La selección española y la mala suerte en las fases finales: del 'caso Torbe' al positivo de Busquets
El equipo ha vivido unos últimos torneos que han comenzado con alguna mala noticia que ha puesto a prueba de bombas la estabilidad del grupo.
7 junio, 2021 12:07Noticias relacionadas
La selección española se encuentra en estado de shock tras el último terremoto que ha sacudido la concentración del equipo nacional. El positivo de Sergio Busquets ha sido la peor noticia que podían recibir a muy pocos días de que comience la Eurocopa. En estos momentos, el nerviosismo se ha instalado en la Real Federación Española de Fútbol y las próximas horas van a ser cruciales para el futuro del combinado nacional.
Las primeras medidas ya se han tomado y se ha pasado a aislar a todos y cada uno de los miembros de la expedición nacional hasta que se pasen las respectivas pruebas para detectar posibles positivos. Los jugadores se someten a test de antígenos cada día y a una prueba PCR cada 48 horas.
En las últimas, Sergio Busquets dio positivo y la maquinaria del equipo nacional se ha detenido por completo. Los próximos entrenamientos se producirán de forma individual hasta que se vayan conociendo los resultados y, o bien se instale la tranquilidad definitiva, o bien se desate el caos. En estos momentos, existe un temor real a que se produzca un brote en el equipo nacional que pueda poner en riesgo la participación de España en la Eurocopa.
Tanto es así que hasta Portugal, selección contra la que jugó el equipo de Luis Enrique el pasado viernes, se encuentra en alerta máxima por el positivo del jugador del Barça, que estuvo más de 60 minutos sobre el césped del Wanda Metropolitano. De momento, todos quieren mantener la calma y no dar ningún paso en falso hasta que se vayan conociendo los resultados de nuevas pruebas.
La Federación ya ha puesto en marcha rutinas individualizadas para todos los miembros del equipo y si el asunto avanza positivamente, pasarán a ejercitarse en pequeños grupos para reducir los contactos lo máximo posible dentro de llevar una dinámica de equipo más o menos aceptable.
Malos precedentes
De lo que no hay duda ya es que una nueva fase final de un gran torneo, en este caso la Eurocopa, ha comenzado con una mala noticia como ya lo hicieron las dos anteriores. La primera sumarse a esta lista fue la Eurocopa de 2016. Justo antes del debut contra la República Checa, se produjo el estallido del 'caso Torbe', un asunto relacionado con un presunto caso de abuso de menores y explotación sexual relacionado con el actor y productor pornográfico.
En dicho caso aparecía el nombre de David de Gea, lo que supuso un auténtico terremoto dentro de la concentración de la selección a pocas horas del debut. De Gea apareció en rueda de prensa junto a sus compañeros Piqué y Jordi Alba para mostrar su posición: "Soy el primer sorprendido con esta noticia. Es una mentira y una falsedad".
Finalmente, la Justicia desmontó esa acusación y el caso fue sobreseído, De Gea fue titular en el primer partido de la selección todo quedó atrás, pero la participación de España en esa Eurocopa quedó profundamente marcada, al igual que la figura del meta del Manchester United. No fue el comienzo deseado sin duda alguna.
La siguiente gran cita para la selección española no estuvo exenta de su respectivo escándalo, esta vez protagonizado por la Real Federación Española de Fútbol y por la pataleta del presidente Luis Rubiales. Fue en la Copa del Mundo del 2018 celebrada en Rusia y con la selección concentrada en Krasnodar.
El 12 de junio, tres días antes de que debutara la selección española contra Portugal, el Real Madrid hacía oficial la llegada de su nuevo entrenador, Julen Lopetegui, quien en ese momento era el seleccionador nacional. El club dejaba bien claro que las funciones de Julen como responsable del equipo blanco comenzaban después de su participación en la Copa del Mundo, pero eso fue insuficiente para un Luis Rubiales que montó en cólera.
El presidente de la RFEF, que se encontraba en Moscú, regresó en un vuelo de urgencia hacia Krasnodar para tomar una decisión que arruinó un Mundial para España. Destituyó al seleccionador nacional que había hecho recuperar la ilusión en el equipo y puso a un sustituto de circunstancias como Fernando Hierro que se encontró con un marrón que nunca hubiera ni deseado ni imaginado. Aquello fue el principio del fin.
Habrá que esperar para confiar en que lo de Busquets se haya quedado en un caso aislado y que esta vez la mala suerte y las malas decisiones no se apoderen del devenir de España en la próxima Eurocopa cuando resta menos de una semana para que dé comienzo el gran torneo continental.
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