Ha pasado un mes desde que Kheira Hamraoui fue asaltada cuando regresaba de una cena de equipo con el PSG junto a su compañera Aminata Diallo y la justicia francesa se ha paralizado. El volumen de noticias comenzó a caer en cuanto Éric Abidal se vio envuelto en el caso. Desde entonces, el proceso se ha languidecido y sigue sin aclararse quién es el responsable principal de este suceso, mientras el vestuario del Paris Saint-Germain está completamente roto.
Todo comenzó con la detención de Diallo. Se la culpó dentro de un posible caso de celos deportivos. Aminata era conocida en el mundo del fútbol femenino, pero desconocida a nivel global. De repente se había convertido en noticia en todas las partes del mismo. Y este episodio ya no se borrará nunca. La presunción de inocencia se violó en algunos casos y el paso del tiempo, según ha virado el caso, no ha venido acompañado de una disculpa para la jugadora del PSG.
La siguiente versión de la historia fue la de Abidal, pero el jugador duró muy poco como posible responsable. Pronto viró el foco hacia su mujer como una posible venganza por la aventura que habían tenido, la cual admitiría días después Éric, Hamraoui y el exjugador del Barça. Todo ha derivado en un asunto de cuernos, divorcios y prensa rosa más allá del asunto principal; una persona fue asaltada y golpeada con barras de hierro.
Además, ahora existe un vestuario completamente roto por las diferentes acusaciones que existen. Los diferentes alegatos que se han hecho han provocado que la desconfianza entre las compañeras sea una realidad latente. Les obligaron a jugar un partido ante el Olympique de Lyon en medio de la tormenta donde fueron vapuleadas. Un mes después, las confrontaciones en el Camp des Loges siguen. Pero Hamraoui no sabe todavía quién la asaltó a pesar de conocer todos estos detalles.
Diallo, devastada
Desde el momento en que la policía empezó a hacerle preguntas, Diallo se dio cuenta de que Hamraoui la había mencionado como sospechosa. Los oficiales sugirieron que Aminata había tomado una ruta diferente a la que había sugerido en un principio para volver a casa después de la cena.
Le preguntaron por qué había conducido tan despacio después de alejarse de la casa de Karchaoui, la otra jugadora que viajaba en el coche antes del asalto. Y luego le expusieron la teoría, publicada más tarde por un periódico francés cuando todavía estaba detenida, de que la agresión podría haberse originado por su deseo de conseguir el puesto de su compañera.
Pero todavía quedaba enfrentarse al careo. Fue al final de la tarde del día siguiente cuando Diallo vio a Hamraoui. Más tarde le dijo a sus amistades y familiares que le resultaba extraño escuchar la acusación que se le hacía: que Kheira había oído que otras compañeras del equipo decían que Diallo estaba detrás del ataque. Diallo negó la acusación. La reunión duró aproximadamente una hora. Después vendría lo más difícil: ver al resto de la plantilla.
Crisis de vestuario
Desde entonces, algunas de las compañeras de Hamraoui han pedido apartar sus casilleros del de ella en el vestuario. Otras han dicho a la dirección del club que les resultará difícil volver a jugar con ella. Varias de las mejores jugadoras del club solo quieren seguir adelante. Esto es lo de menos porque ha habido situaciones aún más turbias.
La delantera de la selección francesa Kadidiatou Diani, enojada porque Hamraoui había mencionado a su marido como posible sospechoso, aunque no ha sido implicado, ni siquiera interrogado por la policía, se enfrentó a su compañera mientras Hamraoui se ejercitaba en una bicicleta.
A Diallo le quedan solo seis meses de contrato, a Kheira algo más. Está claro que la situación es más que controvertida en el vestuario del PSG. La falta de confianza puede seguir afectando al resto de la temporada. No solo por la agresión, ya que el supuesto affaire entre Hamraoui y Abidal también ha levantado ampollas.
El caso de Abidal
Mientras los dedos apuntaban a personas del vestuario y del entorno de las jugadoras, Hamraoui recibió una llamada telefónica. Era Eric Abidal, el exjugador de la selección francesa al que había conocido en el Barcelona, donde jugó durante tres temporadas cuando él era director técnico del club.
Hamraoui le preguntó a Abidal si su mujer podría haber intentado herirla, antes de decirle que la agredieron. Con el teléfono puesto en altavoz, quienes estaban presentes pudieron escuchar su respuesta: parecía aturdido. Se intercambiaron algunas palabras más y la llamada terminó.
Ahí apareció la sospecha de la relación que parecían haber tenido estos dos y que parece que va a terminar con el matrimonio Abidal. La disculpa de Éric no parece suficiente para Hayet, que sigue apareciendo como sospechosa del ataque. La fiscal del caso explicó que ambos serían interrogados, pero parece que la cuestión no ha avanzado para conocer la implicación de ambos en el caso.
Battikh, el abogado de Diallo, está molesto por el trato que recibió su defendida por parte de la policía. "Cuando se trata de Aminata hacen gala de fuerza y la ponen en detención. Cuando se trata de Éric Abidal, alguien fuerte, famoso y popular, se toman su tiempo, van despacio, se aseguran de no cometer un error", explicó el responsable de la defensa de la jugadora tal y como se recoge en un reportaje del New York Times.
En Francia se han levantado ampollas por el trato del caso, del que se esperan noticias en las próximas semanas que esclarezcan los hechos. El avance de los primeros días posteriores a la agresión ha dado paso a una calma tensa que está dejando más víctimas que la propia Hamraoui. La futbolista también tiene una herida física y mental que sanar después de todo esto, porque el caso le acompañará toda su vida.
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