El deporte, como toda la sociedad en general, está recibiendo la llegada de las vacunas como agua de mayo. Esos procesos de vacunación ya comenzaron hace bastantes semanas en algunos deportes como la Fórmula 1 o el motociclismo, quienes acordaron con los países que abrían sus temporadas someterse a los procesos de recepción del antídoto contra el Covid-19. Una medida polémica y que generó mucha controversia, pero que a la larga está siendo imitada por muchas otras disciplinas. Los deportistas y los organismos empiezan a ver en la vacuna la salvación de eventos y el retorno paulatino a la normalidad.
Sin embargo, se ha iniciado una guerra paralela para ver cuál es la vacuna que gana esa guerra y se convierte en la mayor protagonista del deporte, lo que generaría un impacto muy positivo en dicho antídoto y en la empresa que lo comercializa y lo crea. Y en esas están en China, que a pesar de no ser una vacuna que cuente con las mejores críticas y que haya llegado a Europa y América con gran aceptación, ha iniciado su proceso de colonización del deporte con paso firme.
Conquistando la Copa América
La vacuna china, con sus diferentes laboratorios, se ha propuesto ser protagonista en el deporte sea al precio que sea. Muchas personas e instituciones esperando la salvación de la vacuna y empresas con la necesidad de vender su producto. Sin embargo, esto tiene unos riesgos bastante lógicos que podrían no estar midiéndose con el verdadero detalle necesario. Por ello, la decisión que ha tomado la Copa América ha sido tan polémica y está siendo tan comentada.
De momento, China ha aprobado para el uso de emergencia la existencia de cuatro vacunas salidas desde sus laboratorios. Dos de ellas son propiedad de Sinopharm y otra de Sinovac, seguramente las más famosas y las tres de virus inactivado, pero a ellas se une también la de CanSino. Ahora, China ha conseguido llegar hasta el mundo del fútbol conquistando la Copa América a través de la firma Sinovac Biotech Ltd con quien ha llegado a un acuerdo para suministrar a la Conmebol una remesa de 50.000 dosis.
Este acuerdo en el que la mediación del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou ha sido crucial, pretende garantizar la seguridad de todos los que participen en un torneo que está previsto realizarse este mismo verano. Conmebol quiere que todos los participantes estén vacunados para así reducir los riesgos al máximo. Sin embargo, esta decisión obliga a jugadores de talla mundial como Leo Messi o como Neymar a inyectarse la vacuna que la Conmebol ha adquirido. Para aquellos que están en Europa, como es su caso, se espera que se les envíen una remesa de vacunas para que, cuando acudan a la competición, ya puedan haberlo hecho con una de ellas puesta.
Además, salvo que las cosas avancen muy rápido, muchos de ellos como Messi tendrán que acudir a otros países a vacunarse antes de que se juegue el torneo, ya que las vacunas chinas no han sido autorizadas en Argentina. Ahí es donde podría volver a entrar en juego Uruguay, que ya se presenta como ese espacio sin restricciones que quiere ser protagonista tanto en el acuerdo como en el proceso de vacunado. Todo este tipo de hecho con países que quieren tomar el protagonismo en algo que debería ser global es lo que hace sospechar a muchos en los intereses ocultos que pueda a haber en este tipo de compras. De momento, lo que se sabe, es que China estará más presente que nunca en la Copa América.
La llamada de China
Lo cierto es que resulta sorprendente como las vacunas chinas se están adentrando en el mundo del deporte casi sin hacer ruido, pero llegando hasta puntos estratégicos muy altos y muy codiciados. El último de ellos ha sido el fútbol con el acuerdo llegado con la Copa América, pero no ha sido el único que la vacuna china ha probado de cerca, ya que muchos deportistas tienen ligado su futuro a estos antídotos.
Uno de los primeros sectores del deporte que contactó con China para el suministro de vacunas fue el ciclismo a través del equipo UAE, hasta el momento, el único del pelotón que ha comunicado abiertamente que sus corredores iban a ser vacunados. Fue antes de que arrancara la temporada y con uno de los antídotos de Sinopharm. Esto también generó críticas dentro del pelotón porque consideraban que los ciclistas no respetaban las listas de vacunación de sus países y de que podían estar jugando con ventaja respecto al resto que preferían que las vacunas se destinaran a grupos de población de más riesgo y más necesidad.
Sin embargo, la vacunación del equipo UAE ya ha dejado dudas recientemente en lo que se ha calificado como el ‘caso más negro’ asociado al deporte, y es que dentro del equipo en el que figura el campeón del Tour de Francia Tadej Pogacar se detectaron dos falsos positivos en la reciente celebración de la Flecha Valona, lo que provocó que el equipo no pudiera tomar la salida de la carrera. De esta forma, ni el ganador unos días después de la Lieja – Bastoña – Lieja ni el hombre que defendía título, Marc Hirschi, pudieron tomar la salida a pesar de que después de aquel 'test fantasma' dieron varios negativos. Sin duda fue algo realmente alarmante teniendo en cuenta que se produjera en el único equipo vacunado del pelotón.
