Se suele decir que 'no es oro todo lo que reluce' y, de momento, parece que este antiguo dicho lo están sufriendo en sus propias carnes dos estrellas del fútbol como son Leo Messi y Sergio Ramos. Ambos sus brazaletes de capitán en Barcelona y Real Madrid, respectivamente, el pasado verano para comenzar una nueva vida lejos de La Liga.
El destino de ambos fue el PSG, pero pasados los dos primeros meses de la temporada, lo que era un sueño dorado para los dos se ha acabado por convertir más bien en una pesadilla. Sus realidades son diferentes, pero parece que ninguno acaba de ser tan feliz como lo fue en su antiguo equipo. Cosas del destino.
Messi juega, aporta, marca algún gol y es el futbolista con el que la ilusión de los aficionados del PSG se disparó. El argentino ya es un innegociable del equipo, pero eso no implica que él no eche de menos su pasado. El día a día de Sergio Ramos es diferente. Todavía no ha debutado y las dudas sobre su futuro planean en París.
El boom Messi
Leo Messi fue, sin duda, uno de los grandes protagonistas del pasado verano. Del final de su contrato con el Barcelona a todo lo que se montó después. Que si el jugador quería continuar, que si el club también... y todo para que al final el Barça anunciase su salida porque era "imposible" que siguiese "por la normativa de LaLiga".
Un Messi entre lágrimas y acompañado por los suyos se despidió de la que había sido su casa durante las dos últimas décadas. El final a una era. Pero también el comienzo de un nuevo capítulo de su historia. Cambió las lágrimas por sonrisas a su llegada al PSG. Era el gran ídolo de París, por encima de Neymar o Mbappé. El nuevo rey había aterrizado en el Parque de los Príncipes.
"Mi objetivo es ganar otra Champions League y he caído del lado ideal para hacerlo", dijo el rosarino en su presentación con el PSG. Baño de masas y volver a empezar en otro país, en otra liga y en otro equipo. Las bases estaban claras: un tridente de ensueño junto a un Mbappé al que no le dejaron irse al Real Madrid y su buen amigo Neymar.
Eso sobre el papel, porque los resultados tampoco están siendo los esperados. Ni es el jugador decisivo que era en el Barça ni tampoco su día a día es lo esperado. No está cómodo con la vida que lleva en París, así como tampoco lo están su mujer Antonela y los tres hijos del matrimonio.
En lo deportivo, Messi ha disputado ocho partidos entre la Ligue-1 y la Champions League. Lo más llamativo es que todavía no ha podido estrenar su casillero en la liga francesa. Sabe lo que es marcar con la camiseta del Paris Saint-Germain, pero solo en la máxima competición continental, en la que acumula tres goles en tres encuentros.
En lo extradeportivo, la familia Messi no lo tuvo fácil al principio, tal y como ha reconocido el astro argentino en entrevista para el diario Sport. La vida en el hotel no era para ellos, tampoco los atascos, pero ahora ya en su nuevo hogar han recuperado parte de la tranquilidad que tanto les gusta y están así en un plano de su adaptación más feliz.
Aunque eso no quita para que el futbolista continúe pensando en un futuro de vuelta en la Ciudad Condal: "Me encantaría poder ayudar al club en lo que pueda ser útil, ayudar y sumar al que el club esté bien. Me encantaría ser secretario técnico. No sé si pasará en el Barça o no. No sé si será de esta manera porque es el club que amo y quiero que siga creciendo y siendo uno de los mejores del mundo".
El futuro de Ramos
El caso de Sergio Ramos es todavía más complejo. El defensa no juega un partido desde el pasado 5 de mayo. Desde entonces se ha quedado fuera de la Eurocopa con la selección española y también se tuvo que despedir del Real Madrid al finalizar el contrato que le unía a la entidad blanca. Su destino, después de muchos rumores, fue el Parque de los Príncipes.
La llegada del jugador de Camas estuvo envuelta en la polémica desde el principio. Ya que algunos ex del PSG dudaron de que Ramos fuese el perfil que necesita el equipo, cuando antes se había echado a otros por rondar la edad del propio Sergio. Aunque él llegó con muchas ganas de seguir escribiendo páginas doradas a su historia.
"Vengo aquí para no vivir del pasado. Quiero empezar de cero, hacer las cosas con mucha humildad, trabajo, esfuerzo y mucho compromiso, que es lo que mejor me define. Puedes ganar o perder, pero que la conciencia siempre esté tranquila de haberlo dado todo dentro del campo. Creo que estamos en el sitio y equipo en el que mejor podemos estar. Ojalá podamos ganar muchas cosas", explicó tras conocerse su fichaje.
Sin embargo, las semanas fueron pasando y su debut con el PSG se fue retrasando. Tanto es así que todavía no ha jugado ni un solo minuto con la camiseta del equipo parisino. Las lesiones se han convertido en su particular rutina y cuando parece que está a punto de incorporarse a los entrenamientos con el grupo, un nuevo imprevisto le vuelve a dejar fuera.
Diferentes medios han asegurado que la pierna "no le responde". Y todas estas lesiones han provocado que desde Francia se comience a deslizar una salida para el culebrón: la rescisión del contrato de Sergio Ramos. Al menos eso es lo que señala un periódico que siempre ha estado muy ligado al PSG. Le Parisien informa que se está perdiendo la confianza en el defensa y que no se descarta nada.
La medida de la rescisión no es algo que se haya decidido, sino que es solo una vía más que puede estar sobre la mesa llegado el momento. Hay que recordar que tiene una ficha de 24 millones de euros netos por temporada y que su adaptación no está siendo fácil. "Como todo jugador lesionado, tiene horarios a veces que no están en la misma franja que el equipo. No es fácil para él integrarse en un grupo sin tener la participación directa en entrenamientos y partidos", ha llegado a explicar Pochettino.
Parece complicado que, finalmente, el Paris Saint-Germain opte por rescindir el contrato de Sergio Ramos. Primero de todo porque debería pagarle al futbolista español una cantidad importante de dinero y, además, también podría ser sancionado. Y esto porque un club no puede rescindir el contrato de uno de sus jugadores sin "causa justificada" en un periodo de los tres primeros años de la firma del mismo. El culebrón continúa.
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