Chapecoense, 5 años tras la tragedia: una detención clave, varias muertes más y la dureza deportiva
El club brasileño resurgió, pero por el camino perdió a otros pesos pesados y hasta descendió. El noviembre hará 5 años y ha habido un cambio clave.
25 septiembre, 2021 00:21Noticias relacionadas
28 de noviembre de 2016. Un avión que transporta a 77 personas se estrella a menos de 20 kilómetros del aeropuerto de Medellín. Poco después se confirmaban 71 víctimas y que la aeronave correspondía a la plantilla del Chapecoense brasileño, que había logrado clasificarse para la gran final de la Copa Sudamericana. El Atlético Nacional colombiano iba a ser su rival, pero el partido no pudo disputarse por la tragedia. En dos meses se cumplirán cinco años de un golpe histórico para el fútbol y lo hará con una detención que puede cambiarlo todo y tras varias pérdidas que han golpeado al club.
Celia Castedo Monasterio, la funcionaria boliviana del departamento de control aéreo, fue la encargada de dar paso al vuelo. La investigación que se realizó confirmó errores humanos y posibles negligencias. Castedo, desde entonces, se marchó a Brasil y solicitó un asilo que ha concluido cinco años después con esta detención. No se han dado demasiados datos, pero la investigación puede concretarse tras su arresto.
"La mujer boliviana era especialista en seguridad de vuelo y, en su momento, habría dejado, fraudulentamente, de observar los requisitos mínimos de procedimiento para la aprobación del plan de vuelo de la aeronave, ya que en el programa presentado, la autonomía de vuelo no era adecuada para el viaje", ha asegurado la Policía Federal.
Castedo, en su día, denunció "presiones y hostigamiento" para justificar su huida a Brasil. Además, defendió que fue la aerolínea la que no tuvo en cuenta su análisis del avión que después acabó estrellándose. Entre otras 'pegas', señalaba la poca autonomía que tenía la aeronave y que fue clave en la tragedia que se produjo en territorio colombiano.
Los fallos del avión
De las 77 personas que viajaban, solo seis lograron salir con vida. Tres de ellas eran futbolistas, dos eran parte de la tripulación y el último era un periodista. Fueron quienes lograron librarse de un cúmulo de errores que concluyó, además de con esta última detención, con la suspensión de la aerolínea a la que pertenecía el avión.
El Chapecoense se disponía a viajar de Santa Cruz, en Bolivia, a Medellín. Se iba a enfrentar al Atlético Nacional en la ida de la final de la Copa Sudamericana. Sin embargo, nunca llegaría al aeropuerto tal y como estaba previsto. Las primeras investigaciones no dejaron lugar a dudas: se trataba de un accidente producido por un "factor humano".
El avión llevaba un sobrepeso de 500 kilos, voló por encima de los 29.000 pies de altura que tenía fijado como límite e inició su vuelo sin la gasolina de reserva que necesitaba. Además, poco después se conoció que uno de los pilotos tenía sobre sí una orden de arresto por haber dejado la Fuerza Aérea Boliviana.
Cuando se encontraban a menos de 20 kilómetros del aeropuerto, los cuatro motores del avión dejaron de funcionar. Pasaron algo más de tres minutos y medio hasta que se perdió el contacto con cabina por el accidente. Dos minutos antes de este se confirmó la falla total. El resto es -triste- historia.
El próximo 28 de noviembre de 2021 será el aniversario de este duro episodio. Una fecha que llegará con un Chapecoense muy diferente al de antaño, pues ha perdido a varios rostros importantes e incluso se ha enfrentado a un descenso doloroso en 2019 que dio la vuelta al mundo por el cariño que se había ganado la entidad tras lo sucedido años atrás.
Tras su vuelta a la máxima categoría brasileña en enero de 2021, esta temporada está cerca de volver a perder su puesto en la élite del fútbol nacional y deberá buscar una remontada que le saque de la última posición con una sola victoria en su casillero.
Pérdidas dolorosas
La historia del Chapecoense es trágica, pero también muestra la otra cara del deporte. El club brasileño recibió numerosas muestras de apoyo de clubes de diferentes países. Homenajes y reconocimientos que, sin embargo, no sirven para reestructurar un club tras un golpe como el que habían recibido. Sin embargo, consiguieron recuperar la vida de un equipo cuyo nombre quedará para la historia.
La pieza clave, o al menos una de ellas, fue Ricardo Magro. El presidente, tal y como reconocieron desde el propio club, fue el gran culpable de que el Chapecoense siguiera hacia adelante. "Con su coraje, grandeza y sabiduría, permitió que el equipo volviera al camino de la victoria", indicaron en su día desde la entidad. Magro llegó en 2019 al cargo, tres después de que se produjera el accidente. El reto que tenía ante sí era mayúsculo. Logró los objetivos, pero solo a corto plazo.
Magro perdió la vida el pasado diciembre de 2020. En su caso, por culpa de la pandemia de la Covid-19. Con tan solo 57 años se apagó la que había sido la luz del Chapecoense en los últimos meses. Un fallecimiento que dejó tocado al conjunto brasileño, cuya cúpula quedaba de nuevo descabezada.
Antes, el aficionado del Chapecoense también tuvo que afrontar una dura pérdida. Fue en 2019 y en este caso de un superviviente del accidente. Ese periodista que logró escapar de la tragedia se había convertido en un colaborador más de la fundación del club. Un nombre a tener en cuenta y que, por la suerte de seguir con vida, era un personaje reconocido entre los seguidores de la entidad. Fue, según apuntaron, "un símbolo de la reconstrucción" del Chapecoense. Un infarto cuando jugaba un partido de fútbol con amigos le quitó la vida.
La tragedia parece haberse sobrepasado con el club brasileño. Pese a ello, la lucha constante por seguir creciendo se mantiene. El Chapecoense quedará para la historia por haber continuado adelante con su proyecto futbolístico. También los nombres de los que lograron salir con vida.
Erwin Tumiri, superviviente, bien lo sabe. El jugador se esquivó la muerte en 2016 y lo hizo en 2021 cuando un autobús cayó varios metros cobrándose la vida de 20 personas. Tumiri iba dentro y únicamente tuvo que estar ingresado en el hospital. Su regate se volvió a repetir, como el de un Chapecoense que lidia contra las constantes heridas. "Lo que yo siempre hago, digamos, hasta en aquella ocasión, es que me encomiendo a Dios". Y así, Tumiri podrá contar su historia y la del club aunque ahora se desempeñe como funcionario.
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