La tensión en el mundo del fútbol femenino vivió sus momentos más calientes el año pasado, cuando la temporada debía comenzar y la falta de un protocolo sanitario para el deporte no profesional seguía sin cerrarse por las autoridades competentes. Mientras ligas como la de Primera o Segunda División ya tenían un calendario marcado, las chicas se veían gravemente perjudicadas a la espera de saber cuándo podrían jugar.
El protocolo se certificó tras el acuerdo del CSD con las distintas federaciones. Y, poco después, la RFEF elaboró un protocolo reforzado para detallar aún más los procedimientos a seguir para mantener una atmósfera de seguridad sanitaria. Este protocolo apenas ha durado unos meses. Si en un primer momento ya tuvo que incluir la obligatoriedad de realización de test de antígenos antes de cada partido tras las presiones de sindicatos como AFE, en este inicio de 2021 se ha forzado un nuevo vuelco.
La situación, en esta ocasión, ha llegado tras el paso al frente de las jugadoras de la competición. Por medio de un comunicado conjunto, el pasado 30 de enero se trasladó a la RFEF, organizadora de la competición, la necesidad de cambiar el modelo de protocolo y de suspensión de partidos para poder terminar la temporada. Además, se pedía mayor control sanitario para evitar los diferentes contagios en las plantillas.
Después de días complicados con muchos rumores y titulares, según ha podido saber EL ESPAÑOL, el fútbol femenino vive estos días con optimismo de poder cerrar un acuerdo la próxima semana, cuando se producirán nuevas reuniones. La RFEF, organizadora de la competición, está recogiendo todas las propuestas enviadas por jugadoras y clubes para ponerlas en común y poder sacar con el mayor consenso posible el nuevo protocolo.
Fuentes federativas recalcan a este periódico que hay calendario para cumplir todos los partidos aplazados, que el número de estos encuentros afectados no es tan alto y que, además, hay que tener en cuenta que a la Covid-19 se sumaron las complicaciones por Filomena. Pero, por encima de todo, en estos momentos no se baraja la posibilidad de incluir los polémicos coeficientes como forma de organizar los puestos de la clasificación.
Las jugadoras mueven ficha
Las jugadoras, habituadas a protagonizar momentos en el césped y no fuera de él, alzaban la voz contra la Federación. Querían hacer pública la "necesidad de determinar un protocolo más concreto, con test y resultados de estos más controlados y bajo una normativa que se cumpla a no ser que existan casos o límites excepcionales". Sus protestas abrieron la veda y la ACFF, que organiza a 13 de los 18 participantes de la primera división nacional, emitió otro comunicado pidiendo cambios en el protocolo y señalando la mala gestión que el organismo de Las Rozas estaba realizando.
El ambiente estaba tenso y había que buscar una solución rápida. Las reuniones se comenzaron a organizar. Esta semana y la pasada se antojaban determinantes y todo parecía apuntar a que se podía llegar a un acuerdo. Las tres partes involucradas tenían claras sus posturas: por un lado jugadoras (representadas también por medio de AFE), por otro lado, la Federación y por último los clubes (representados en su mayoría por la ACFF, aunque sin reconocimiento por parte de la RFEF).
Sin embargo, las reuniones se han alargado y se espera, según ha podido saber EL ESPAÑOL, que se produzcan nuevos encuentros para concretar qué medidas se van a tomar. Eso sí, los movimientos por unas partes y por otras no han cesado estos días.
La comunicación con las jugadoras es mucho más fluida y la RFEF no quiere perder la confianza de las deportistas. Por ello, las conversaciones se han intensificado en las últimas horas. Este mismo jueves, sin ir más lejos, se produjo una reunión a última hora del día para recibir las propuestas de las jugadoras por medio de AFE.
El sindicato, que terminó con buenas impresiones ese encuentro, ha pedido que "cada federación territorial designe una persona responsable para el estricto cumplimiento del protocolo" o que sean obligatorias las habitaciones individuales en los hoteles, además de la prohibición de vestuarios en entrenamientos y partidos. En principio, según trasladan a este periódico, se espera que la RFEF asuma estas propuestas.
La vía de los clubes
En lo que respecta a los clubes, el pasado miércoles se produjo una reunión entre el organismo federativo y todos los representantes de los equipos de la Liga Iberdrola. Se desarrolló en el seno del Comité Nacional, donde todas las partes tienen voz. Además, según indican desde la RFEF, cualquier decisión que se tome será en este entorno oficial y no con la participación de la ACFF. Es aquí donde está uno de los conflictos. Con las jugadoras parece que hay mayor fluidez, pero la sensación es que la falta de comunicación con la asociación de clubes ralentiza el proceso.
13 de los 18 miembros de la Liga Iberdrola forman parte de la ACFF. Y, por ello, en el seno de la asociación se vota una postura que defender frente a la RFEF. Pese a ello, son luego los clubes los que tienen que transmitir esas ideas en el Comité, y no por medio de la ACFF. Con esas, el miércoles se produjo el encuentro y estos hicieron llegar una nueva propuesta. Según trasladan fuentes de los clubes a EL ESPAÑOL, la idea era recibir una respuesta este viernes, pero no se ha producido.
En ella, recalcan, han plasmado cuál es la postura mayoritaria, que no unánime, de los clubes que forman la asociación. Y, además, muestran un claro optimismo de cara a que la RFEF las acepte sin problemas porque ayudarían a evitar aplazamientos como los que se han producido. Así lo confirman a este periódico, reafirmando ese optimismo con que la solución llegue en los próximos días. Superado el escollo de los clubes, como parece que se logrará, solo quedaría el de las jugadoras, que también ven con buenos ojos que se pueda avanzar.
En conclusión, todas las partes trasladan a EL ESPAÑOL su predisposición a que se llegue a un acuerdo próximamente. Esta nueva semana ya se tendrán todas las propuestas encima de la mesa y la RFEF deberá decidir. La organizadora quiere contar con el máximo apoyo posible y, si nada cambia drásticamente, la crisis del fútbol femenino tendrá su tregua.
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