Escándalo en el fútbol base del País Vasco. Un entrenador ha sido condenado a seis años de cárcel tras ser declarado culpable de haber abusado durante años de un menor. Así lo ha dictaminado la audiencia de Bizkaia que además obliga al acosador a pagar una multa de 40.000 euros a su víctima en concepto de indemnización.
Este lamentabe y triste ha hecho ha sucedido en Basauri y ha sido definido como "abusos sexuales continuados a un menor sin acceso carnal y con prevalimiento". Por este motivo, su condena lleva implícita otra serie de penas como la prohibición de comunicarse con la víctima y de acercarse a menos de 200 metros durante los próximos 10 años con el fin de preservar su seguridad física y mental.
Además, después de terminar la pena de prisión impuesta de seis años, deberá acudir durante otros seis a diferentes cursillos formativos en educación sexual para evitar una posible reincidencia y garantizar así su reinserción en la sociedad. Una medida esta que siempre es muy controvertida y que genera un amplio debate en la sociedad.
Los abusos de esta persona sobre su víctima se repitieron durante al menos cuatro años, desde que el menor tenía 8 hasta que cumplió los 12. Sin embargo, lo llamativo del caso es que no es la primera vez que este entrenador se ve envuelto en una polémica semejante, ya que sobre él pesaban otras denuncias, que ya habían prescrito eso sí, al producirse hace más de tres décadas, pero por conductas similares de abusos.
El tribunal encargado del caso ha atendido la pena solicitada por la fiscalía, la cual es insuficiente para la defensa de la víctima, la cual ha sido ejercida por la propia madre del menor. Esta contaba con todo el apoyo del Ayuntamiento de Basauri y solicitó ocho años de prisión, 85.000 euros de responsabilidad civil, libertad vigilada y una orden de alejamiento tras el cumplimiento de la pena.
El análisis del caso
Con las pruebas encontradas durante la investigación, ha quedado demostrado que el agresor, de 63 años, tuvo entre una relación definida como 'cuasi-familiar' con su víctima durante 2012 y 2017. Dentro de este vínculo, ha quedado probado que el entrenador le llevaba desde casa a los entrenamientos, le hacía de regalos frecuentes y hasta le ayudaba con sus tareas escolares. Además, también ayudó económicamente a la familia del menor.
La gravedad del caso aumenta cuando se ha probado que el condenado aprovechaba la esta estrecha relación para llevárselo a su casa, ponerle películas pornográficas y tener contactos sexuales, los cuales en ocasiones también se producían en el coche del condenado.
Esta situación, según la Audiencia de Bizkaia, se mantuvo hasta 2018, cuando se hicieron públicas otras denuncias contra el entrenador de fútbol base del Baskonia por hechos similares ocurridos hace años y que ya habían prescrito. La sentencia es recurrible en apelación ante el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. El caso, ahora que ha recibido una mayor repercusión pública, ha provocado la costernación de todo el fútbol base vasco y de la sociedad.
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