Neymar ha puesto punto y final a su 2020. Un año que quedará marcado para la historia mundial por culpa de la Covid-19. La pandemia que ha sido capaz de paralizar el día a día del planeta, cambiar culturas y suspender todo el deporte durante meses por cuestiones sanitarias y que incluso afectó al atacante, que se infectó durante las vacaciones. El brasileño se despide y, encima, antes de tiempo.
La entrada de Mendes en el último duelo ante el Lyon le obligó a retirarse entre lágrimas y en camilla. Los aficionados se temían lo peor, pero los médicos rebajaron el miedo. Neymar no tenía fractura, sino un simple esguince que en cuestión de semanas puede quedar olvidado. Lesiones de este tipo pueden quedarse en algo más de 15 días, por lo que 2021 sería la fecha de regreso del brasileño.
Y es que, aunque Tuchel haya dejado la puerta abierta a una aparición antes de que acabe el 2020, suena a ensoñación del técnico del PSG, que no atraviesa por su mejor momento en el club galo. La lesión "no es demasiado grave" y pasará más pruebas próximamente. Verle el fin de semana, según su entrenador, no es "completamente imposible".
Si se cumplen las previsiones, Neymar dirá adiós a un año donde las lesiones le han respetado. Teniendo en cuenta que tanto en la pasada temporada como en la anterior estuvo varios meses de baja en cada una, este último contratiempo queda en nada con apenas unas semanas apartado. Además, las malas noticias han dejado lugar a reivindicaciones y contratos que han reforzado lo que es Neymar: un líder a nivel deportivo y social.
Guerra antirracista
La vida privada de Neymar siempre ha dado mucho de qué hablar. Esas fiestas multitudinarias, esas relaciones íntimas que se han convertido en tema de conversación de cierta prensa, sus líos judiciales con el FC Barcelona... Un sinfín de frentes que el brasileño ha dejado a un lado en este 2020. Sin embargo, no para poner toda su atención en lo futbolístico, sino para dar paso a la faceta menos habitual en el deporte de élite: la de activista.
Neymar, en un año marcado por el Black Lives Matter, se ha erigido máximo batallador del racismo en el deporte. Y, en más de una ocasión, las cámaras le han seguido para observar su respuesta en el césped. Pese a sus vínculos con Bolsonaro, uno de los mandatarios más polémicos del panorama político, Neymar Jr. ha ido hasta el final cuando ha percibido actitudes fuera de lugar, aunque en alguna ocasión su idea fuera aparentemente errónea.
El primero de sus grandes actos contra el racismo se produjo en el duelo entre el PSG y el Marsella. Todo un derbi. Una ciudad pendiente. Toda Francia siguiendo el partido de la jornada. Fue el pasado 13 de septiembre y, a pesar de haber perdido en el Parque de los Príncipes, el encuentro se recordará durante un largo periodo de tiempo por lo sucedido. Neymar denunció insultos racistas del español Álvaro González, fue expulsado por agredir a un rival y se desató una tangana que avergonzó a la competición gala.
Después de varias sanciones y de una ardua investigación con testigos e implicados, Competición decidió que no había pruebas fehacientes de que esas palabras del central hacia Neymar, en las que hablaba de "mono", se hubiesen producido. El jugador del Marsella cerró el caso después de haber recibido amenazas y Neymar, lejos de olvidarlo, lo recuperó hace unos días en una entrevista.
El delantero lo hizo a colación del conflicto en el PSG-Basaksehir. Un asunto que la UEFA ya investiga y en el que los jugadores del club turco acusaron al cuarto árbitro de referirse como "chico negro" a Webó para que este fuera expulsado. Un comentario que detonó una bronca en el césped y que acabó con ambos equipos retirándose del partido, obligando a repetirlo y con nuevos árbitros. Neymar estuvo en primera fila conversando con el colegiado principal y, como recogieron las imágenes, el brasileño fue uno de los que advirtió que, o se retiraba el árbitro, o no iban a seguir jugando.
Sus contratos
El atacante del PSG también ha cerrado un gran contrato. Su 2020 será histórico a nivel individual porque, contra todo pronóstico, abandonó Nike para sumarse al ambicioso proyecto de Puma. La marca va ganando terreno en el fútbol de élite y el fichaje de Neymar no pasó desapercibido. Fue todo un empujón para consagrarse como nueva referencia mundial en el deporte. Barato, como era de esperar, no fue.
Neymar firmó un contrato inédito en la actualidad futbolística. 25 millones de euros anuales y fijos que le situaron como el jugador mejor pagado en este aspecto. Después de 15 años ligado a Nike, el delantero emprendía un nuevo camino de patrocinio para enfrentarse a Cristiano, de Nike, y a Messi, de Adidas.
Sin embargo, la idea de Neymar y las previsiones del PSG es que ese no sea el único contrato que firme el brasileño. El club francés quiere renovarle y, según se viene publicando, la intención es mantener, como mínimo, las condiciones económicas de su último contrato con el PSG. Cifras más que positivas para el goleador, que rubricó un contrato en 2017 de 36 millones de euros brutos por temporada. Si nada cambia, Neymar cerrará una ampliación en similares términos para continuar en el Parque de los Príncipes.
Messi, la petición
Neymar cerrará el año 2020 con un sueño: el de jugar con Leo Messi la próxima temporada. El brasileño siempre genera gran interés cuando se postra ante un micrófono, pero en las últimas jornadas europeas ha roto el guion para hacer dos declaraciones de intenciones muy claras. La primera, que quiere estar con el argentino y probablemente lo haga el año que viene. La segunda, y para cortar de raíz todo tipo de rumores, que quiere seguir en el PSG.
Por ello, el brasileño ya ha puesto encima de la mesa su petición para el futuro del PSG. Fichar a un Messi que baraja abandonar el Barcelona al término de su contrato y que supondría recuperar la dupla con la estrella argentina.
Volver al Barça, eso sí, no es una opción. Además de haber tenido recientemente varios conflictos judiciales por temas económicos, el club catalán no atraviesa una situación financiera optimista e incorporar a Neymar, con la inversión que eso supondría, es algo completamente incompatible con asegurar la supervivencia de la entidad. Para reencontrarse con Messi solo hay un camino y es el de Barcelona-París.
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