El mundo del deporte camina hacia una revolución necesaria para mantener la fidelidad de sus aficionados, conseguir mayores audiencias y, en definitiva, aumentar los ingresos que soporten un sector acostumbrado a manejar grandes cifras que por culpa de la pandemia de la Covid-19 ha sufrido un duro varapalo. La NBA, referencia mundial, ya ha cerrado la inclusión de un nuevo torneo y sigue los pasos de otras grandes organizaciones.
La mejor liga de baloncesto del planeta, aunque todavía no es oficial, está a punto de alcanzar un acuerdo con jugadores y franquicias para crear un torneo inédito en la NBA. Este se desarrollaría antes de Navidad e iría desde una fase de grupos hasta partidos de cuartos, semifinales y final. Los partidos de la liga regular se reducirían mínimamente de 82 a 78, pero los jugadores ganadores del torneo recibirían 1 millón de dólares de recompensa y se podrían negociar más incentivos para el resto de participantes.
Un cambio en el que se venía trabajando desde hace tiempo, pero que en 2022 se espera que vea la luz si no hay modificaciones en la actitud de las partes. El dinero, como habitualmente, es el que ayudará a alcanzar un acuerdo: la recompensa del millón para jugadores y el aumento de ingresos por patrocinios y televisión para las franquicias. Un impulso clave determinado por el reciente frenazo de las dos últimas temporadas.
El baloncesto, sin embargo, no es la única disciplina que ha entendido la necesidad de cambiar su sector. El fútbol, líder entre los aficionados europeos, es quien pugna por esa transición en busca de nuevos ingresos. La creación el pasado abril de la Superliga Europea es el mayor ejemplo. La nueva competición, actualmente defendida por Real Madrid, Fútbol Club Barcelona y Juventus de Turín, nació en busca de aumentar los ingresos y cambiar los formatos actuales para volver a ganarse el apoyo del espectador.
La idea fue rechazada por la UEFA con el inicio del posterior conflicto. Y, desde la organización de Aleksander Ceferin, se apostó por aprobar un nuevo formato de la Champions League que entrará en vigor en 2024, además de dejar en el aire la posibilidad de que se establezca una especie de Final Four que permita establecer una semana en una misma sede con el fútbol como generador de ingresos.
A pesar de las polémicas, una organización histórica como la FIFA ha marcado el camino a seguir. El ente que lidera Gianni Infantino quiere sacar adelante un Mundial cada dos años que aumentará considerablemente los ingresos. Además, también se ha relacionado al organismo con la posibilidad de crear una especie de Superliga Mundial y hasta una competición similar para el fútbol africano.
La economía, como en el resto de los casos, es el detonante. "Expertos independientes nos han aconsejado que el cambio a una Copa Mundial de la FIFA bienal proporcionaría unos ingresos adicionales combinados de 4.400 millones de dólares en el primer ciclo de cuatro años, y estos fondos se distribuirían entre nuestras 211 asociaciones miembro", detalló Infantino en una reunión con el resto de federaciones.
Hasta el motor se suma
La Fórmula 1, otro de los eventos deportivos de mayor proyección mundial, también ha adelantado a esta última temporada algunos cambios como las nuevas clasificaciones. Un formato novedoso, para muchos polémico, pero que busca aumentar la tensión entre los aficionados y la competitividad en los diferentes pilotos. Las ya conocidas clasificaciones al sprint se preveían como fijas para 2022, pero la organización sorprendiendo incluyéndolas en el curso 2021. "El formato está diseñado para aumentar la acción en pista y atraer a los aficionados de manera innovadora", indicaron.
Esta modificación se sumará al nuevo reglamento que pretende marcar un antes y un después en la igualdad del Gran Circo y que se aplazó por los efectos económicos de la Covid-19. MotoGP, la otra gran competición del motor, también ha previsto el Mundial más largo de su historia para 2022 si la pandemia no vuelve a trastocar los planes de la organización.
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