Dos bocatas de jamón york y dos manzanas. Fue la alimentación que recibieron las jugadoras del Rayo Vallecano Femenino tras jugar el pasado día 5 de diciembre ante el Levante. Además, según denuncian, estaba preparado 24 horas antes rompiéndose la cadena de frío del alimento. Esta, sin embargo, solo ha sido la gota que ha colmado el vaso rayista. El detonante de meses de malestar en el seno del vestuario y que puede acabar con una inspección de trabajo si el club no entra a negociar las mejoras de sus condiciones. Si no hay diálogo, solo quedarán los extremos legales.
Que una plantilla de fútbol de élite -próximamente profesional, tras el compromiso del CSD para la temporada 2021/2022- emita un comunicado señalando sus malas condiciones laborales no suele ser habitual. Pero menos aún que la plantilla masculina, que en términos de impacto tiene mayor relevancia, se sume a la campaña de sus compañeras de club para hacer llegar a más público sus reclamaciones. Y eso es lo que ha pasado en las últimas horas en el Rayo Vallecano.
El día 8 se hacía viral una imagen. Triste, llamativa. Un bocadillo de jamón de york envuelto en papel de aluminio. No se trataba de una excursión de Primaria ni el pícnic de una tarde de domingo con amistades. Era el menú nutricional que el Rayo había entregado a sus jugadoras para tomar en el autobús camino a Madrid. El enfado entre las jugadoras era mayúsculo. Entre la afición, que mantiene un gran vínculo con los miembros de sus equipos, más aún. La fractura con la cúpula del club, muy criticada en ciertos sectores de la hinchada, aumentaba.
La crisis estallaba. Ya no era de puertas hacia dentro, sino pública y notoria. El Rayo jugaba horas después ante la Real Sociedad y debía viajar. O no, porque el debate sobre si plantarse vistas las condiciones deportivas, se llegó a producir. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, una vez se pidió consejo legal para ver cómo podía afectar a su reclamación, optaron por acudir al partido para no salir perjudicadas y mantener la puerta abierta a una negociación amable y colaborativa.
Sin embargo, pese a su gesto, ya era tarde para minimizar la herida. Las jugadoras emitían un comunicado compartido por los jugadores del Rayo Vallecano. En dicha nota confirmaban que iban a jugar el encuentro de la Liga Iberdrola, pero ponían de manifiesto las condiciones en las que trabajaban: el 80% de jugadoras tiene un contrato mínimo ajustado al convenio colectivo, nunca se había propuesto acudir a cadenas de comida rápida como se había comentado desde la cúpula del club y, además de los retrasos en los pagos, denunciaban que el cuerpo técnico seguía sin cobrar desde el inicio de temporada.
El club, en declaraciones a Efe, se defendió. El bocadillo cumplía "todos los requisitos desde el punto de vista nutricional" y "todos los pagos" estaban "al corriente". Además, defendían que "la gran mayoría de jugadoras han visto incrementado su salario de manera significativa respecto a la pasada temporada". Igualmente, ponían de manifiesto que se trataba de una "extorsión orquestada" y que la polémica imagen del bocadillo estaba "completamente manipulada". A última hora de la noche del viernes, el Rayo Vallecano emitió un nuevo comunicado desmintiendo a sus jugadoras por medio de varios informes defendiendo la buena alimentación del equipo femenino y recalcando que la cifra del 80% es falsa.
Según explican a EL ESPAÑOL, la defensa que realiza el club no es del todo real. Los salarios no han aumentado, sino que las jugadoras han visto como sus contratos se adaptaban al histórico convenio colectivo firmado hace unos meses. Antes tenían firmadas 20 horas y el convenio obligaba a 26. Por lo tanto, crece el salario porque aumentan las horas y lo dictamina el convenio colectivo. Además, de media la plantilla rayista tiene un salario de 12.000 euros, alejado de otras cifras que se pueden barajar entre las estrellas de la categoría y que ronda los 40.000 euros, entre otros.
Pero el problema no es solo este. Fuentes cercanas al vestuario rayista trasladan a este periódico que el malestar venía prácticamente desde el inicio de temporada, cuando en septiembre comenzaron a producirse retrasos en los pagos, así como otros problemas como las condiciones de viaje en cumplimiento del protocolo sanitario. Los bocadillos han supuesto el empuje definitivo a tomar acciones más serias.
Reunión pendiente
El asunto ya está en manos de AFE, que lleva siendo informada de todo lo que sucedía desde un primer momento. De hecho, han trabajado para solucionar esos conflictos que han venido apareciendo en las últimas fechas. Fuentes del sindicato confirman a EL ESPAÑOL que enviaron el día 9 un burofax para reunirse con Martín Presa, presidente rayista. No ha habido contestación y el jueves lo volvieron a enviar a la espera de una respuesta.
Su intención es desarrollar una reunión para zanjar la crisis con el vestuario. Entre otros apartados, deben cumplirse los artículos 14 y 30 del convenio colectivo. El 30 hace referencia al pago de nóminas, que debe producirse en los últimos cinco días de cada mes. El 14, y que viene de atrás, obliga a que se realicen cuatro copias del contrato profesional para que pueda estar en posesión del club, la jugadora, la RFEF y el Servicio Público de Empleo. Un requisito que siguen sin cumplir en la entidad rayista.
El sindicato recalca a EL ESPAÑOL que el diálogo sigue primando en su estrategia para resolver la crisis. Sin embargo, tienen en cuenta que existen mecanismos legales para poder abordar el asunto. Dado que las jugadoras están cumpliendo a todos los efectos, como transmiten a este periódico, debe producirse una reunión para poder solucionar las discrepancias tras estos últimos meses de desencuentros. Ahora se ha pasado a realizar denuncias "formales" y, en el caso de que no haya respuesta a los burofaxes enviados ni a la Comisión Paritaria, se pondrá en conocimiento de la inspección de trabajo para que intervenga.
Por el momento, el tema ha llegado más allá de las instituciones deportivas. Más Madrid ha presentado una moción de urgencia al Pleno de Villa de Vallecas para que se incorpore una cláusula que asegure "condiciones competitivas" para las jugadoras en base al convenio de la Junta con el club. Cristina Pedroche, una de las aficionadas más virales del Rayo, también ha compartido la noticia calificándolo de "verguenza".
[Más información - El Rayo Vallecano decide la vuelta de la Liga Iberdrola: un papel clave ante las fechas de la RFEF]