Llegar hasta unos Juegos Olímpicos en muchas ocasiones supone el esfuerzo de toda una vida, de muchos años de sacrificios, penurias, entrenamientos extenuantes e ir derribando muros hasta cumplir el sueño de poder estar en esa ceremonia que paraliza el mundo y que da comienzo a la mayor fiesta del deporte.
Poder competir ante los ojos de todo el planeta defendiendo la bandera de tu nación junto a otros compañeros que comprenden el sufrimiento que se necesita para llegar hasta ahí porque ellos también han pasado por ese tortuoso camino. Sin embargo, hay veces en las que incluso cuando ya se tiene ese sueño agarrado con las manos, se escapa casi sin remedio. No obstante, cuando ese sueño pone en juego los principios de una persona, incluso unos Juegos Olímpicos pierden valor, como le ha pasado a Win Htet Oo.
La decisión de Win
El nombre de Win Htet Oo no es todavía muy conocido, sin embargo, su caso empieza a serlo porque es el de un hombre que ha conseguido enfrentarse a todo un estado que vive una de las peores crisis de su historia y que lo ha hecho renunciando a unos Juegos Olímpicos, su mayor ilusión en la vida. La historia de Win retrata a la perfección la dantesca situación que vive en estos momentos, y desde unos meses Birmania.
Este nadador de tan solo 26 años consiguió clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio en el año 2019, momento en el que ganó su plaza en los Juegos del Sudeste Asiático para la prueba de los 50 metros libres. Este éxito supuso todo un orgullo para él ya que además era el primer atleta de su país en conseguir su plaza y su billete para Tokio, lo que sin duda representaba un hito casi histórico. El verano de 2020 debía ser su momento de gloria compitiendo en Japón contra los mejores del mundo. Sin embargo, llegó la pandemia y todo se torció para él.
La aparición de la Covid-19 provocó que los Juegos Olímpicos se hayan retrasado un año, de momento, y que ahora él mismo haya renunciado a ir por la terrible situación que vive su país desde que en febrero, las fuerzas militares dieran un golpe de estado que se ha cobrado ya la vida de más de 700 civiles y que ha dejado más de 3.500 heridos. Win ha tomado esta difícil decisión de renunciar al que ha sido el sueño de toda vida para evitar representar una bandera que considera que está manchada de sangre por todas las atrocidades que se han cometido en los últimos meses en su país.
Un sueño roto
La triste realidad que vive Win Htet Oo es la de haber tenido que renunciar a su sueño de participar en una cita tan importante como los Juegos Olímpicos y todo para poder defender sus principios y para protestar contra la dictadura militar que se ha instaurado en Birmania haciendo del miedo y las armas sus mayores aliados para mantenerse en el poder a base represión y sangre.
El deseo de Win era poder disputar unos Juegos Olímpicos, algo para lo que llevaba preparándose mucho tiempo. En el año 2017, decidió mudarse a Australia para trabajar específicamente en su preparación como nadador. Gracias a eso, se convirtió en uno de los deportistas más importantes y reconocibles de su país, todo un ídolo del estado birmano y una referencia para los más jóvenes y para los aficionados a la natación.
Tras años de preparación y esfuerzo consiguió sacar su plaza su para los Juegos de Tokio y desde ese momento comenzó una potente campaña para promocionar su camino hasta Japón. Utilizó sus redes sociales para promocionar el mensaje "soy un nadador de Birmania que sueña con Tokio 2020, sígueme en este viaje" y gracias a eso aumentó su popularidad y dio a conocer su historia, la cual ha dado un giro en drástico en los últimos meses.
Finalmente, Win ha decidido dar un paso al lado y renunciar a su plaza y con ello luchar por la primera medalla de la historia de su país, una decisión que tomó hace unos días y de la que ha dado explicaciones a EFE ya que su caso está dando la vuelta al mundo. Lejos de ser un deportista apartado y silenciado por un país, está siendo un activista que lucha por la liberación de su pueblo y que pretende dar voz con su decisión a lo que considera un auténtico atropello y una crisis histórica.
Una crisis global
La situación de Birmania en estos momentos es realmente grave y, lógicamente, no afecta solo a Win Htet Oo, aunque bien es cierto que su polémica decisión ha ayudado a hacer que este problema sea todavía más visible, conquistando el mundo del deporte. Sin embargo, el golpe de estado del sector militar el pasado 1 de febrero ha provocado el caos absoluto en Birmania, que en estos momentos se ha convertido en una dictadura militar con víctimas a diario.
Este gobierno del terror llegó tras ser derrocado el equipo político de San Suu Kyi, cuya mayoría de miembros ha terminado en prisión como medida de represión. Además, la situación que padece Win, quien podría tener represalias por parte del nuevo gobierno de Birmania tras este desplante, no es aislada, ya que hay otros personajes relevantes del país que está sufriendo las represalias de la dictadura militar impuesta. Él mismo afirma que hay artistas, periodistas y personalidades importantes que han sido arrestadas y que están siendo torturadas para evitar posibles 'traiciones'.
Además, desde el nuevo gobierno ya se han puesto manos a la obra para evitar más casos como el de Win instando a sus propios deportistas a defender sus colores nacionales en los próximos Juegos Olímpicos. De hecho, muchos atletas de élite birmanos se encuentran retenidos en campos de entrenamiento donde son controlados exhaustivamente por las fuerzas del nuevo régimen. Por el momento se desconoce si más deportistas se atreverán a dar el paso dado por Win y respaldarán su órdago contra el nuevo gobierno que ha llevado el caos a Birmania y que ha hecho que todos los ojos del mundo estén puestos sobre su sangrienta llegada al poder.
¿Y ahora qué?
Win Htet Oo ya ha tomado su decisión y parece que irá con ella hasta el final a pesar de las importantes consecuencias que esta podría tener. Seguramente, sea un daño irreversible para el resto de su trayectoria deportiva, algo que podría pagar muy caro a cambio de defender unos principios morales que ha considerado inquebrantables. Tanto es así que podría asumir incluso el hecho de que su carrera en la natación estuviera a partir de ahora más ligada al activismo que a los logros deportivos como tal.
Sin embargo, muchos se preguntan qué papel deben adoptar ahora las autoridades deportivas competentes y si pueden ofrecerle algún camino para que no diga adiós al sueño de los Juegos Olímpicos y que pueda acudir a Tokio sin representar a una Birmania que no considera como suya y que se ha convertido en un régimen que se cobra la vida de civiles casi a diario.
Ya ha habido movilizaciones y peticiones para que el COI, el Comité Olímpico Internacional, le ofrezca la vía para poder ir a los Juegos Olímpicos mediante la creación de un equipo neutro, algo muy similar a lo que ha sucedido en Rusia con los deportistas que se han clasificado para diferentes competiciones internacionales y que no han podido competir bajo el nombre, la bandera o el himno de su nación tras la sanción impuesta al estado soviético por dopaje sistemático.
Esta podría ser la vía para que Win Htet Oo siguiera adelante con su decisión, pero para que no perdiera el billete a los Juegos que tanto esfuerzo le ha costado conseguir. Mientras tanto, el Comité Olímpico de Birmania sí que ha decidido tomar ya decisiones cerrando filas, lógicamente, en favor de su estado, y ya perfila su equipo para presentarlo a la cita olímpica sin margen de decisión para los elegidos.
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