Sebastian Coltescu era un completo desconocido para la mayor parte de Europa hasta ayer. Su nombre saltó a la palestra tras protagonizar el incidente racista que provocó la suspensión del partido entre PSG y Basaksehir. Su comentario hacia un miembro del cuerpo técnico del equipo turco (le llamó negro) sembró la polémica y se paró el partido haciendo que su nombre fuera buscado por todos en Internet. Aunque en Rumanía, su país, ya le conocen de sobra.
La vida de Coltescu ha estado cargada de drama y oscuridad, siendo esta polémica solo el último de los capítulos. El árbitro rumano de 43 años alcanzó la élite en 2006, pero duró poco. Alguna que otra actuación polémica hizo que fuera degradado a la Segunda rumana en 2007, perdiendo su condición de internacional, y en 2008 volvió a subir a Primera para ya asentarse en su país. En 2013 volvió al fútbol internacional.
Aquella etapa de su vida entre 2007 y 2008 fue la peor y es que constan hasta dos intentos de suicidio por lo ocurrido y problemas personales. El segundo de ellos ocurrió el 3 de octubre de 2008, cuando quiso acabar con todo lanzándose por la ventana de un tercer piso, pero fue salvado a tiempo por un equipo de rescate que irrumpió en la escena.
La primera vez estuvo a punto de hacerlo antes del partido que le marcó en su carrera arbitral, un Gaz Metan Medias - FC Brasov por el que fue investigado por sus errores. Tras aquel incidente hizo referencia a su intento de suicidio: "Lamento no haberme rendido antes de ese partido, cuando tuve algunos problemas".
Criticado en su país
Su carrera no pasa por un buen momento en la actualidad al margen del incidente del Parque de los Príncipes. La Federación rumana ya le había excluido de su lista de árbitros internacionales, por lo que el PSG - Basaksehir debía ser su último partido en competición europea. Y ahora vuelve a estar en el ojo del huracán tras haberlo estado recientemente en su país.
Adrian Porumboiu, excolegiado rumano, habló de Coltescu después de protagonizar otra mala actuación al silbato en el partido entre Gaz Metan Medias y FCSB: "Toda la carrera de Coltescu está llena de momentos oscuros. Puede que tenga talento, pero puede dedicarse a otra cosa, a la música o al baile. En el arbitraje debe ser imparcial [...] A un árbitro se le permiten errores humanos, pero hace años que no lo son", dijo.
Otros episodios que recuerdan en su país son de 2013, cuando expulsó a siete jugadores y enseñó 13 amarillas y tuvo que agarrar del cuello a un jugador para defenderse, y en 2015, cuando anuló tres goles al Steaua contra el Astra y perdonó la expulsión al delantero de este equipo pese a cometer una agresión. Esta temporada, solo habñia dirigido en Europa el Siroko Brijeg - Almaty de Europa League, un Atlético - Galatasaray de Youth League y fue cuarto árbitro en el reciente Shakhtar - Real Madrid de Champions.
Su drama reciente
Sebastian Coltescu vuelve a estar en medio de la polémica para rematar un 2020 que en lo personal también estaba siendo trágico. En agosto su padre moría de cáncer y se enteraba de ello en el vestuario tras un partido y apenas había pasado un año desde que su madre falleciera por la misma causa. La cosa no acaba ya que también ha tenido que atravesar un divorcio con la madre de su hija de 13 años.
En Rumanía los hay que alertan de la situación de Coltescu y su pasado, como el periodista Emanuel Rosu: "Antes de nada, por favor tened en cuenta el hecho de que Coltescu, el cuarto árbitro, es una persona frágil y emocional que intentó quitarse la vida hace 12 años. Fue un importante caso en Rumania en aquel entonces", comenta. La polémica, sin embargo, ya está servida.
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