Este caso no solo puso sobre aviso al fútbol y a la Conmebol, quien ya estaba en trámites para cerrar su gran acuerdo, sino también a Japón y a los Juegos Olímpicos de Tokio que siguen pensando que la vacuna es la única vía para celebrar el gran evento del deporte mundial con las garantías necesarias. Por ello, el Comité Olímpico Internacional decidió reservar una remesa de vacunas que habían sido ofrecidas por el Comité Olímpico Chino, organizador de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín en el año 2022, para ser administrada a los deportistas que participen en el evento que se celebrará también este próximo verano y que reunirá a más de 10.000 personas conviviendo en la villa olímpica.
Este anuncio también fue muy polémico ya que Japón, país organizador, no fue informado en ningún momento del acuerdo y decidió que sus deportistas no se vacunarían con el antídoto chino. Respecto a este asunto, resta por conocer cómo se realizará la distribución de estas vacunas a los países que como Japón no han aprobado vacunas chinas y si recibirán las vacunas que sean administradas por sus gobiernos a través de sus comités olímpicos y federaciones. Lo que está claro es que entrar de lleno en los juegos se traduce en la entrada de China a muchos deportes.
Surgen las dudas
En estos momentos, la mayor incógnita es saber cuál es la eficacia real que tiene la vacuna china ya que se ha revelado numerosos estudios que no arrojan unos datos especialmente positivos, sobre todo de las provenientes de los laboratorios de Sinopharm y de Sinovac, las dos más comercializadas y más extendidas en el mundo del deporte. Por ello, es inevitable que crezcan las dudas.
Algunos estudios hablan de que estas vacunas solo estarían alcanzando una eficacia de entre el 50% y el 55%, lo que suponen unos datos muy por debajos de otras con mucho más nombre en Europa y América como Pfizer, BioNTech o Moderna.
Estos datos no han gustado lógicamente al gobierno chino que se ha apresurado a emitir los suyos propios para intentar hacer frente a las críticas y a una preocupación que es real, ya que los datos de eficacia son un problema. Sin embargo, muchos expertos en vacunación, también procedentes de China, han dado la voz de alarma y han querido desmarcarse del discurso oficial del gobierno para intentar que se pongan todos los medios en el caso de reducir esta falta de eficacia.
Además de la preocupación general que esto supone, sobre todo para la sociedad, en el deporte surge la preocupación lógica de que esto pueda producirse en cada competición ya que, al miedo por un positivo y por contraer el coronavirus, se una el riesgo de correr la misma suerte que corrieron Tadej Pogacar y sus compañeros del UAE cuando a pesar de estar vacunados tuvieron que perder una prueba de élite por falsos positivos. Por ello, y a pesar de que siguen negando estos datos de baja eficacia, se admite que se están llevando planes alternativos.
Empiezan las pruebas
El hecho de que las diferentes vacunas estén tan metidas en el mundo del deporte ha hecho que tengan una mayor repercusión y un mayor protagonismo en occidente, donde empiezan a preocuparse por ella, aunque solo sea por puros criterios económicos relacionados con las competiciones y con los deportistas que están en juego.
Esta creciente preocupación ha llevado a China a dejar de un lado sus datos locales y a mirar hacia el mundo con el objetivo de poder aumentar sus datos de eficacia estudiando varias vías alternativas, las cuales de momento tampoco generan una seguridad total. De momento, ya se están llevando a cabo muchos procesos de pruebas en países como Brasil para tener más datos con los que poder trabajar.
Además, estas vías de análisis se centran en varios frentes. Hay varios de ellos que parecen los más básicos para intentar aumentar la eficacia. Uno es reducir el tiempo que pasa entre la inyección de la primera dosis y de la segunda, otro es aumentar la cantidad de las dosis y el último sería el de pasar de dos dosis administradas a tres. Esas son algunas de las ideas que han surgido y que se están estudiando.
La última de estas opciones, la cual parece más improbable al menos por ahora, es la de mezclar vacunas obtenidas mediante tecnologías diferentes. Por ejemplo, administrando una en la primera dosis y otra diferente en la segunda. A pesar de que se están haciendo muchos estudios con esta posibilidad, no solo en China, con el indicio de que puede ser una práctica segura, todavía no es un camino real. De momento, lo único que parece claro es que China sabe que tiene un problema con su eficacia y ahora, con tantos intereses deportivos y económicos en juego, este proceso ha comenzado a acelerarse con el objetivo de llegar a una conclusión positiva, a pesar la baja tasa de vacunación que registran en China.
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