La política ha llegado al deporte y no de la mejor manera. El 'caso Fuenlabrada', que ha desatado una batalla encarnizada en Segunda División, también ha generado cierta división dentro de la política nacional. Y concretamente en el partido del Gobierno. El PSOE lidera tanto en A Coruña como el CSD y, la actuación del ente deportivo, no ha gustado en absoluto al consistorio gallego.
La polémica por el 'caso Fuenlabrada' se ha extendido durante todo el post-confinamiento. El club madrileño viajó a La Coruña para jugar contra el Deportivo. Era el último partido de la temporada. La jornada definitiva de Segunda División. Se tenía que jugar con horario unificado y saldrían los descensos y ascensos finales de la temporada. Sin embargo, la aparición de varios positivos por coronavirus en la plantilla madrileña paralizó la competición.
Fue entonces cuanto estalló una batalla entre las partes implicadas. Se esperaba al Deportivo de La Coruña, tanto por ser el rival del Fuenlabrada como por sus intereses en mantenerse en Segunda. Y también la del Numancia y el resto de equipos que se jugaban algo en la jornada final. Pero, con lo que no se contaba, era con una actitud tan combativa del Ayuntamiento de La Coruña.
Desde un primer momento, la alcaldesa de la ciudad, Inés Rey, transmitió su enfado y preocupación. Habló de negligencia e incluso de un posible delito, tal y como trasladó a EL ESPAÑOL. Y abrió todo un proceso para buscar culpables en el 'caso Fuenlabrada' por la vía judicial. A diferencia de otros organismos públicos, como podría ser la Xunta o la Comunidad de Madrid, desde el consistorio se fue tajante.
Semanas después, el TAD ha dado carpetazo al caso y el Deportivo será equipo de Segunda B si la justicia ordinaria no lo impide. El Fuenlabrada mantendrá la categoría y no tendrá ninguna multa. Un cúmulo de decisiones que han enfadado y mucho a la alcaldesa y más viendo la actuación del CSD.
Ambas son del PSOE y, a priori, se esperaba cierta relación de cooperación. Al menos no se iba a abrir una batalla pública. Pero desde A Coruña la estrategia no ha sido la esperada. Llamadas telefónicas, críticas públicas y una serie de acciones que abren una brecha en un PSOE que ya cuenta con sus frentes de 'batalla' con la oposición.
La crítica de Inés Rey
La alcaldesa dio un paso al frente llamando a Irene Lozano. Inés Rey, según ha podido saber EL ESPAÑOL, fue la que cogió su teléfono para contactar con la presidenta del CSD. Quería "exigir" que tomaran medidas e interviniesen en el 'caso Fuenlabrada'. Una conversación ocurrida en las últimas horas y tras conocerse la decisión del TAD.
En esa conversación, según informan a este periódico, la alcaldesa exige que se tomen "cartas en el asunto" porque todo parece una "negligencia" de LaLiga. Además, recuerdan que el CSD ya mostró su "indignación y culpó a la organización de Javier Tebas. Sin embargo, no se ha producido ningún movimiento esperado. "No vemos que haya hecho nada", explican en referencia a las actuaciones del CSD y Lozano.
La llamada telefónica se filtró a los medios. Pero lo hizo de una forma algo distorsionada. Se empezó a correr el rumor de un posible intento de soborno del CSD a La Coruña. Eran palabras mayores. Para más inri, la rueda de prensa dada por Inés Rey no rebajó la tensión.
"Si alguien en el CSD entiende o cree entender que formulando algún tipo de actuación deportiva en la ciudad va a hacer que callemos y que no dejemos de denunciar lo que consideramos injusto, quiero aclarar que está errado", explicó públicamente. Desde el Ayuntamiento confirman que, durante esa charla, en ningún momento se habló de inversiones en la ciudad. Pero que, ante lo que pueda ocurrir, se decide salir y explicar que "la ciudad no está en venta".
Seguirán peleando en los juzgados para encontrar los responsables. Hasta entonces, han dejado clara su opinión sobre el organismo que dirige Irene Lozano. "El CSD no está a la altura de las circunstancias".
El CSD se mantiene en la neutralidad
Irene Lozano ha sido uno de los personajes más buscados en las últimas semanas. Ella, como presidenta del Consejo Superior de Deportes, era la solución para muchos implicados en los problemas del fútbol nacional. Se preguntaban por dónde estaba y la criticaban por, supuestamente, andar de vacaciones.
Sin embargo, fuentes del organismo trasladan a EL ESPAÑOL que en todo agosto solo ha estado cinco días "desconectada". Su falta de acción no era una estrategia para evitar cualquier conflicto. Era la decisión tomada para dejar que las diferentes partes, competentes en cada caso, llegaran a acuerdos y aplicaran soluciones.
Sin embargo, nada de eso ha ocurrido. Ni en el conflicto entre LaLiga y la RFEF ni en el 'caso Fuenlabrada'. Desde el entorno de Lozano se mantienen: ninguna de las decisiones estaba en su mano. En este caso concreto, el del Deportivo-Fuenlabrada, estaba siendo investigado por el Comité de Competición. Por ello, desde el CSD no quisieron inmiscuirse, sino que querían dejar trabajar al resto de partes.
Una postura que en Galicia, a tenor de las declaraciones de Inés Rey, no es comprensible. El CSD, pese a las críticas públicas de la socialista, no quiere replicar. Lo dicho, dicho está. Y en privado. Fuentes del Consejo lo dejan claro: "No vamos a entrar en polémicas estériles". Subrayan que era una conversación privada y que en eso quedará.
La actitud del CSD, a pesar de los ataques que viene recibiendo, huye de cualquier tipo de polémica. Su última intervención en la polémica por el calendario les ha permitido reforzarse. Próximamente se reunirán con asociaciones del fútbol no profesional y, recientemente, han distribuido el esperado protocolo contra la Covid-19.
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