El 'Caso Messi' ha entrado en un nuevo capítulo: la marcha atrás de Leo. El Barça se ha mantenido fuerte ante el órdago que lanzó el argentino hace un par de semanas ya con aquel burofax. La realidad es que tiene muy complicado salir gratis, aunque sus abogados se mantengan en sus trece. La dirección deportiva culé no quiere negociar una salida y la única vía sería la cláusula, o que un club se arriesgue a tener que pagar una compensación si un juez así lo dictamina después de que el rosarino pidiera el 'Transfer Request' a la FIFA.
Esto ha supuesto también un cambio de paradigma en la Junta Directiva. Apostar porque Messi se quede era un arma de doble filo y todos los que componen el círculo que toma decisiones en la entidad azulgrana lo sabían. La situación de la economía del club no es muy boyante, de hecho, ahora mismo atesora grandes pérdidas. Dejando a un lado la leyenda del mejor jugador de la historia del club, Bartomeu necesita hacer cuentas. Las tiene hechas prácticamente desde el primer día y su necesidad apremia.
El presidente del Barça dejará de serlo entre marzo y abril del próximo año. Su gestión nefasta después de vender a Neymar Jr. y hacer inversiones en Dembélé, Coutinho y Griezmann que no han dado el rendimiento esperado ha dejado las cuentas del club temblando. Para el club no es ningún problema a corto plazo, ya que cada candidato va con un aval al proceso electoral, el mismo del que habría que tirar para cuadrar las cuentas al final de su legislatura si el resultado son pérdidas.
Bartomeu ha primado el hecho de no pasar a la historia como el presidente que vendió a Leo Messi, pero ahora tiene el riesgo de ser el presidente que dejó las cuentas del club en banca rota. Aún queda mucho para el cierre del mercado, pero si finalmente el argentino decide quedarse hasta acabar su contrato en el verano de 2021, el jugador saldría a coste cero y cobrando su último año; lo que significa un gasto de 100 millones de euros brutos.
El agujero
Bartomeu tenía un colchón de 150 millones como beneficio acumulado, pero la crisis del coronavirus ha provocado que todas sus cuentas se hayan venido abajo. Se calcula que el Barcelona habría dejado de ingresar entre 150 y 200 millones esta temporada, lo que llevará a cerrar el ejercicio con pérdidas. Por esta razón, con unos beneficios que se estimarían durante toda su legislatura de 40 millones, el presidente tendría que avalar el 15 por ciento del presupuesto y lo que reste hasta completar esa cifra. Este es el motivo que le ha llevado a no dimitir.
Las cuentas de la Junta Directiva indican que necesitan ahorrarse 200 millones de euros. El ajuste de gasto no pasaba, en cualquier caso, por quitarse de en medio a Messi. Pero esta oportunidad que abrió el jugador supuso que Bartomeu y su equipo valorasen el importante valor que tendría esta operación para el ajuste de gasto que tenían previsto.
La 'lista negra' de Koeman también venía aderezada por Bartomeu. De hecho, el presidente, en la entrevista que ofreció en el canal del club no hizo intocables a muchos de los jugadores que sí han sido finalmente integrados en los planes de la próxima temporada. Pero los que sí coincidían eran Luis Suárez, Ivan Rakitic, Arturo Vidal y Samuel Umtiti. Con ellos se preveía un ahorro de 50 millones sin contar posibles traspasos que hicieran entrar líquido en la entidad.
Bartomeu solo piensa en los salarios, pero con Messi no se lo podía permitir. La entrada de una cantidad cercana a los 100 millones de euros por un traspaso del argentino más el ahorro de su último año de contrato podía suponer el final de los problemas para el presidente culé. Pero el máximo responsable del club se ha cerrado en banda y le pide la cláusula íntegra de 700. Si ya era difícil que alguien cuadrase cuentas para pagar 100 millones más el salario íntegro del argentino, esa cantidad es inabarcable.
Sin la salida de Leo, con lo poco (o nada) que se está percibiendo por las salidas, los nuevos contratos de los jugadores que han llegado esta temporada y algunas renovaciones por afrontar, el plan de Bartomeu se tambalea. Si quiere salvar ese aval que puso para convertirse en presidente cuando ganó las elecciones, tendrá que pensar en otras salidas para poder cuadrar las cuentas.
Sin embargo, el presidente del Barça le ofreció durante la reunión de este miércoles con el padre de Messi renovar otros dos años. Un movimiento que bien podría ser un farol para llevar a cabo la misma estrategia que con el fichaje de Neymar el verano pasado: "lo intentamos hasta el final". Aún así esto tendría una justificación, que tampoco podrá defender finalmente ante la negativa del jugador.
Pérdidas inevitables
En estos días se ha hablado mucho de la pérdida de valor de LaLiga. Pero, ¿y la del Barça? El club tiene que afrontar dos renovaciones de patrocinadores muy importantes el próximo verano. Aunque Bartomeu ya no las afrontará, el hecho de contar con Messi en plantilla hace que esos contratos sean más grandes. Ahora, el problema para la próxima Junta Directiva es grande. Con la crisis del coronavirus de por medio y sin Leo, que quedaría libre, las ofertas serán a la baja.
Rakuten, que repercute 55 millones en las cuentas azulgranas, y Beko, con 19, acaban su vinculación con el Barça en ese verano. A la larga el club está viendo que la salida de Leo Messi sería un problema aún más grande. Dos de los patrocinadores principales podrían desaparecer o firmar por muchísimo menos de lo que se tenía previsto en un principio. O los candidatos vienen con contratos publicitarios fuertes, o la entidad se devaluará de forma muy importante.
No se queda solo ahí el asunto. El área de merchandising supone alrededor de 60 millones de euros por temporada. No hay cálculos exactos de lo que podría suponer que el número 10 del club deje de tener el nombre de Messi justo encima. La caída de ingresos por patrocinio y por esta cuestión ponen en jaque que el club se pueda mantener en una escala salarial tan alta.
Hay que contar también con que los ingresos que se están perdiendo por culpa de la Covid-19 en cuanto a las taquillas y el dinero que supone la previa del partido y las instalaciones del Camp Nou. Esta cantidad se estima en torno a los 94 millones, pero es que la salida de Messi también afectaría en esta cuestión ya que, el día que haya posibilidad de que vuelva el público a las gradas, cuántos extranjeros incluirán entre sus planes de viaje a Barcelona el acudir a ver al equipo de la ciudad sin el astro argentino.
Está claro que el 'Caso Messi' no solo es una cuestión preocupante para Josep María Bartomeu y su Junta Directiva, también lo es para los 150.000 propietarios que tiene el club, o sea, sus socios. La realidad es que con una salida de esta manera tan polémica la entidad veía parcialmente saneada su situación tan catastrófica. Pero si Leo decide finalmente esperar a la próxima temporada, el agujero se hará de un tamaño difícilmente soportable.
[Más información - El padre de Leo Messi afirma que su hijo podría quedarse en el Barça un año más]