La pandemia del coronavirus, como en el resto de sectores, ha implicado ciertas modificaciones en las competiciones deportivas. Entre ellas la del fútbol, una de las disciplinas con más relevancia a nivel mundial, que más afición mueve y que se caracteriza por manejar grandes cifras económicas. Por ello, con la crisis de la Covid-19 aún candente, los principales actores del mundo del fútbol han movido ficha.
La idea de impulsar una Superliga europea, que supondría la sustitución de la Champions League organizada por la UEFA, ha vuelto a cobrar fuerza. Si en anteriores ocasiones se señaló a clubes españoles como el Real Madrid como ideólogo de la competición, en esta ocasión son los equipos de la Premier League los que han comenzado a gestar su creación.
La Superliga cuenta con apoyos. El más importante, el de las principales potencias del fútbol continental. Sin embargo, también genera cierto rechazo entre instituciones como la propia UEFA o las ligas nacionales, que verían el nacimiento de un formato similar al suyo pero de mayor nivel y, probablemente, con mejores ganancias económicas.
Lo que parece una realidad es que tarde o temprano se acabará por crear este tipo de competición. Bien a cargo de la UEFA o surgiendo desde los propios equipos, ver a la homóloga de la Euroliga de baloncesto en el fútbol es cuestión de tiempo. La competitividad es mayor, los grandes clubes refuerzan su unidad y los términos económicos son más satisfactorios para todos los participantes. Tanto que en su día se habló de 900 millones de euros en forma de ingresos por televisión.
Años de rumores
La idea de crear una Superliga europea no es algo repentino. No es nuevo y se conoce desde hace años. Desde 2016, cada verano se vienen sucediendo diferentes informaciones acerca del objetivo de los grandes de crear este torneo. Y las respuestas de los afectados suelen ser las mismas: es inviable. Pese a ello, el rumor no cesa y en este 2020 marcado por la crisis del deporte detonada por la Covid-19 la Superliga ha resurgido.
En 2016 la idea cobró fuerza. Hasta un directivo con cierta relevancia como Rummenigge se pronunció a favor. El alemán comentó que no se debería "excluir que en el futuro se pueda crear un campeonato europeo" paralelo a la Champions League. Por aquel entonces, Javier Tebas rechazó la posibilidad y subrayó que, además de negar que se pudieran generar grandes cifras económicas, insistió en que necesitaría "el consenso de todas las ligas de Europa".
En 2017, con la posibilidad de lanzar el proyecto aún latente, el mismo Rummenigge dio un paso atrás debido a las modificaciones realizadas por la UEFA. La Superliga ya no era una prioridad. Sin embargo, la calma solo duró un año y en 2018, con las publicaciones de Football Leaks, se volvió a recuperar la idea. La intención era ponerla en marcha en 2021 y clubes como el Real Madrid, Barcelona, Juventus y Bayern serían los pilares.
Tras un año, en 2019 se produjo una nueva revelación. Esta vez por medio de Andrea Agnelli, máximo mandatario de la Juventus y presidente de la ECA, la asociación de los grandes clubes europeos que forma parte de los órganos de decisión de la UEFA y que defiende en gran parte la idea de la Superliga. Agnelli negó querer "matar a las ligas nacionales", pero defendió la creación de otra competición diferente a la Champions.
Las últimas declaraciones ya han llegado en 2020. Rummenigge, nuevamente, aclaró en el diario Frankfurter Allgemeine que en diez años no habría Superliga europea en gran parte por la crisis de la Covid. Sin embargo, tan solo han bastado unos meses para que el rumor vuelva a correr como la pólvora.
Las concesiones de la UEFA
La organización europea, hasta el momento, ha frenado todos los conatos de Superliga europea por medio de negociaciones con los grandes clubes del continente. Aplicando modificaciones en el formato o modo de clasificación, la UEFA ha conseguido que la idea de esta nueva competición se haya ido aplazando en el tiempo.
En el mismo 2016, cuando surgieron los rumores, la UEFA confirmó un cambio importante y que se implantaría a partir de 2018. Según el cambio desarrollado por la organización, el formato se mantenía pero la forma de clasificarse no. Tras una negociación con todas las partes, el campeón de la Europa League se clasificaría de forma directa para la fase de grupos de la Champions y, además, las cuatro mejores federaciones del continente tendrían a sus primeros cuatro clasificados en la misma fase.
Cambios que, según publicó en 2016 la propia UEFA, tendrían una vigencia de tres años. Es decir, hasta esta 2020/2021. Sin embargo, la Superliga ha vuelto a renacer y la competición ve más oportuno que nunca innovar.
Durante los últimos días ya han brotado dos ideas importantes. La primera, y que explicó el propio presidente de la UEFA, es la de crear una final a ocho en la Champions. Lo sucedido en Lisboa por la Covid, con eliminatorias a partido único desde los cuartos de final ha gustado a aficionados y clubes. Hay más tensión, más posibilidades para todos y, en caso de poder acoger afición, sería toda una fiesta del fútbol. Algo que ya sucede con éxito en la Euroliga de baloncesto. Sin embargo, ese cambio no entraría en vigor hasta 2024.
La otra idea que baraja la UEFA, y que se ha comentado de puertas a dentro, es la de renovar por completo el formato actual. Según lo publicado, la Champions aumentaría sus equipos hasta los 36 participantes. Se aumentaría el número de conjuntos en cada grupo o, por otra parte, se desarrollaría lo más parecido a la propia Superliga europea. Una fase regular donde se jugarían diez partidos -cinco como local y los mismos como visitante- y donde los 16 mejores clasificados pasarían a la siguiente ronda.
La crisis del coronavirus tendrá un papel fundamental. Las dificultades para viajar, las complicaciones económicas de cada entidad y las necesidades de cada club son algunas de los posibles impulsos a buscar una revolución en el fútbol europeo.
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