La crisis del coronavirus y los rebrotes que se están extendiendo por toda Europa ha vuelto a poner en riesgo el fútbol de élite. La pandemia no da tregua y los casos que hay en el continente han llevado a Hungría a cerrar las fronteras. Una medida que pone en peligro la celebración de la Supercopa de Europa prevista para el 24 de septiembre.
Hungría ha decidido cerrar fronteras a todos los extranjeros a partir del 1 de septiembre. La medida, tomada para evitar la propagación del coronavirus, durará como mínimo un mes. Es decir, la Supercopa no podría jugarse. Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, el gobierno del país ha previsto algunas excepciones para que torneos de este nivel y asuntos de negocios importantes no se vean afectados.
El ejecutivo se reunirá con la UEFA y se tomará una decisión. Pero, más allá de que al final se pueda jugar, esta decisión supone un contratiempo para los aficionados. El día 24, con el partido entre el Sevilla y el Bayern de Múnich para ser los mejores de Europa, estaba marcado como el regreso de los hinchas a los estadios. La UEFA quería probar esta vuelta a las gradas en un partido de las características de la Supercopa.
Tal era su obcecación con que este fuera el primer partido con público que se llegó a negar la propuesta de Alemania de contar con aficionados en el duelo de la Nations League contra España. La UEFA, tajante, les transmitió que no era posible y que el primer encuentro de la 'nueva normalidad' iba a ser el que enfrentase a españoles y germanos, pero a nivel de clubes.
El organismo liderado por Ceferin barajó una asistencia de 6.000 aficionados al partido. La mitad del aforo sería para la hinchada sevillista y la otra para los bávaros. Todos ellos, además, debían seguir el protocolo sanitario y acudir con dos negativos en las pruebas de detección del coronavirus. Y, por último, tendrían que pasar un control de temperatura que ya se ha convertido en costumbre en cualquier evento multitudinario. En total se tendría que ocupar un 30% del aforo del estadio, unas 20.000 butacas. Las próximas reuniones entre ambas partes determinarán el futuro de la Supercopa.
Las opciones de la UEFA
El ente europeo ha estudiado varios escenarios durante este mes de agosto. Las reuniones entre sus miembros ha permitido elaborar un protocolo, no solo sanitario, sino también de actuación en caso de que el coronavirus no permita desarrollar las competiciones como se tenía organizado.
De hecho, la UEFA está estudiando hasta extender la 'Final a Ocho' que se ha desarrollado en Lisboa y que ha congregado a los mejores de Europa en una misma sede, a partido único y desde los cuartos de final. Más allá de este evento, el organismo ya desveló que, en caso de rebrotes o complicaciones para ir de un país a otro, se establecería una nueva sede neutral en países que ya se han ofrecido.
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