Mundial de 2014. Costa Rica se convierte en una de las grandes sorpresas del campeonato. Con Jorge Luis Pinto al frente del equipo, y con jugadores de la talla de Keylor Navas en la portería, el conjunto tico consigue alcanzar los cuartos de final. Un hito histórico. Un impulso tremendo a toda la selección. Sin embargo, después de esos optimistas resultados, el seleccionador no llega a un acuerdo con la Federación y pone punto y final a su segunda etapa en el banquillo. La relación, que se había iniciado en 2011, se esfumaba semanas después de marcharse de la cita mundialista.
La decisión sorprendió. Algunos señalaban al entrenador colombiano. Otros a la cúpula de la Fedefútbol. Pero en una comparecencia explicó lo sucedido. Pinto tenía una magnífica relación con Eduardo Li, presidente del organismo, y el acuerdo no se había alcanzado por diferencias con miembros del cuerpo técnico. La federación, según explicó por entonces Pinto, no le había dejado conformar su staff, por lo que decidió abandonar el cargo. Si no podía fijar a sus hombres de confianza, no podía seguir trabajando.
El asunto quedó ahí y el técnico hasta volvió a sonar para recuperar los mandos de la selección costarricense en 2018. Sin embargo, ahora todo está envuelto en una maraña judicial. Todo porque algunos miembros de la cúpula federativa señalaron a Keylor Navas, Bryan Ruiz y Celso Borges como instigadores de una conspiración con Jorge Luis Pinto. Años después del Mundial, con todo el cese olvidado y la actualidad apuntando en otra dirección, Adrián Gutiérrez, mano derecha del por entonces presidente, aseguró ese mismo 2018 que los tres pesos pesados habían amenazado con dejarse perder tres partidos si no cesaban al seleccionador. En una reunión con Rodolfo Villalobos, encargado de la tesorería, y el propio Eduardo Li, los tres jugadores lanzaron su órdago.
La acusación no pasó desapercibida en Costa Rica. Uno de los grandes nombres de la Federación que llegó a los cuartos del Mundial estaba dejando entrever una especie de chantaje. Y es que, según se explicó de forma no oficial, la Fedefútbol tenía una cláusula con su seleccionador que implicaba que, en caso de perder tres partidos seguidos, podía ser cesado del cargo sin necesidad de pagarle todo el montante restante. Era confidencial y se desconocía cómo había llegado al vestuario. Los tres jugadores, con Keylor a la cabeza, habrían amenazado durante el Mundial de Brasil que, si tras la cita no se cambiaba de seleccionador, le harían la 'cama'.
Esas acusaciones tuvieron consecuencias. Y muy directas. En 2019, los tres jugadores optaron por iniciar una demanda contra el exdirigente. Ese supuesto chantaje no se había producido. Sin ir más lejos, Villalobos -actual presidente de la Federación- también había negado que se produjeran los acontecimientos. Y en estos días de juicio, hasta Pinto ha asegurado que en su contrato no existía cláusula alguna. Eduardo Li, por el contrario, se ha mantenido en la versión que dio Adrián Gutiérrez. En juego, además de una rectificación, un pago de una multa por difamación.
El conflicto estuvo en Brasil
Según lo que vienen contando los dos principales rostros de la Fedefútbol de entonces, que además han admitido que mantienen una buena amistad, es que nunca habían notado ningún problema entre el seleccionador y el vestuario. Sin embargo, cuando comenzó la preparación para el Mundial de Brasil, algunos directivos empezaron a notar ciertas tensiones.
Ya durante el Mundial esas diferencias se intensificaron. El seleccionador, cuentan, estaba estableciendo ciertas mecánicas de entrenamiento y concentración que no gustaban entre los jugadores. Algunas de ellas podían incluso acabar con cierta intimidad con los familiares que habían viajado para apoyar a cada representante de la selección. Pero el supuesto encuentro con los tres futbolistas y los tres representantes del organismo se produjo ya finalizada la cita. Eduardo Li incluso ha llegado a asegurar recientemente que no renovó a Pinto, en parte, por esas complicaciones.
Eduardo Li y el Fifagate
El que fuera presidente de la Federación de Costa Rica no es uno de los rostros más 'limpios' del mundo del fútbol. De hecho, fue condenado por el escándalo del Fifagate, una de las grandes tramas de gestión irregular en el deporte internacional. Detenido en 2015, extraditado a Estados Unidos y condenado en 2018 por corrupción: Eduardo Li fue uno de los muchos cargos que recibió comisiones de empresas vinculadas con el deporte. Cerca de 300.000 dólares pactados y que debía recibir gracias a la adjudicación de los derechos de retransmisión de cara al Mundial de 2022. En 2017, además, la FIFA decidió desmarcarse de la gestión de Blatter y le inhabilitó de por vida para ejercer cualquier cargo.
Él siempre -después de que la justicia actuara- reconoció haber cometido "errores" que, además, eran innecesarios por la posición que tenía. No negó los hechos de corrupción y se mostró partidario de regresar a Costa Rica en cuanto pudiera. La libertad vigilada que se le concedió se lo permitía. Recientemente, en este mes de enero, el exmandatario pidió modificaciones en los pagos de cerca de dos millones de dólares que tiene que asumir tras el juicio, aunque su propuesta fue rechazada inicialmente.
Tras ese último conflicto judicial, Eduardo Li se enfrenta a esta nueva batalla en la que él se ha posicionado en contra de los tres jugadores. Sus testimonios en el juicio, sin ir más lejos, son los que han señalado con mayor claridad a Keylor Navas. "Recuerdo que fue Keylor Navas quien me dijo: perdemos 3 partidos, hay una cláusula que prevé esto y aquello". La justicia dirimirá, pero Li cuenta con muchos puntos en su contra.
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