El martes 25 de agosto quedará marcado en la historia del Barcelona como el día en el que Leo Messi trasladó al club su intención de abandonar el vestuario. El crack argentino, idolatrado por los aficionados y máximo representante de los colores blaugranas en el mundo, respondía de esa manera a la mala gestión realizada desde la directiva y al cisma abierto desde la eliminación en Champions.
Messi, por medio de un burofax, confirmó a la directiva que quería abandonar el Barça. Y la noticia, a los pocos minutos, se extendió por todo el mundo. Tanto que exjugadores o hasta el presidente de la Generalitat no tardaron en despedirle y agradecerle su labor. Una actitud mucho más tranquila que la tomada los aficionados del Barcelona, que ya estaban atravesando unas semanas complicadas desde la derrota por 2-8 en Lisboa.
Grupos de aficionados acudieron a las inmediaciones del Camp Nou al rato de saltar la noticia. Enfadados y entre gritos, cantaron el "Bartomeu dimisión" a cada vehículo que entraba en las instalaciones del Barcelona. Además, estaban acompañados de numerosos medios de comunicación, que captaron el malestar entre los seguidores del cuadro catalán.
La Guardia Urbana tuvo que intervenir, situando a los periodistas en una zona y a los aficionados en otra. Todos ellos siendo vigilados para que en ningún momento se incumplieran medidas de seguridad sanitaria como la de llevar mascarilla o mantener cierta distancia interpersonal.
Tal y como recogen las imágenes de medios como RAC1 o La Afición, los seguidores del Barcelona no quisieron quedarse al margen de la crisis deportiva y acudieron al estadio blaugrana para expresar su opinión. Unas imágenes que complican aún más la etapa de Josep María Bartomeu, cuyo proyecto con Koeman acaba de empezar y que ya se ha encontrado el primer problema: la salida de Leo Messi.
La difícil situación de Messi
El técnico holandés aseguró que contaba con él, pero tras reunirse con el delantero argentino conoció las intenciones de este. Se veía más fuera que dentro. El pesimismo sobre la continuidad de Leo se complicaba. Sin embargo, su marcha no va a ser fácil ni consensuada.
El argentino iba a ser el galeón del proyecto de Koeman. Y, sin él, el planteamiento deberá ser otro. Además, el atacante ha pedido la carta de libertad basándose en una cláusula especial de su contrato por la que puede abandonar el Barcelona a final de cada año. Esa especificación caducaba en junio, fecha marcada en un principio como final del curso. Pero la crisis de la Covid-19 han alargado la campaña y es a lo que se agarra Messi.
Esta cláusula genera una nueva batalla y podría convertir el adiós del histórico jugador culé en toda una pesadilla para los aficionados.
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