Febrero es el mes en el que los aficionados al fútbol otean la primavera al son del himno de la Champions League. Es un período en el que el sol empieza a salir con más fuerza y las tardes comienzan a ser más largas. Aunque el frío del invierno no termina de irse, el calor de las noches europeas se asoma y eso compensa todo el tiempo pasado. Pero, este año, la Covid-19 promete volver a la carga con una nueva ola que estropee en gran parte esta ilusión.
La temporada pasada se creó una burbuja que demostró su eficacia en Lisboa durante un verano optimista con la pandemia. Las cosas se han recrudecido y, desde aquello, han pasado una segunda y una tercera ola que aún vivimos y que va a afectar a los octavos de final de la actual edición. UEFA se lavó las manos en parte con lo que pueda suceder con el regreso de la máxima competición continental con una decisión que muchos tildan de justa y otros como polémica.
Decidió que, si un equipo no puede viajar para jugar, el local busque un estadio alternativo para disputar el choque. Que el Atlético de Madrid pueda jugar como local en Mónaco, que el Leipzig se tenga que ir fuera de Alemania para jugar su encuentro o que esa situación se replique con el Gladbach, puede ser una realidad y no un mal sueño. Otra opción que se da es la de cambiar el orden de los partidos, que la ida sea el partido de vuelta y viceversa.
Pero está claro que se avecina lío con esta situación. La evolución de la pandemia es diferente en cada país, pero tiene a Reino Unido en el centro del problema por esa cepa británica que ha puesto en entredicho incluso la vacunación. Mientras, la sudafricana y las sudamericanas también amenazan con crear más caos. En cualquier caso, no todas las regiones están dispuestas a abrir sus fronteras aunque sea para recibir a un equipo de futbol más que controlado.
Los amenazados
Ya hay dos partidos de la máxima competición en riesgo. En dos semanas, el RB Leipzig - Liverpool y, en tres, el Atlético de Madrid - Chelsea se tienen que jugar en España y Alemania. En este momento, no hay ninguna certidumbre que esos partidos se puedan llevar a cabo. Ambos países mantienen restricciones sobre los viajes con el Reino Unido como medida preventiva de que esa variante no siga extendiéndose por el mundo.
El gobierno germano ya ha anunciado que no habrá excepciones y que no podrá entrar nadie del Reino Unido por culpa de esa cepa británica que ha puesto en jaque todos los avances que se habían hecho con la pandemia del coronavirus. El Leipzig ya busca opciones para poder albergar el partido, aunque la preferida es el cambio de orden de los choques. Esto alteraría la competición, por lo que UEFA quiere tratar de evitarlo. La ventaja que ha conseguido el Liverpool por ser primero de grupo desaparecería.
Sobre el choque en España, siguen esas restricciones con Inglaterra pero no se ha decidido si crear esta excepción para deportistas profesionales. Desde el Atlético albergan esperanzas de que el Gobierno abra esta ventana y los londinenses puedan desembarcar en Barajas. Todo esto sería en el caso de que no se levante la medida de no permitir entradas de vuelos desde esta zona. Ante la incertidumbre, el club ha contactado con Mónaco y Budapest sobre la posibilidad de que se dispute allí el encuentro.
También hay otro partido entre alemanes e ingleses que podría verse afectado. El Borussia Mönchengladbach - Manchester City está previsto para la semana en la que los rojiblancos reciben al Chelsea y todo dependerá de si estas medidas en Alemania se prorrogan. El que está en la misma situación que el Leipzig - Liverpool es el Arsenal - Benfica de Europa League, pero en este caso por las restricciones de Reino Unido con los pasajeros procedentes de Portugal.
Plazos
Además, UEFA ha dado hasta comienzos de marzo para disputar partidos aplazados de esta primera ronda. La amenaza de dar por perdidos los encuentros a los locales ante la incapacidad de poder organizar el choque existe. Este año no hay margen teniendo la Eurocopa y los Juegos Olímpicos en verano, por lo que estas medidas drásticas podrían decidir alguna eliminatoria. El organismo continental está solicitando máxima responsabilidad a los clubes para que los contagios tampoco provoquen una situación similar.
Mientras, durante todo este tiempo la UEFA ha defendido la posibilidad de que hubiera público en la final de Estambul. El avance de esta tercera ola y el lento ritmo de vacunación hacen pensar que esto no será posible, pero tampoco durante el resto de las eliminatorias. Sin esos ingresos, tal y como Andrea Agnelli avisó, los efectos económicos de esta paralización parcial de la actividad seguirán haciendo más daño a los clubes. El presidente de la Asociación de Clubes Europeos (ECA) lo cifró en pérdidas de "entre 6,5 y 8,5 billones de euros".
La Covid-19, que parece empezar a minimizar de nuevo sus datos en algunas zonas haciendo que esta tercera ola vea la luz al final del túnel, va a tener su importancia en estos octavos de final. Los clubes y, ahora, los aficionados están avisados sobre la situación crítica en la que se encuentra la Champions. Esto solo va a hacer que aumentar la crispación con esta competición y sus organizadores, mientras sobrevuelan ideas de Superligas y una nueva máxima competición continental que prime a Inglaterra con más plazas fijas.
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