Hace tiempo que James Rodríguez (Cúcuta, Colombia; 1991) dejó de ser noticia en lo positivo. Su carrera deportiva entró en declive demasiado pronto y nunca llegó a remontar hasta el punto de haberse ido ahora a jugar a Qatar. Bajo un nivel competitivo inferior busca volver a sentirse una estrella, aunque quizás se ha pasado de frenada a la primera de cambios fruto de condición.
Apenas ha jugado cuatro partidos con el Al-Rayyan, equipo qatarí que le ha 'convencido' para jugar allí, y ya ha protagonizado una sonada polémica tras perder la cabeza el pasado sábado en pleno partido.
James explotó al ver cómo, tras todo el partido recibiendo entradas de sus rivales, el colegiado no mostraba la roja a un rival tras una propinarle una dura patada. Sus protestas, sin embargo, cruzaron la línea de lo permitido y acabó, incluso, asentando un manotazo al árbitro en el brazo. El que vio la roja fue él y ahora se expone a una sanción ejemplar que le dejaría sin jugar durante lo que resta de 2021.
Es el último episodio oscuro de James. El mismo James que hace ya más de siete años deslumbraba en el Mundial de Brasil es ahora un futbolista relegado a una liga inferior y acumulando escándalos a sus espaldas. El que ha protagonizado en Qatar es solo el último de una larga lista que han acabado lapidando una carrera que se suponía que sería la más grande de un futbolista colombiano.
El cafetero es ahora un ídolo caído en su país, donde siempre fue defendido a ultranza, pero ahora ni siquiera tiene sitio en su selección. Reinaldo Rueda le dejó fuera de la Copa América y James se ha distanciado de los suyos, que todavía siguen sus pasos pese a la lejanía de Qatar, pero ahora le exigen lo que no le exigieron antes cuando la élite del fútbol en el que jugaba le sostenía.
El tira y afloja con Rueda no es una excepción y es que James los ha tenido de todos los colores con la gran mayoría de sus entrenadores de los últimos años. Se podría decir que Carlo Ancelotti, con quien más brilló en el Real Madrid y quien le acogió hace dos veranos en el Everton, es el único con el que no ha acabado a regañadientes. Y el italiano le dejó 'tirado' en Liverpool para volver a dirigir al club blanco, donde, pese a lo que se quiso apuntar desde Colombia, nunca fue una posibilidad real el regreso del colombiano.
Las puertas del Madrid se cerraron en 2020 para James. Fue su canto de cisne, pero todo se empezó a torcer mucho antes. Tras una primera temporada muy buena de blanco, no logró encajar con los entrenadores que sucedieron a Ancelotti, Rafa Benítez y Zinedine Zidane, y se perdió cuando los focos le dejaron de apuntar a él.
James, que cayó en las redes de Jorge Mendes cuando todavía jugaba en el Oporto, fue cada vez más díscolo. En aquella primera etapa en el Madrid se le señaló de verse atraído por la noche de Madrid, siendo uno de los más lapidados de la famosa fiesta de cumpleaños de Cristiano Ronaldo que contó con la actuación del artista colombiano Kevin Roldán. Lo peor de aquellos años, extradeportivamente hablando, fue el Año Nuevo de 2016 en el que huyó a toda velocidad (200 km/h) de la policía con su coche.
Se fue quedando sin sitio, aunque cada vez que viajaba con su selección quisiera reivindicar lo contrario, y en 2017 se fue cedido al Bayern Múnich. En la Bundesliga tampoco le fueron mucho mejor las cosas a las órdenes de Niko Kovac, otro entrenador que dejó de creer en él y que aireó que el colombiano no era de los que mejor entrenaban en el día a día. James, en 2018, llegó a estallar contra él gritando en el vestuario: "¡Esto no es Fráncfort!", en referencia al anterior equipo del entrenador.
El Bayern no le compró y regresó al Madrid con la idea del club de darle salida definitiva. Al final del verano, tras una marcha fallida al Atlético de Madrid, se quedó en el club blanco a las órdenes de Zidane. Las segundas partes nunca fueron buenas y esta lo fue aún peor para el colombiano, que acabó incluso negándose a entrar en las convocatorias en la parte final de la temporada.
Y entonces volvemos al punto de su aventura anterior a Qatar, el Everton. En su reencuentro con Ancelotti empezó bien, pero la llama se volvió a apagar demasiado pronto. Tras un año, el italiano se fue y James se volvió a ver las caras con otro viejo conocido: Benítez.
Desde el primer momento estaba claro que las cosas no acabarían bien para ellos dos, aunque al no encontrar un destino para el futbolista en verano se dieron una oportunidad. James tardó poco en colmar el vaso de la paciencia y fue provocado por unas fotos en las que aparecía en un yate en Ibiza rodeado de mujeres y fumando. Su despreocupación llevó otra vez a debate su falta de profesionalidad y a las pocas semanas se cerró su marcha a Qatar.
Poco queda de aquel James deslumbrante, primero en Oporto y luego en Mónaco, que llegó a ser el mejor '10' de Colombia. Hoy la estrella cafetera es solo un atractivo en una liga de petrodólares y se las pasa más 'rajando' por internet. Cada vez más lejos de recuperar su sitio en su propia selección, el descenso a los infiernos de James es total.
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