"Es el momento de tomar el control sobre mi carrera". Con esas palabras Memphis Depay anunció este lunes un cambio drástico en su vida. Sin dar demasiadas explicaciones fue su forma de hacer oficial que había dejado SEG Agency, empresa que le representaba durante los últimos años. El paso llega en el que, quizás, sea el momento más importante de su carrera deportiva.
Depay acaba contrato con el Lyon el 31 de junio y su destino puede ser el Barcelona. Cuando uno ficha por un club como el azulgrana todo se magnifica, pero al delantero no le asusta: "He llegado a un punto en el que necesito tomar decisiones importantes sobre mi futuro, he decidido negociar mis futuros pactos, junto a mi equipo de personas de confianza, arropados por expertos legales. Decidiré mi destino yo mismo. Seréis los primeros en saberlo", dijo a través de sus redes sociales.
Depay se sentará a negociar con el Barça únicamente acompañado de un equipo de abogados. No es el primero en hacerlo y eso puede empezar a convertirse en un gran problema para los representantes. Su caso recuerda al de Kevin de Bruyne, que negoció sin agente su renovación con el Manchester City y el acuerdo se cerró sin complicaciones.
Que De Bruyne, uno de los centrocampistas de mayor valor de mercado, decidiera tomar el control absoluto de su destino se precipitó por la detención de su agente de toda la vida, Patrick de Koster, por fraude y blanqueo de dinero. O igual ese fue el pretexto para dar un paso que había que atreverse a dar y que ahora que el belga lo ha hecho le siguen otros.
De Bruyne contó para la renovación con su padre y, como hará Depay, con su abogado. Pero para saber de primera mano los términos en los que podía negociar con el City quiso contar con la ayuda del Big Data. Antes de sentarse a hablar con el club, contrató a analistas de datos para ponderar su rendimiento, su valor de mercado y su potencial y ponerse un valor. Consiguió que su salario aumentase hasta ser el mejor pagado de la Premier League, cobrando 385.000 libras a la semana. Es decir, no le fue nada mal sin un representante a su lado.
Con De Bruyne se abrió una puerta por la que a algunos futbolistas les interesa pasar por malas experiencias con representantes y, de paso, ahorrarse cualquier porcentaje que iría a parar al representante.
Los clubes también se benefician, ya que sin agentes no hay que hacer frente a las millonarias comisiones. Los datos de la Premier League reflejan que los clubes ingleses gastaron entre febrero de 2020 y febrero de 2021 más de 270 millones de euros en pagos a terceros, en este caso agentes. Y eso que ha sido un año marcado por la pandemia.
Otros como De Bruyne
A De Bruyne, antes que Depay, ya le han seguido otros grandes futbolistas de Europa. Uno fue su compañero Raheem Sterling, que dejó su agencia para crear una empresa propia que maneje todos sus asuntos contractuales y comerciales y contar con un equipo de asesoramiento legal para certificar sus contratos.
Estoy convencido de que soy yo el que puede representar de la mejor manera mi postura ante los demás
Y como las dos estrellas del City, Joshua Kimmich, del Bayern Múnich, hizo lo mismo en los últimos meses. Prescindió de los servicios de su agencia y decidió auto representarse: "He decidido por mí mismo que quiero defender aún más mis valores y mis puntos de vista y estar a la altura de mi responsabilidad personal. También estoy convencido de que soy yo el que puede representar de la mejor manera mi postura ante los demás", dijo a Bild. Kimmich tiene 26 años y antes de verano de 2023 deberá decidir si renueva con el club bávaro o da el salto a otro equipo. Todo estará en su mano.
También hay que decir que siempre los ha habido que han preferido llevar sus carreras ellos mismos prácticamente desde el principio. Son una minoría, pero en España encontramos el caso de Mikel Oyarzabal, estrella de la Real Sociedad, que siempre ha confiado en su criterio y en el de sus padres para firmar sus contratos: "No veo a nadie mejor que mis padres para aconsejarme, porque desean lo mejor para mí", dijo en el pasado.
Que jugadores de esta talla hayan abandonado sus agencias en el último año es motivo para que algunos empiecen a preocuparse. El imperio de los representantes, dominado por las grandes figuras como Mino Raiola, Jonathan Barnett o el archiconocido Jorge Mendes, se podía tambalear si esta tendencia continúa y se cumplen las amenazas que la FIFA lleva años lanzando contra ellos: establecer una normativa que regule el trabajo de los agentes y limite las comisiones.
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