Los equipos de fútbol están cambiando su forma de organizarse en busca de renovarse o morir ante las grandes fortunas que están detrás de los clubes estado. No es sencillo sacar adelante tu proyecto ya que este tipo de estructuras se llevan a tus jugadores en cuanto despuntan. La Covid-19 ha igualado un poco las fuerzas entre todos, ya que no hay quien se haya librado de los problemas económicos. Por ahí va el movimiento de Pablo Longoria.
El Olympique de Marsella está en manos de un tradicional multimillonario como Frank McCourt, pero, después de un intento de ponerse a la altura del PSG en la Ligue-1 de forma rápida, se ha tenido que ver obligado a hacer una reconstrucción que ha encomendado en uno de esas personas tocadas por la varita en esto del fútbol. Si alguien es capaz de sacar buenas promesas del fútbol sin muchos recursos es este ovetense.
Longoria ha trabajado mucho y, cada paso que ha dado, lo ha hecho en el sentido de ser importante en esta industria. Este joven español estaba dando que hablar por ser uno de esos ojeadores que acertaba frecuentemente en los jugadores que selecciona para sus equipos. Hace un tiempo llegó con ese objetivo a Marsella, donde la situación institucional y económica no acompañaba demasiado. Pero eso no era relevante para el asturiano.
Ahora, a sus 34 años llega a la presidencia del club del sur de Francia para tratar de hacer de este histórico un nuevo grande, a la vez que soluciona una situación económica compleja. McCourt decidió que era el indicado para liderar a un club muy presionado por su afición para conseguir títulos. En la temporada más abierta de los últimos años, este cambio de rumbo tiene el margen suficiente para poner los mimbres necesarios que hagan de esta entidad una referencia de nuevo.
El 'parabólico'
El concepto de 'parabólico' que se aplicó a algunos periodistas que eran 'frikis' del fútbol es ideal para este todavía joven ovetense. La Real Sociedad ha sido uno de los equipos que ha optado por contratar a gente de este tipo y cuenta en sus filas con Xabi Esnaola, Abel Rojas o Guillermo Valverde. Un ejemplo similar es el de Sergio Santomé en el Valencia, o el de Álvaro Ladrón de Guevara en el Real Betis.
Longoria es producto del programa Marcador Internacional, de Radio MARCA, es el que ha dado el paso más importante de una generación que ha acabado con Gaby Ruiz en Inglaterra o con Víctor Orta en el Leeds, dos hombres que participaban en Fiebre Maldini o en el diario MARCA. Estos dos abrieron el camino hacia esta generación que, desde sus análisis en las redes sociales o en sus blogs, han recabado la confianza necesaria para tomar decisiones en clubes.
Como si se tratase de una nueva partida del popular videojuego de SEGA, muy joven decidió emprender su aventura empezando por Inglaterra. Allí comenzó a trabajar para el Newcastle, mientras esas capacidades de 'friki' que veía seis partidos de fútbol al día se pulían. La partida de Football Manager había comenzado.
Desde ahí empezó un viaje futbolístico que le llevó también por Italia. Antes de trabajar para equipos como el Sassuolo o el Atalanta, pasaría por el Recreativo de Huelva en un breve regreso a España. Esto le permitió pulir sus idiomas (en la actualidad habla inglés, francés, alemán, italiano, portugués y español).
Valencia
España también tiene un espacio importante en su carrera como ojeador. La aventura más importante fue la que acometió en el Valencia, donde fue clave en el éxito del tándem Marcelino - Mateu Alemany. Allí no acabó bien con la dirección de Peter Lim, pero fue el encargado de engranar ese equipo que terminó ganando la Copa del Rey. Después fue seleccionado como el sustituto de Andoni Zubizarreta y ya puso su toque de magia con nombres como Olivier Ntcham, Pol Lirola, Michael Cuisance, Pape Gueye, Franco Tongya y Luis Henrique.
Ahora afronta la aventura más importante de su carrera en la que, además de seguir viendo fútbol y descubriendo jóvenes promesas, tendrá que llevar las riendas de una entidad que necesita reencontrarse con la senda del éxito.
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