El FC Barcelona venció al Levante UD a duras penas. Los de Koeman, que fueron mejores y tuvieron la posesión del encuentro hasta que su técnico decidió que era mejor recular y proteger el resultado, estaban entregados a un nuevo pinchazo cuando un error del equipo de Paco López y Messi aparecieron para salvarles.
El tanto del argentino en el minuto 77 de partido, único que se anotó en el encuentro, terminó siendo decisivo en una jornada que, al final, fue muy positiva para los azulgranas. Los pinchazos de equipos como Atlético de Madrid, que perdió el derbi ante el Real Madrid, la Real Sociedad o el Villarreal, han permitido a los azulgrana recortar distancias en la parte alta de la clasificación.
Sin embargo, el partido del Barça volvió a mostrar las enormes carencias que tiene este equipo. En una primera parte con menos control, el Levante pudo hacer varios goles que hubieran puesto el choque muy cuesta arriba para los locales. La realidad es que este Barça no fluye y que sin Messi, todo sería más difícil.
Leo no está especialmente fino ni es ese jugador desequilibrante que resultaba casi imparable para las defensas. Aun así, está mostrando un orgullo y unas ganas que otros compañeros parecen no tener. Tal y como dijo Jordi Alba tras el encuentro, este partido lo había ganado el argentino. Como ante la Juventus, Messi fue el más voluntarioso, el que más lo intentó, de los pocos a los que parecía dolerles la derrota.
El '10' lo intentó por todos los medios, aunque no fue hasta el final cuando encontró el premio de gol y que sirvió al Barça para llevarse los tres puntos. El disparo cruzado de Messi ante el que nada pudo hacer Aitor Fernández demostró que, aunque Messi no esté en su mejor momento, puede seguir siendo decisivo, especialmente si es el único que lo intenta.
A quien se echó de menos, una vez más, fue a Antoine Griezmann. El futbolista francés del Barça estuvo, como casi siempre, completamente desaparecido. Combinó con Messi algo más que de costumbre, pero no tuvo un peso real ni una gran influencia en el juego del FC Barcelona, que sigue esperando como agua de mayo la aparición de una de sus estrellas.
El francés sí tuvo claras ocasiones para haber abierto la lata antes, especialmente en la primera mitad cuando dispuso de dos ocasiones casi inmejorables, pero en ambas se topó con las intervenciones de Aitor Fernández. La primera de ellas fue en los mejores momentos del Levante en todo el partido, con un remate de cabeza tras una falta servida por Messi con mucha delicadeza. El argentino le ponía un balón inmejorable como enviado con las manos, pero el galo erraba su remate de cabeza con todo a favor.
Minutos más tarde tendría su oportunidad con una volea desde dentro del área a la que Aitor Fernández respondía de manera excepcional, sacando las manos y rechazando el esférico hacia un costado. Las había tenido Griezmann, pero había fallado de nuevo. En la segunda parte, estuvo mucho menos presente y terminó siendo sustituido por Umtiti.
La burla de Griezmann
Antes, en el descanso, dejó una de las imágenes más extrañas del choque. Cuando el Barça peor lo había pasado y cuando había demostrado que no parecía poder con el Levante, Griezmann aprovechó para sacar su sentido del humor.
Fue en el túnel de vestuarios, antes de que se reanudara el partido. El francés se situó delante de la cámara de televisión y comenzó a hacer gestos y a poner caras en tono burlón. O estaba muy convencido de que Messi le iba a solucionar la papeleta al Barça, o no estaba para nada afectado con el atasco de su equipo y prefería pasárselo bien.
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