Por primera vez desde que comenzó la ATP Cup, España se metió en un buen problema. La victoria de Fabio Fognini ante Pablo Carreño (6-2, 1-6, 6-4) adelantó a Italia en las semifinales frente a La Armada (1-0) y dejó a Roberto Bautista con la obligación de imponerse a continuación a Matteo Berrettini, algo que no pudo hacer (3-6, 5-7). Con Rafael Nadal nuevamente ausente, todavía con dolores en la espalda, la selección se enfrentó a un reto mayúsculo: remontar sin poder contar con el campeón de 20 grandes.
“Estoy feliz porque comencé mal la semana y estoy mejorando cada vez más”, dijo Fognini tras el partido, haciendo referencia a su primer encuentro de la competición ante Dennis Novak, que perdió, y al segundo contra Benoit Paire, que se llevó elevando su nivel. “Estaba jugando muy bien en el primer set y luego cerraron el techo. Pero creo que jugué tres o cuatro juegos en el segundo set muy apretados”, añadió el italiano. “Me sentía muy bien incluso perdiendo esos juegos. En el tercer set creo que jugué bien de nuevo”.
Alimentándose del cara a cara contra el italiano (7-0 a su favor), Carreño le rompió el saque a Fognini en el inicio del partido y rápidamente abrió brecha en el marcador (2-0). Plantado con solidez en la pista, y beneficiándose de los errores no forzados de su rival (cometió solo cinco en el primer juego del encuentro), el número 16 ofreció unas buenas sensaciones que rápidamente se evaporaron: de la nada, sin verlo venir, Fognini le propinó un 6-0 de parcial al español para hacerse con el primer parcial (6-2).
Si al principio al italiano le había costado poner a su contrario en posiciones complicadas, penando para sacarle de su zona de confort y rehuyéndole constantemente del cara cara, esa situación cambió desde el descanso posterior al 2-1, cuando el fisioterapeuta atendió al italiano en su tobillo izquierdo. Con la facilidad que define su tenis apático y brutal, capaz de generar sin esfuerzo golpes que van como aviones, Fognini encontró las líneas una vez tras otra. Diana. Diana. Y diana.
De palazo en palazo, desbordando en un tiro, el italiano ganó el primer set y arrancó el segundo exactamente igual (1-0) hasta que comenzó a llover y el encuentro se detuvo durante más de 10 minutos, los que hicieron falta para cerrar y secar la pista John Cain. Al volver en unas condiciones distintas (bajo techo), Carreño recuperó la solidez del principio y aprovechó la falta de adaptación de su rival al nuevo escenario para empatar el cruce, dándose la oportunidad de pelear por la victoria en el parcial decisivo con la ventaja de ser propietario del impulso ganador.
Fognini, perro viejo, se fue al vestuario durante más de ocho minutos para frenar la arrolladora dinámica de su contrario. Lo consiguió. En consecuencia, ganó un encuentro loco, sin timón, construido a bandazos hasta el último momento: Carreño se recuperó de 1-4 (4-5) y salvó tres puntos de partido con su saque (3-5), pero acabó pagando la inspiración del italiano, una mala tarde al saque (13 puntos ganados de 31 disputados con el segundo servicio) y algunas decisiones que podrían haber cambiado el rumbo de la mañana.