El fútbol femenino en los 70 y el nacimiento de una selección: "Veinte céntimos por un beso"
Nueva Zelanda será la sede, junto a Australia, del Mundial de 2023 y ahora hacemos un viaje hasta los orígenes de su combinado nacional.
2 noviembre, 2020 23:52Noticias relacionadas
Nueva Zelanda y Australia serán sede del Mundial de fútbol femenino en 2023. La candidatura conjunta superó en las votaciones, con un promedio de 4,1 sobre 5, a las propuestas de Colombia (2,8) y Japón (3,9). Después de las valoraciones llegó el momento de la confirmación y fue así como los países de Oceanía se convirtieron en la sede de la novena edición de la Copa del Mundo.
Ahora toca hablar de Nueva Zelanda. Un país que no es muy conocido por su maestría en el deporte rey, aunque todo el mundo sabe quiénes son los All Blacks. Si en el rugby son una leyenda, los neozelandeses quieren ahora dar un paso adelante en el mundo del deporte rey.
El fútbol femenino continúa luchando por hacerse cada día más visible y tener un mayor alcance, pero mucho terreno se ha ganado desde los inicios de este deporte. En Inglaterra llegó a estar prohibido durante tres siglos y no fue hasta finales del XIX cuando resurgió de sus cenizas. En otros rincones del planeta, hubo que esperar aún más.
Caso de Nueva Zelanda
En la década de los 70, cuando Pelé ya había hecho historia con la mejor Brasil de todos los tiempos, el fútbol femenino tal y como ahora se conoce todavía era un sueño. En Nueva Zelanda hubo que esperar para ver nacer la selección nacional. Falta de apoyo y, sobre todo, ausencia de ayudas económicas que provocaron que las futbolistas tuvieran que financiarse con acciones que ahora se ven en películas americanas, en las que los adolescentes ganan dinero para sus viajes de fin de curso.
Nueva Zelanda había sido invitada a participar en la Copa Asiática y para ello las futbolistas necesitaron recaudar fondos. La por entonces capitana de las Kiwis Barbara Cox ha recordado cómo vivió aquel momento: "Uno de los métodos era entrar en los pubs diciendo '20 céntimos por un beso', y otro recorrer la calle por completo, de arriba abajo, con un bote pidiéndole por favor a la gente que donase dinero. Seríamos unas cuatro, y así recaudamos algo de dinero".
También tuvieron que lavar coches para alcanzar la cantidad necesaria, aunque tuvieron que recibir ayuda estatal y poner dinero de sus bolsillos para poder participar en la cita como invitadas: "Por aquel entonces no había muchas oportunidades de recaudar dinero, así que también nos dedicamos a lavar coches. El gobierno aportó algo, y tuvimos que pagar cien dólares cada una".
Inicio de la historia
Así pudieron participar en su primer campeonato internacional como invitadas.
Aunque acababan de irrumpir en el fútbol, y sin ir más lejos la propia capitana llevaba tan solo dos años jugando, el papel de Nueva Zelanda fue bueno en la Copa Asiática.
Ganaron el torneo y volvieron a su país como heroínas a las que recibieron la prensa escrita, la radio y la televisión. Entonces se creó una Federación femenina en cada región del país y también una liga corta en la nación.
"Hasta las chicas juegan ya al fútbol", escribieron por aquel entonces. Aunque el camino no fue fácil a partir de entonces. Se había dado un primer paso, pero quedaba un largo trayecto. En Hong Kong, allá por el año 1976, tuvieron que comprarse sus propias botas para participar en la Copa Asiática a su llegada a la ciudad. De hecho alguna tuvo que jugar con botas de niño.
Después de su victoria en la final ante Tailandia, tuvieron que jugar sus partidos en campos de colegio: "Había problemas para acceder a los terrenos de juego, y a veces jugábamos en canchas de escuelas. Siempre íbamos ya vestidas para jugar, porque no sabíamos qué instalaciones tendríamos a nuestra disposición". También tuvieron que enfrentarse a aquellos que no creían que el fútbol podía ser cosa de mujeres.
La opinión de ellos
Barbara Cox, en declaraciones para la web de la FIFA, ha explicado que "otro problema es que muchos clubes no aceptaban a las jugadoras. Aún había muchos hombres a los que parecía que no les gustaba que invadiésemos su territorio, o que pensaban que podríamos hacernos daño. Y también, por supuesto, muchísimos comentarios del estilo de que no debíamos jugar 'porque no es algo femenino'.
Sin embargo, también otros hombres ayudaron a las futbolistas para que pudiesen jugar como lo hacían sin problemas los chicos: "Al mismo tiempo, nos ayudaron muchísimos hombres. Fue algo inestimable, porque, como es lógico, ninguna mujer tenía experiencia entrenando. Era estupendo que hubiese hombres que sí deseaban ayudar, aunque otros no quisieran vernos ni en pintura".
De las vivencias de esta pionera a la actualidad con la celebración del Mundial de 2023 en su país. Cox ha afirmado que esta Copa puede significar la confirmación del fútbol femenino para los neozelandeses: "Yo siempre he sostenido que las mujeres pueden jugar tan bien como los hombres, con la salvedad de la potencia y la velocidad. Soy socióloga deportiva y siempre he estado convencida de eso. Nosotras no tuvimos acceso a preparadores de primer nivel, ni a entrenamiento físico y psicológico de primera categoría. Ahora las mujeres se entrenan igual que los hombres y los resultados están a la vista".
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