El Barcelona se mide al Betis este sábado en un partido donde se prestará atención a cada momento en el que Ronald Koeman, técnico azulgrana, y Joaquín Sánchez, capitán verdiblanco, estén cerca el uno del otro. ¿Se saludarán? ¿Se dirán algo? Tantas preguntas de cara a un reencuentro en el que el pasado no es grato de recordar para ninguno de los dos. Ambos, enemigos para siempre, se vuelven a ver las caras.
Hay que remontarse al Valencia de la temporada 2007/2008. Un equipo che donde el ambiente era de guerra total, mayor todavía que el actual. Un vestuario al que llegó Koeman a mitad de temporada para imponer su ley... y el que estuviera en su contra lo pagaría caro. Eso fue lo que le pasó a Joaquín, cercano a los Albelda, Angulo y Cañizares, a los que el holandés puso la cruz y apartó del equipo.
Lo de Koeman y Joaquín empezó por un castigo. Quince minutos de retraso del jugador a un entrenamiento, en teoría por un problema con el coche mientras dejaba a los niños en el colegio, que le mandaron a la grada al partido siguiente. La bronca (que fue de las buenas) vino porque días antes, Éver Banega también llegó tarde a una sesión y lo hizo, además, en malas condiciones. Con el argentino echó la vista a otro lado y le puso de titular el fin de semana pese a que la que se esperaba que le cayera al jugador fuera monumental.
Era un jugador de 25 millones que no valía ni 25 euros
Primer roce y Joaquín nunca encajó con Koeman. Bajo un ambiente casi de guerrillas, al por entonces internacional con la Selección (no lo fue nunca más tras aquella etapa) le esperó el banquillo una y otra vez, jugando Arizmendi en su posición sin ser la suya natural. El Valencia no levantaba cabeza en Liga, pero aún así se colocó en la final de la Copa del Rey casi sin saber cómo.
Para la final del Vicente Calderón contra el Getafe a Joaquín le volvería a esperar el banquillo, aunque no pasó mucho tiempo en él. Y no porque saliera a jugar. Koeman se cebó con él y lo tuvo calentando en la banda desde la primera mitad y todo el segundo tiempo. No jugó un solo minuto. Ni levantar el título le hizo cambiar la cara a Joaquín, que no perdonaría jamás a Koeman lo que le hizo. Recién ganada la Copa, Koeman fue destituido y la guerra se hizo pública.
De lo único que se preocupaba era de tener cinco o siete botellas de vino en la cena
"Era un jugador de 25 millones que no valía ni 25 euros", dijo al poco tiempo Koeman sobre Joaquín y su conflicto. El futbolista español no se mordió la lengua y respondió con una grave acusación: "De lo único que se preocupaba era de tener cinco o siete botellas de vino en la cena. Vamos, que se acostaba calentito", dijo. Aunque Joaquín se desahogó mucho más aquella vez que habló.
"En cinco meses ha destrozado el equipo y tiene la poca vergüenza de no despedirse del vestuario y decir las cosas a la cara [...] Ha demostrado ser mal entrenador y de buena persona tiene poco. En los últimos partidos quería imponer un sistema que no... Que no tiene cojones ni de explicarlo. Así es complicado que el futbolista haga lo que tú quieras. Pero es que no tiene cojones ni para eso. Nosotros mismos teníamos que levantarnos y dibujar en la pizarra nuestros fallos", contó. Y no se quedó ahí.
Se ha ido con mucho dinero, jodiendo a todos los jugadores que ha jodido
"No hablaba con ningún jugador, todo era a través de Bakero -su segundo- [...] Se ha ido con mucho dinero, jodiendo a todos los jugadores que ha jodido y dejando al Valencia en pésimo lugar y ahora tiene la poca vergüenza de desprestigiar a personas como yo desde Holanda. Ya me gustaría a mí ser la mitad de listo que él, habiéndose llevado siete millones de euros en cinco meses", dijo Joaquín de Koeman.
12 años después
Desde entonces no se han vuelto a ver las caras. Han pasado más de 12 años y ninguno se olvida del otro. Si alguno se pregunta si se saludarán, ya se encargó Joaquín de negarlo hace unos días. "A Koeman no me lo llevaría ni de utillero, Afortunadamente no duró mucho y supimos salvar el año. No le voy a saludar y él tampoco me va a saludar a mí", recordó en El Larguero de aquella época antes de su reencuentro. Koeman, al que le preguntaron en rueda de prensa, no quiso calentar la cosa más: "Si quiere hablar más es su problema, pienso en el partido, no en cosas individuales o del pasado. Sabemos que habla bien", ironizó al final".
Koeman, en Can Barça
Secuelas del duro carácter de Koeman, ese que ya conocen en Can Barça, aunque no se haya llegado a ese límite. Lo comprobó Luis Suárez nada más llegar el holandés. De ser casi una institución en el club a marcharse gratis y por la puerta de atrás. Koeman le llamó y en un minuto le dijo que no contaba con él. Al menos, le dejó seguir entrenando aunque su destino estaba claro.
También Griezmann ha podido comprobar de que pasta está hecho Koeman. Da igual que hayas costado 120 millones, si hablas mal o lanzas un dardo a tu entrenador con tu selección, lo que te espera es el banquillo. El delantero francés ya sabe que para jugar debe acatar órdenes y nada de reclamar jugar en su posición natural. Lo hará donde Koeman diga.
Bronca a Mido
En Valencia, donde se 'cargó' a símbolos como Albelda, Cañizares o Angulo, fue donde se vio el lado más oscuro de Koeman. Aunque en otros equipos por los que ha pasado lo comprobaron también. Ocurrió, por ejemplo, en el Ajax, equipo que dirigió antes que el Valencia. El egipcio Ahmed Hossam Mido contó su enfrentamiento con Koeman: "Me masacró y ordenó al Ajax que me vendiera porque hablé en los medios sobre el equipo, aunque solo tenía 18 años". Era 2003 y el Ajax vendió a Mido tras eso.
Aquel Valencia de seguro que marcó a Koeman y Joaquín. El holandés, tras aquello, bajó los humos y no se recuerdan broncas similares en los clubes que le siguieron. También quizás porque sus jugadores ya supieron lo que llegaba a sus vestuarios. Este sábado sobre el césped del Camp Nou (16:15 horas) se producirá un reencuentro entre eternos enemigos. ¿Saltarán las chispas?
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