"He estando luchando con mi sexualidad durante más de seis años y estoy contento de poder aparcarlo". Josh Cavallo, jugador australiano de fútbol, reconocía a sus 21 años su homosexualidad. Un gesto aparentemente baladí, pero que ha dado la vuelta al mundo por su excepcionalidad. Carvallo es de los pocos jugadores de fútbol en activo que hace pública su condición sexual. De hecho, se le considera el primero en hacerlo. Un tabú que se ha extendido a lo largo de la historia y que, mientras en otras disciplinas se ha ido rompiendo, en el mundo del fútbol masculino se mantiene.
El reflejo de la escasa presencia de este tipo de mensajes en el fútbol es la repercusión que ha tenido en esta ocasión. Carvallo ha conseguido acabar con el silencio de las estrellas, que paulatinamente y durante varias horas han respaldado el vídeo del australiano en sus perfiles oficiales. Estrellas con miles de seguidores como Gerard Piqué y clubes que son potencias mundiales como el Manchester United. Perfiles diversos pero con el término común de mover masas.
"Una inspiración y un orgullo" es como ha calificado la cuenta en español del Manchester United el mensaje de Carvallo. "No tengo el placer de conocerte personalmente, pero quiero darte las gracias por este paso que das. El mundo del fútbol está muy atrás y vosotros nos estáis ayudando a seguir adelante", escribió Piqué, uno de los primeros grandes nombres en compartir el mensaje.
Incluso el Barça, que tiene diferentes cuentas orientadas a los aficionados de varias culturas, ha emitido el mensaje de apoyo a Carvallo en su perfil árabe cuando en otras ocasiones ha censurado tuits relacionados con el mundo LGTB. Toda una revolución que puede marcar un antes y un después. Y es que, mientras en el fútbol femenino o en otras disciplinas confesar la homosexualidad es algo normalizado, el fútbol masculino de élite sigue manteniéndolo como tabú.
La presión del público
Hay numerosos jugadores que han apostado por normalizar el declararse abiertamente homosexual. Koke o Griezmann, en diversas entrevistas parar ICON, explicaron que si ellos vivieran esa situación no tendrían problema alguno en hacerlo público. Sin embargo, son también muchos los jugadores que han defendido abiertamente que no es tan sencillo como parece.
Héctor Bellerín, ahora en el Real Betis pero con pasado en la Premier League, fue uno de los jugadores más novedosos en el fútbol inglés. Bellerín rompía con la estética habitual: pelo largo y trabajos extradeportivos como modelo. Una situación que le provocó numerosos insultos procedentes de la grada.
"Es imposible que un futbolista se declare homosexual. Algunos aficionados no están preparados. En el rugby los hinchas lo acabaron respetando, pero la cultura del fútbol es diferente. Revelar que eres homosexual puede ser muy desagradable", indicó en una entrevista en la que también confesó que le habían calificado como "lesbiana" por llevar el pelo largo.
De igual manera, un veterano como Lahm también destacó la dificultad de afrontar dicha confesión ante el público. "Tendrían que soportar insultos y difamaciones, ¿quién lo aceptaría?", subrayó el alemán, defensor de la postura de que por el bien del propio jugador sería más prudente mantener la homosexualidad en secreto.
Griezmann, actual jugador del Atlético de Madrid, se atrevió a lanzar un mensaje de apoyo en 2019 pese a lo dicho en aquella entrevista. "Lo animaría a estar orgulloso y feliz, creo que podría abrirle la puerta a los demás", espetó en France 2 al ser preguntado sobre por qué no salían más jugadores del armario.
El ejemplo más reciente está en la Premier League, donde se publicó una carta anónima de un jugador que confirmaba su homosexualidad y el temor a mostrar ante los aficionados su condición: "Quiero ser abierto con la gente porque es lo que soy y estoy orgulloso. Pero la verdad es que me crucificarán". Unas palabras que confirman lo explicado en su día por Bellerín.
La última Eurocopa
El torneo de selecciones de este verano ha servido para constatar la falta de respeto hacia el colectivo en diversos países, organizaciones y aficionados. La Eurocopa organizada por la UEFA se distribuyó en diferentes sedes, lo que permitió ver la diferencia de actitud según el territorio. Sin ir más lejos, se tuvo que sancionar a la afición de Hungría por gritos homófobos ante Portugal. Y en los partidos disputados en Rusia o Azerbaiyán, hubo aficionados a los que se le retiró la bandera arcoíris, llegando al punto incluso del mundo del fútbol se movilizó sumarse a la campaña.
El conflicto de mayor tamaño, sin embargo, se produjo entre la UEFA y el ayuntamiento de Múnich. El dirigente de la ciudad propuso teñir con los colores del arcoíris el estadio del Bayern. La intención era replicar la ley antiLGTBI que había impulsado recientemente Hungría. La UEFA lo canceló entendiendo que era un acto político y el mundo del fútbol se movilizó, bien 'pintando' las fachadas de los estadios o sus perfiles de redes sociales con los colores prohibidos por la UEFA en el Allianz.
La atmósfera en el fútbol masculino, como confirman los antecedentes, no es sencilla para que los jugadores hagan pública su homosexualidad. El escaso número de nombres que lo han hecho también dificulta su normalización. Y ataques verbales al grito de "maricón" que suena en algunos estadios (con posterior sanción, en España, de LaLiga), influye de igual manera. De ahí que tanto el comunicado de Cavallo como el respaldo de las estrellas del fútbol pueda marcar un punto de inflexión.
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