La cuenta atrás para Josep Maria Bartomeu y su posible salida de la presidencia en el FC Barcelona continúa sin pausa. El máximo representante de la entidad culé se enfrentará a una moción de censura histórica. Y es que podría convertirse en el primer presidente de la historia del club que tiene que abandonar el cargo por el cese de la masa social.
La dimisión lo impediría, pero no parece que Bartomeu y su Junta Directiva vayan a tomar ese camino. El presidente, es más, ha apostado por torpedear el proceso. Ya se ha dado una fecha en la que se celebre la votación, aunque más tarde de lo previsto y pese a las peticiones de los impulsores de la moción. Pero, por si fuera poco, se han utilizado dos excusas para intentar frenar el proceso. El resultado, tras la intervención de la Generalitat, no está siendo del todo positivo para la actual cúpula culé.
Bartomeu y su equipo primero pusieron la situación sanitaria como impedimento de celebrar el referéndum. Las autoridades autonómicas rechazaron la petición culé. Y, a la par, han puesto en duda la validez de las firmas autorizadas por la propia mesa de censura, trasladando la causa a la Guardia Civil.
La validación de las firmas
El proceso de la moción de censura debe pasar por varias etapas. Primero necesita recoger más de 16.000 firmas que representen el 15% del censo electoral del Barcelona y en un periodo no superior a 14 días. Posteriormente, se debe dar la información necesaria al club para que este configure la conocida como mesa del voto de censura. Y esta, compuesta por cinco personas, deberá validar las firmas para que se produzca el referéndum sobre la continuidad de la presidencia.
En el caso del Barcelona hubo serias dudas desde el inicio de que se obtuvieran los apoyos necesarios para poder votar. Sin embargo, la campaña en redes sociales elaborada por los impulsores de la moción, y las constantes crisis internas en la entidad blaugrana con Messi, Suárez y compañía, hizo que la moción ganara partidarios entre los socios. Tanto que hasta personas muy cercanas a los jugadores han respaldado el movimiento.
El Barça constituyó la mesa tal y como establecen sus estatutos. Dos representantes del club, dos de la moción -entre ellos Jordi Farré, su líder- y un quinto personaje neutral y perteneciente a la federación catalana. Los opositores presentaron más de 20.000 firmas, número muy superior a las necesarias. Querían tener cierto colchón. La cantidad sorprendió hasta en la directiva culé. Y, tras varios días, el pasado 7 de octubre se hizo público lo que todos esperaban: habría referéndum.
Un día después a esta confirmación, el Barcelona contaba con diez días mínimos y veinte máximos para convocar el referéndum. Un calendario que también viene muy bien estipulado en los estatutos del 2018.
Denuncia ante la Guardia Civil
Tan solo un día después de que se hicieran públicos los números de la moción, el Barcelona sorprendía con un movimiento que no se esperaba. Si bien entre los impulsores de la moción contra Bartomeu creían que el club buscaría cualquier excusa para retrasar la votación, en ninguno de los planes aparecía la idea de que el Barça acudiera a la Guardia Civil.
La entidad catalana, el día 8 de octubre, denunciaba ante el organismo policial una presunta falsificación de firmas para sacar adelante la moción. "Evidencias de posibles ilícitos penales", aseguraron en la denuncia. A pesar de que dudaban de 300 firmas, el Barça apuntó que podría "haber otros bloques de papeletas no auténticas". Denunciaban una "campaña" contra la Junta Directiva.
La sorpresa era total. "Pues la verdad es que me ha sorprendido muchísimo porque me he enterado cuando un ejecutivo del club ha traído el documento donde la Guardia Civil le requería información al club", aseguró Farré. Y es que él mismo fue testigo de una pregunta directa: "Ahí le he preguntado a los representantes del club si habían puesto la denuncia. Me decían que no, han negado en el acta que haya una denuncia puesta".
Algo que el propio representante opositor vio más grave, pues "incluso diciendo que no había una denuncia", en el FC Barcelona "han intentado parar el proceso", explicó Jordi Farré a EL ESPAÑOL.
Gómez Ponti, jefe de servicios jurídicos del Barcelona, salía a escena. En una entrevista con Catalunya Radio reconocía que "quizás algunas firmas formalmente correctas son falsas". "No hemos hecho ninguna denuncia a la Guardia Civil", recalcaba, porque lo que hicieron fue poner "en conocimiento unos hechos" y, según este, "la Guardia Civil interpretó que era una denuncia". Por el momento, se desconoce la situación de la investigación y la moción sigue adelante.
La excusa de la Covid
Paralizar el proceso con esa denuncia no ha sido la única vía empleada por el Barcelona. Si bien desde el club se está planteando aceptar público en los próximos partidos como El Clásico o la Champions, escenarios que no se contemplan ni en el CSD ni en la Generalitat por la situación sanitaria, el Barça ha defendido desde un primer momento que no se podía realizar el referéndum.
La Covid-19 impediría citar a todos los socios para votar. Sin embargo, la Generalitat reformó recientemente la ley para que las entidades deportivas pudieran votar de forma telemática. Eso sí, solo en determinadas asambleas donde no se aprobaran cuentas o el futuro de una junta directiva. Es decir, el referéndum no podría ser telemático.
Pese a ello, la Generalitat defendió que la votación se podía celebrar. Y Gómez Ponti, también en Catalunya Radio, aseguró que "esta votación vulnera la ley". Unas palabras que no gustaron en absoluto en la Generalitat, pues entendían que estaban acusándoles de saltarse la misma ley que ellos habían impulsado. Se produjo un cruce de declaraciones y el Barcelona, por medio de dos vicepresidentes, acabó pidiendo perdón en privado al Secretario General de Deportes de Cataluña.
La Covid-19 no impide que se vote en el referéndum contra Bartomeu y se baraja habilitar varias sedes para poder desarrollar el evento sin problemas. Es la postura defendida por la Generalitat. El Barça sigue agarrándose a esta excepción para retrasar la fecha confirmada. El ejecutivo catalán ha dado el visto bueno a que se celebre, pero la entidad de Bartomeu sueña con un cambio de postura.
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