Nacida en el sur de Londres, Helen Lorraine Nkwocha ha hecho historia dentro del fútbol de los países asociados a la UEFA. Vive en Tvoroyri, un pueblo de menos de 2.000 habitantes situado en la isla de Suduroy, en las Islas Feroe. Allí dio un paso importante para alcanzar su sueño: ser entrenadora profesional. Lo que comenzó siendo elegida para supervisar el programa de fútbol juvenil del equipo de la ciudad, ha terminado convirtiéndose en la técnico del primer equipo; es decir, es la primera entrenadora profesional de un club masculino en el entorno europeo.
El Tvoroyrar Boltfelag es uno de los clubes más antiguos de este país insular del norte de Europa. "He trabajado con más jugadores masculinos que femeninos. Trabajar a este nivel, sí, eso es diferente. Pero trabajar con jugadores masculinos no es diferente. La reacción de la gente no es la misma que la mía porque reaccionan a mi género. Pero estoy acostumbrada a ser mujer. No es nada nuevo para mí", explica en una entrevista con la BBC.
Su historia le ha llevado por varios continentes hasta que ha estado lo suficientemente formada como para que le llamen equipos. Durante los últimos seis años ha estado trabajando en Shanghai, antes de mudarse a los Estados Unidos: primero a California y después a Chicago. Después de graduarse de la Universidad de North London con un título en Literatura en 1997, Nkwocha se unió a la Policía Metropolitana. Pasó 15 años en el cuerpo.
El hecho de haber pasado gran parte de su tiempo libre enseñando a niños en campos de fútbol le movió para dejar su profesión y moverse por todo el mundo para hacer realidad su sueño. "Me di cuenta de que no tenía la misma pasión por mi trabajo que por mi pasatiempo. "No sentía un fuego en mi estómago por lo que estaba pagando mi hipoteca. Fue una decisión valiente y algunas personas dijeron: ¿qué estás haciendo? Fue difícil intentar hacer malabares con todo y no tener el dinero para hacer cursos para mejorar", revela en la entrevista.
El coste
Nkwocha vendió su casa y compró un barco para reducir los costes. "Viví en un barco durante tres años. Fue un estilo de vida encantador. Estaba en un puerto deportivo junto al club de fútbol de Harlow Town donde trabajaba y era una comunidad maravillosa", explica. Eso sí, los problemas económicos no fueron los únicos; también los hubo raciales y de género: "Por lo general, cuando trabajo en un club, soy la única mujer negra allí. Todavía no se suele ver a muchas personas que se parezcan a mí, especialmente en un puesto de toma de decisiones".
Nkwocha no ha podido detener la racha de derrotas del TB (como se conoce a su club). Sin embargo, solo perdieron por 1-0 este último fin de semana, a pesar de tener un hombre expulsado. "A muchos de los partidos tenemos que ir en ferry y luego coger un coche para llegar a los estadios. También hace mucho viento y la pelota está en el aire un mucho, por lo que es un lugar desafiante para el fútbol", explica. Le quedan un par de partidos para terminar la temporada, pero el éxito lo ha logrado siendo una referente para otras mujeres.
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