bueno. El brasileño fue perdiendo la confianza del técnico vasco y todo se torció con una lesión polémica. Arthur vio como su pubis se veía afectado mientras hacía snowboard en los Pirineos. Una escapada que hizo sin autorización del club y contra la recomendación de los médicos fue el principio del fin que iría incrementando el resquemor de la dirección con él y su actitud.
La llegada de Quique Setién no ayudó demasiado a mejorar su situación. En la rueda de prensa que ha dado este viernes en la previa del encuentro ante el Celta ha sido muy claro con su relación con Arthur. "Es verdad que ha habido cosas que le hemos tenido que ir recalcando y ha tratado hacerlas por todos los medios. No es fácil cambiarle a un futbolista cosas que otros entrenadores le han dicho que estaban muy bien. Le ha faltado un poco de continuidad pero va en el buen camino", expuso el técnico cántabro.
El jugador no era del gusto de Setién, pero tampoco puso de su parte para mejorar su situación prácticamente desde el primer día. El año pasado se marchó junto a Rafinha Alcántara a la fiesta del cumpleaños de Neymar Jr. a París cuando quedaban 48 horas para jugar un Clásico ante el Real Madrid. Esto marcó para siempre al jugador dentro de la cúpula del club y su bajada de nivel ha terminado por enseñarle la puerta de salida.
El fichaje de Neymar
Uno de los puntos que también puede marcar esta decisión es una posible vuelta de Neymar en el futuro. Los dos brasileños son grandes amigos y el del PSG, viendo lo que ha sucedido con su compatriota, ha vuelto a ver de lo que es capaz esta directiva. Arthur era uno de los que animaba a Neymar para regresar a Can Barça; ahora habrá un punto de presión menos para convencerle.
Esto provocaría una reacción en cadena e incrementaría la tensión con el vestuario ya que los jugadores son los más interesados en la vuelta de Neymar. Si la directiva no consigue arreglar sus problemas con el brasileño, el riesgo de minar aún más la confianza de Messi y compañía podría provocar una nueva rebelión. Bartomeu ya ha tenido que afrontar una este año tras el 'Barçagate' y su fortaleza es más bien poca si explota un nuevo frente.
Arthur ha viajado a Vigo para el partido de este sábado, pero tiene permiso para irse a Turín en el caso de que se cierren los flecos que faltan del intercambio para pasar el reconocimiento médico. La inestabilidad del Barça ha vuelto a encontrar un nuevo punto de interés para seguir demostrando que el club está en una permanente crisis que esta temporada puede ser correspondida con un fracaso deportivo.
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