La creación de la liga de fúbol profesional femenina ha pasado de un hecho histórico a un posible fracaso de Gobierno y clubes. Más de un año después de que se anunciara que el deporte femenino tendría su primera competición profesional, y por tanto estaría al nivel de LaLiga y ACB, las jugadoras siguen sin ver consumada la promesa. El CSD espera a que los equipos aprueben unos estatutos sin votos en contra y las discrepancias por los derechos audiovisuales ralentizan cualquier operación. El riesgo está en que 2022 pueda comenzar con impagos entre los clubes más humildes.
Las últimas semanas parecían claves. De hecho, hubo quien dio por cerrado el acuerdo entre todos los clubes. La realidad es que ha pasado el tiempo y la situación no ha cambiado. No hay novedades, tal y como trasladan frecuentemente fuentes de la negociación a este periódico. Y tampoco hay fecha límite para que se alcance ese punto común entre los participantes. Cuando parece que el conflicto de los derechos audiovisuales puede acabar, todo queda en la nada. Ese es el frente que impide la unanimidad entre las entidades.
Miquel Iceta, ministro de Cultura y Deportes, aseguró el pasado octubre que "va a haber fútbol profesional femenino, o por acuerdo o por decisión". Sin embargo, sigue sin haber acuerdo y la decisión del Gobierno no ha llegado. El Partido Popular, de hecho, anunció el registro de una Proposición No de Ley para que el CSD "apruebe de manera urgente la propuesta de Estatutos de la nueva Liga de Fútbol Profesional Femenino". Unos estatutos que, a la vista de los acontecimientos, no contarían con el apoyo de Real Madrid, Barça y Athletic tal y como criticaron desde la ACFF.
Esta falta de acuerdo afecta tanto a clubes como a jugadoras. A los clubes porque, tras romperse el acuerdo con MediaPro, no tienen manera de obtener ingresos por derechos audiovisuales para sustentar los equipos. Y, sin liga profesional constituida, tampoco pueden recibir la inversión prometida por el CSD. De esta manera, y en plena crisis por la Covid-19, hay más de un club que corre el riesgo de no poder afrontar los contratos con sus jugadoras. Los impagos, como reconocen a este periódico, darían pie a la convocatoria de una huelga completamente justificada.
Por si fuera poco, el ambiente de las últimas semanas no ha favorecido un acuerdo. Y es que, pese a intentar tener independencia, el fútbol femenino sigue influenciado por el masculino. Los clubes de LaLiga, recientemente, han vivido un conflicto por el acuerdo económico con CVC. Athletic, FC Barcelona y Real Madrid se opusieron y han acudido a los tribunales. Y los tres, también unidos, son los que discrepan con el resto de clubes de la liga femenina. La tensión es notable y llegar a un acuerdo en 2021 sería el mejor regalo de Navidad. De no alcanzarlo, el inicio de 2022 será complicado y pondrá a las jugadoras al borde de una huelga.
La promesa del 2020
La llegada de la pandemia del coronavirus ha variado ligeramente la concepción del tiempo. Sin embargo, mirando al calendario, se puede comprobar cómo fue el pasado septiembre de 2020 cuando Irene Lozano, por entonces presidenta del Consejo Superior de Deportes, se convirtió en la encargada de realizar un anuncio histórico: la creación de una Liga de Fútbol Profesional en categoría femenina.
"Cuento con todas vosotras. Lo merecéis", festejó en redes sociales la que fuera Secretaria de Estado para el Deporte. Comenzaba entonces un proceso repleto de dudas donde había que lograr un acuerdo conjunto. Porque esa siempre fue una de las prioridades del Gobierno, o al menos así lo transmitían: sacar adelante una liga con el respaldo de todo el sector. Los problemas, un año después, son evidentes.
Una vez hecho el anuncio, el fútbol femenino iniciaba un proceso con diferentes fases. Primero había que ver quién se iba a encargar de organizar la competición hasta que se constituyera una nueva asociación de clubes, luego cómo sería la nueva liga y, sobre todo, qué requisitos debían cumplir los participantes. El CSD, entonces, trasladó un cuestionario a todos los actores del fútbol femenino para conocer su idea de liga profesional. Un envío que se produjo en enero y que fue de los pocos movimientos que se realizaron.
Las elecciones en la Comunidad de Madrid, en marzo, llevaron a Irene Lozano a dejar el CSD -le sustituyó José Manuel Franco- para entrar en la Asamblea. Su último acto, visto por muchos como un gesto únicamente político, fue presentar la Liga Ellas junto a algunas jugadoras y con la entonces vicepresidenta Carmen Clavo.
El cambio en el organismo también obligó a dejar un tiempo de adaptación al nuevo líder. Luego llegó una nueva ola de la Covid-19 y en verano se produjeron los Juegos Olímpicos. Mucho trabajo que finalmente llevó a la liga profesional a un segundo plano. Pasó el verano, comenzó la temporada y la incógnita continuó. Todo hasta la fecha, cuando apenas ha habido avances.
Por el momento, se sabe que el Gobierno sigue asegurando que la nueva liga profesional se constituirá. Y quieren hacerlo con consenso. Sin embargo, a poco de finalizar 2021, y con un sector del fútbol muy inestable tras la crisis por el acuerdo de LaLiga con CVC, el acuerdo sigue sin llegar. Hay quien habla de pacto inminente. Otros lo ven imposible. Y las jugadoras, mientras tanto, continúan a la espera con la amenaza de huelga sobre la mesa.
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